Este lunes de tarde en el Paraninfo de la Universidad de la República, el expresidente José Mujica brindó un discurso durante la conferencia “Hacer futuro”, en la que compartió mesa con el rector de la Universidad, Rodrigo Arim, y la presidenta de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), Sandra Goulart Almeida.
Dirigiéndose a los jóvenes de varios países de América del Sur por medio de streaming, Mujica comenzó recordando cómo vivieron los países de la región la pandemia por covid-19. “Nuestra América puso el 30% de los muertos por covid y cada gobierno salió como pudo a conseguir lo que podía”, expresó, y señaló que a pesar de que había varios países del continente con capacidad para producir las vacunas, el conocimiento para hacerlas era privado. “La gente se estaba muriendo y no pudimos saltar y tener una excepción ante la gravedad de la situación”, indicó.
En esa línea, cuestionó que los cancilleres sudamericanos no se reunieron ni siquiera virtualmente para elaborar un “planteo continental” a las farmacéuticas. “Cada gobierno hizo lo que pudo, unos más y unos menos; se firmaron contratos secretos, no se podía saber ni cuánto costaban, había que firmar que no iba a haber reclamos… y no nos pudimos juntar para defendernos. Eso habla de la crisis de cultura colaborativa que tenemos en este continente”, lamentó.
Y continuó: “Soy un anciano que les viene a rogar por el porvenir a los jóvenes de este continente, que asuman la causa de juntar nuestros intereses para poder defendernos. Hay que recrear una cultura que no nos van a regalar jamás: el desarrollo. El desarrollo lo tenemos que arrancar de nosotros mismos”, planteó.
Para Mujica, la realidad de esta época tiene una “ventaja” formidable con la que no se contaba antes, marcada por el avance de la tecnología; sin embargo, a los jóvenes les toca enfrentar la “incertidumbre” que implica el cambio climático.
“Nunca la humanidad tuvo tanta fuerza y tanto conocimiento, es decir, esta civilización tiene contradicciones y los jóvenes se pueden atolondrar, se pueden confundir y eludir los desafíos, pero hay que saber que nadie nos va a regalar nada, que dependemos de nosotros mismos”, dijo. Advirtió que “los jóvenes se pueden escapar de su época con una pantallita y perderse en mundos imaginarios, o pueden fanatizarse en un club de fútbol o con un artista, o pueden meterse en la sociedad de consumo y confundir ser con tener y vivir para comprar cosas nuevas. Se pueden evadir de su tiempo todo lo que puedan, pero su tiempo está allí”.
“No me miro nunca en el espejo, salvo cuando me voy a afeitar; me asustan las arrugas y las mataduras, pero me siento feliz porque el viejo no traicionó al gurí que tenía adentro. Algún día serán viejos… corren el peligro de traicionarse, pero a su vez los humanos somos los únicos bichos que tienen un cierto margen de incidir en el propio rumbo de su vida; no es matématico, se pueden pasar toda su vida pagando cuotas y creyendo que eso es el progreso y la felicidad, o pueden gastar una parte del tiempo de su vida para intentar rescatar lo mejor de este mundo e intentar dejarles a los que van a venir después de ustedes algo mejor que lo que les tocó vivir. Esa es una opción de conciencia”, reflexionó.
Así, para Mujica, es hora de “planteos continentales” que sean impulsados por los jóvenes universitarios y trabajadores para enfrentar los poderes internacionales: “Nos tenemos que juntar todo lo posible para defendernos, porque es casi una ley de la especie humana: los débiles se tienen que juntar para ser fuertes”.
A su entender, una de las causas de la falta de integración es que todas las iniciativas en esa dirección han partido de la academia y del Estado, pero nunca del pueblo, y “lo que no tiene pueblo atrás no será”. “Por eso estamos convocando a las nuevas generaciones: no cometan la misma gilada nuestra. Estos temas hay que popularizarlos abajo, el pueblo tiene que entender para atender y después hay que crear una mística encima. ¿Por qué? Porque lo primero que tenemos que entender es que los humanos somos unos bichos que tenemos la capacidad de transformar las ideas en sentimiento y, cuando se transforman en sentimiento, es cuando toman fuerza”.
Al final de su discurso, expresó: “Es hermoso tener una causa para vivir. Yo sé que hay mucha gente que no se hace esta pregunta: ¿tiene sentido la vida?”. Concluyó que hay que gastar “un poco de tiempo del milagro de nuestra existencia en causas superiores como esta, luchar desesperadamente para necesidades desarrolladas que nos permitan soñar que nuestros hijos, nuestros descendientes, van a ser mejores que nosotros y van a tener más esperanza que nosotros, aunque mal no sea para bien morir”.
La actividad fue convocada por la AUGM, la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas, el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra; y recibió el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina y del Centro de Formación para la Integración Regional.
La ALADI y la falta de reciprocidad
Mujica criticó que el comercio entre los países sudamericanos sea “miserable” y que a pesar de haberse creado la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), no hay "voluntad política de darle pelota”, sino que fue inventada para “tenerla ahí, como descargando nuestra conciencia”. Sin embargo, también reconoció que en parte se debe a que “ser gobierno” es estar ocupado en los “problemas inmediatos”.
Observó que para el comercio exterior en la región no ha habido “reciprocidad”. “Cada país tiene una aduana con una biblia, todas las biblias son distintas, no nos podemos poner de acuerdo de tener una biblia común de exigencias. No aprendimos a negociar con nuestras monedas [...] y tener a los bancos centrales para que hagan el arbitraje para facilitar el comercio”, se quejó.
También se refirió a la explotación de litio en Argentina, Chile y Bolivia. “Serán capaces de juntarse los tres o o cuatro países de América que tienen litio y hacer un acuerdo para poner condiciones comunes para tratar de vender el trabajo latinoamericano calificado: vender menos litio en bruto y vender más baterías hechas en América?¿O nos estaremos pisando la manguera?”, preguntó.