El lunes la Mesa Política del Frente Amplio (FA) saludó el proceso de recolección de firmas para habilitar el plebiscito sobre seguridad social impulsado por el PIT-CNT, que alcanzó más de 430.000 adhesiones. En entrevista con la diaria, el presidente del FA, Fernando Pereira, expresó su “respeto y admiración” por la capacidad de movilización de la central sindical y advirtió que las organizaciones sociales son “la palanca que empuja los cambios” en las sociedades. Llamó a un debate respetuoso, marcó sus diferencias con la propuesta plebiscitaria y pidió no “dramatizar” sobre las diferencias internas en la coalición de izquierda.
¿Qué diferencias ves entre el proceso de recolección de firmas de la ley de urgente consideración (LUC) y el del plebiscito de la seguridad social?
Yo soy de los que creen que este tipo de acciones, a las que obviamente respeto mucho, requieren niveles de unidad muy amplios para la segunda etapa, que es la aprobación del plebiscito o del referéndum. Una diferencia sustancial entre el referéndum de la LUC y este plebiscito es que el referéndum contaba con amplios consensos políticos y sociales de la izquierda uruguaya y eso posibilitó juntar 800.000 firmas en pandemia. En el caso del plebiscito de la seguridad social, hubo una parte de la izquierda que no compartió este proceso y una parte que sí, y el movimiento social tuvo dificultades públicas, entonces, ahí hay un problema. La segunda diferencia: resulta que hoy, después de la juntada de firmas, el debate prosigue, entonces no se ha logrado un consenso político y social de la magnitud que se requiere para construir mayorías firmes que posibiliten que estas cuestiones finalmente se consoliden. Y eso requiere debate político, porque no es tan sólo una diferencia sobre la utilización del instrumento, que puede ser, también. Si un instrumento plebiscitario complejiza una elección en la que la izquierda -y el pueblo uruguayo, fundamentalmente- se juega mucho... pero acá hay diferencias de fondo, sobre si este proceso debería ser plebiscitario o debería ser un proceso que fuera acompañado de un diálogo social profundo con empresarios, trabajadores, jubilados, académicos, organizaciones internacionales como la OIT (Organización Internacional del Trabajo) u otras, y los partidos políticos. Y pensar la protección social en su conjunto, no aspectos aislados de la protección social como pueden ser la jubilación mínima o la edad jubilatoria o el ahorro individual, sino pensar la niñez y las situaciones de pobreza, el sistema de cuidados, los cambios en el mundo del trabajo, cómo se colocan políticas compensatorias para que los trabajadores informales tengan aportaciones a la seguridad social, cuáles son las diversas fuentes de financiamiento que puede tener. Esto es un proceso mucho más amplio de debate que requiere muchos más acuerdos políticos y sociales, pero que después es altamente duradero. Entonces tengo la impresión de que el camino que había elegido el Frente Amplio era un camino adecuado. En función de que hay diferencias en este caso con la forma del proceso de transformación, hay diferencias de fondo con relación a cómo hay que operativizar las medidas que plantea el PIT-CNT. Cuando no hay consensos amplios, siempre es una dificultad para el pueblo, y ahí yo veo un problema importante. Pero hay que resolverlo, y creo que el pueblo uruguayo cuando se pone a decidir, decide, y nada más sabio que un pueblo decidiendo. El Frente Amplio tiene que asumir que va a haber posiciones diversas al seno de su organización y que la libertad de acción nos permitió convivir durante todo este tiempo de recolección de firmas de forma adecuada, y cada cual pudo dar su opinión y recolectar o no firmas, armar un puestito o no, y eso creo que fue una decisión acertada. Ahora hay que ver si se prosigue el mismo camino.
¿Habría que seguir entonces por el camino de la libertad de acción en esta etapa también?
Para mí sí, sin duda, es lo más sano para el Frente Amplio. Hay que discutirlo, procesarlo, no puede ser una cosa imperativa, pero me parece que es el camino más adecuado, porque nos permite convivir. La izquierda es la unidad en la diversidad, y es fácil convivir cuando esa diversidad es pequeña; siempre el desafío es convivir cuando hay una diversidad mayor, una diferencia mayor. Acá hay una diferencia mayor entre quienes sostienen que esta es la reforma y los que creen que estos cambios constitucionales generarían dificultades importantes de tipo económico. Este es un debate profundo que requiere intercambiar dentro de la izquierda y con el movimiento social de forma respetuosa. No es respetuoso decir, como dice (el precandidato nacionalista Álvaro) Delgado, que los trabajadores quieren confiscar la plata de los trabajadores. Eso es tocar la parte conservadora que todos llevamos dentro. Nos imaginamos que nos van a tocar la cuenta, pero la realidad es que la mayoría de las personas que están afiliadas a una AFAP a la hora de tener una prestación no llegan a 5.000 pesos, entonces eso es un problema de fondo que el FA tiene que abordar, y lo tiene que abordar para mejorar la prestación. Hay un conjunto de temas que para mí son hijos de un buen diálogo social, pero los compañeros entendieron que el camino era el de recolectar firmas e ir a un plebiscito en respuesta a una muy mala ley del gobierno, y juntaron 400.000 firmas. Eso a mí me merece respeto y admiración.
Por supuesto que la libertad es para utilizarla, pero tendríamos que llamarnos todos a la responsabilidad de tener un diálogo adecuado, aun en la diferencia, con las organizaciones de la sociedad, porque luego son la palanca que empuja los cambios. Cuando hay organizaciones sociales que empujan cambios, los países promueven cambios mucho más profundos que cuando hay organizaciones muy débiles o que no tienen ningún empuje. Entonces no se trata tan sólo de un problema puntual vinculado a diferencias en un proyecto vinculado a la seguridad social, se trata de cómo la izquierda construye futuro en unidad y cómo construye un bloque social y político de los cambios, que no quiere decir perder la independencia, pero sí quiere decir tener en cuenta a la sociedad para provocar los cambios que la izquierda tiene en su programa. Y obvio que si hay un movimiento sindical con la fortaleza que hoy tiene el PIT-CNT, para la izquierda mucho mejor, si hay un movimiento cooperativo que se mueve con fortaleza, para la izquierda mucho mejor, si el estudiantado se fortalece, si las organizaciones civiles vinculadas a distintas temáticas -derechos humanos, medioambiente- generan condiciones para empujar, mucho mejor, porque los cambios de fondo que promueve la izquierda son hijos de la movilización social.
El FA propone el diálogo social. No es una propuesta tan concreta como la del plebiscito, que le dice a la gente que se va a volver a jubilar a los 60 años, que va a pasar a tener una jubilación mínima equiparada con el salario mínimo. ¿Los sectores del FA que están en contra de la propuesta plebiscitaria ven esto como un problema a la hora de salir a debatir con quienes están a favor?
Es que el programa propone un diálogo que sería la forma, pero también habla de qué temas quiere tratar dentro de ese diálogo, sin dar posiciones finalistas, porque si no, no sería un diálogo, pero insinúa hacia dónde quiere ir y lo insinúa con claridad. Yo te diría que es la parte del programa que tiene mayor claridad de qué va a hacer el FA si llega el gobierno. Luego claramente lo que quiere es someterlo a un escrutinio social y político, es decir, a construir mayorías que den solidez a los cambios. El programa refiere a los temas concretos del mundo del trabajo, del cambio tecnológico, de la informalidad. El tema es que las reformas profundas y que duran más tiempo son aquellas que tienen más consensos en la sociedad. En la medida en que vos lográs una transformación con amplios consensos, esa transformación dura mucho tiempo. Por ejemplo, el Plan Ceibal podría pensarse que era una entelequia, pero se transformó en un plan educativo que permitió que Uruguay tuviera la menor brecha educativa de toda América Latina durante la pandemia, y es que finalmente habíamos construido un cambio tan sólido, tan consensuado en la sociedad, que nadie se animaría a tocarlo. Entonces, cuando uno hace cambios de esta magnitud con tan amplios acuerdos, lo que logra es certezas. Y el FA tiene que dar certezas. El programa del FA particularmente en esta área mira los trabajadores de la informalidad. La transformación del PIT-CNT, que es muy seria, está hablando de los trabajadores formales, pero con la uberización del trabajo, los trabajadores informales, los cuentapropistas, cada vez son más.
Los rivales
» Andrés Ojeda. “Ha hecho hasta ahora una campaña más grande que todo el FA junto, y es un candidato menor del Partido Colorado, de un partido que marca entre 6% y 7% en las encuestas. Lo que están gastando en precampaña es increíble, y en la medida en que no hay una ley de financiamiento de partidos políticos, y que no hay una aclaración respecto de dónde se sacan los fondos para las internas, claramente hay una desventaja económica de la campaña del Frente Amplio con respecto al Partido Colorado y al Partido Nacional.
» Álvaro Delgado. “Me parece que Delgado está obsesionado con el Frente Amplio. Dijo (Rodolfo) Nin Novoa en la inauguración del Congreso que el Partido Nacional tiene un enorme complejo con los gobiernos del Frente Amplio, ¿y a qué se refiere? A que uno puede recordar los gobiernos de Tabaré Vázquez y de Mujica por el Plan Ceibal, por las operaciones de ojos, por el cambio de la matriz energética, porque invirtió como nunca en educación, porque colocó los recursos para la descentralización universitaria, porque hizo el Antel Arena, porque al Sodre que era un agujero lo transformó en un auditorio, porque los salarios crecieron 60%, porque los salarios de las maestras se duplicaron... Y si quisiéramos decir los motivos principales por los que se recordaría el gobierno de Lacalle podría ser el de la atención a la pandemia, pero luego todos los recuerdos que van a quedar de este gobierno son negativos. Y esto acompleja al candidato. Un candidato que acaba de terminar de gobernar dice ‘tenemos que mejorar la seguridad’. ¿Y por qué no lo hiciste? Dice ‘tenemos que construir más viviendas’, porque obviamente todo lo que prometieron a los uruguayos de resolver los temas de los asentamientos quedó en titulares. Entonces, Delgado tiene muchos problemas, aunque subestimar a Delgado sería una tontería que el Frente Amplio no va a cometer”.
Algunos analistas evalúan que la discusión sobre el plebiscito de la seguridad social va a afectar negativamente al FA en la campaña electoral rumbo a las nacionales, ¿qué te parece? Algunos precandidatos oficialistas ya están diciendo que la iniciativa confiscaría los ahorros de la gente y señalando que una parte del FA promueve esta propuesta.
Tienen ganas de rearmar el tren fantasma del Parque Rodó para generar una fantasía nueva de que el FA es tal o cual cosa, pero la gente ya no se asusta más con la araña del viejo tren fantasma. Entiendo que hay una contradicción en el seno del pueblo, entiendo que hay una diferencia sobre cómo procesar este tema, pero también entiendo que hay madurez en la izquierda como para que la victoria electoral no se ponga en riesgo por ninguna circunstancia, porque de eso depende la calidad de vida de los uruguayos y uruguayas, de eso depende que haya políticas de crecimiento y de estímulo a las cadenas productivas, que haya inversión en educación, en salud. O sea, limitar un temario de campaña a un único tema parece inadmisible para la izquierda o para cualquiera. Yo entiendo que los analistas piensen eso, pero ya muchas veces he sentido que había cosas que eran imposibles. Cuando la LUC, los informes que nos llegaban de los analistas decían que era difícil que la recolección de firmas superara el 12% o el 13%, y no porque nos quisieran engañar, porque era el estado de situación de ese momento. Y la gente cambia la realidad, la movilización popular cambia la realidad, y no sólo llegamos al 25% sino que lo superamos. Entonces, ¿qué te quiero decir con esto? El FA hoy está en inmejorables condiciones de ganar la elección. ¿Esto quiere decir que está ganada? Desde ningún punto de vista. Cómo vamos a procesar el debate en seguridad social es totalmente central, pero el FA debería centrar su defensa en su programa, y eso requiere miles de militantes transmitiéndolo.
La decisión del FA respecto al plebiscito de Ciudadanos dejó a algunos sectores molestos -la Vertiente Artiguista incluso sacó un comunicado público-. ¿Qué evaluación hacés de lo que sucedió en ese caso? ¿Considerás, como dijo el senador de Asamblea Uruguay José Carlos Mahía en entrevista con la diaria, que habría que revisar la estructura del FA?
Estas son construcciones estatutarias que han permitido la unidad durante 53 años, y lo cierto es que los que votamos ir al plebiscito, entre los que me incluyo, colocamos una cantidad de argumentos muy sólidos, y los que votaron que este no era el momento, colocaron una cantidad de argumentos muy sólidos. No es cierto que hubo un solo argumento fuerte y que lo demás fue un acto de necedad. Después yo puedo pensar que mis argumentos tenían mayor solidez en el sentido de que era una oportunidad de ampliar el abanico de partidos y líderes que apoyaban una propuesta de este tipo, pero el debate también es hijo de una desprolijidad de Ciudadanos. Ciudadanos larga un plebiscito con el que no consultó ni siquiera con sus socios de partidos, o sea, no había ningún otro sector del Partido Colorado que lo apoyara. Nosotros agarramos el tema a partir de que para el FA es una prioridad colocada en el programa evitar los acomodos, ya no sólo en las intendencias, sino en todos los organismos del Estado, pero también somos conscientes de que es prioritario que el FA gane la elección. Cuántos plebiscitos aguanta una elección nacional es difícil de saber, ya dos parecen mucho. Luego, si hay una mayoría para ir al plebiscito y una minoría mayor a un tercio (a favor de no ir), este es el estatuto que nos hemos dado para buscar acuerdos. Tal vez lo que nos faltó fue más tiempo como para buscar ese acuerdo, tuvimos que hacer esta discusión corriendo, pero no hay que generar dramatismo; muchas veces en la historia las cosas demoran un tiempo mayor; si hay que esperar cinco años más, no es que el mundo se vaya a caer.
¿Qué tiene que hacer el Frente Amplio ahora? Trabajar afinadamente para construir consensos sociales que permitan que ese 72% que marca la Usina de Percepción Ciudadana que estaría de acuerdo con que la gente entrara por concurso o por sorteo se solidifique luego en el voto. Hay una diferencia entre la opinión y el voto concreto, que luego está condicionado por los mismos que dan los cargos, por amenazas veladas.
Pero la unidad también es ser tolerante, este tema hay que darlo por terminado en esta etapa y luego revivirlo para construir una mayoría social y política que logre, a través de la vía parlamentaria o a través de la vía constitucional, instalar un límite a hombres y mujeres que son elegidos para ser intendentes pero que se transforman en los dueños del pueblo y que hacen lo que quieren con los trabajadores.
Creo que el FA en este tiempo en el que yo estoy demostró que puede laudar la mayoría de los temas, pero que también hay que tener cuidado de no colocar temas que nos dividan o no tratar temas a una velocidad que el FA no puede procesar. Porque yo entiendo que Ciudadanos lo pueda resolver en dos horas, pero porque lo resuelve Robert Silva y dos más; el FA consulta a miles de frenteamplistas para tomar una decisión de este tipo.
Puntos a favor del FA para ganar la elección, según Pereira
“El primero: tiene un programa único y una orientación de hacia dónde quiere llevar el país en todas las materias. Segundo: candidatos muy potentes. Y todos habiendo aceptado conformar la fórmula, con lo cual probablemente se conforme una fórmula muy potente. Y en tercer lugar, una red de militantes que ningún partido tiene, una red de decenas de miles de uruguayos y uruguayas que están dispuestos a trabajar para el FA. Nosotros nos planteamos hace cerca de tres años que el FA llegara con una intención de voto de 40% a este momento y llegamos con una intención de voto superior al 43%, en promedio de todas las encuestas. Bueno, esto nos genera un piso de partida muy importante. En el medio hay algunos obstáculos, como hemos discutido, pero el FA los va a saber sortear”.
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