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Foto: Juan Andrés Pardo

Paysandú: hitos históricos de la ciudad heroica

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La ciudad modelo industrial, la capital del artiguismo, la que resistió firme a la dictadura, y la que hoy muchos visualizan como ciudad universitaria, cumple 161 años.

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Durante junio se conmemora un nuevo aniversario de la declaración de Paysandú como ciudad, hecho que se oficializó a partir de un decreto del 8 de junio de 1863, firmado por el entonces presidente Bernardo Prudencio Berro.

La fecha de fundación de la ciudad de Paysandú es un tema discutido desde hace años. Se puede hablar de un proceso fundacional (que se remonta a 1756) cuando guaraníes provenientes de la misión jesuítica de San Borja levantaron un puesto de cueros, un puerto y los primeros caseríos. La zona donde hoy se encuentra Paysandú estaba ubicada dentro de la Gobernación de Yapeyú. Se declaró oficialmente ciudad el 8 de junio de 1863 bajo el mandato del presidente Bernardo Berro.

El nombre deriva de la isla ubicada frente a la ciudad conocida como “Y-Paúzando”, pese a que muchos años atrás hubo quienes se refirieron a la presunta existencia de un padre “Sandú” que adoctrinaba indígenas de la zona, teoría que fue desmentida por la mayoría de los historiadores, entre ellos el cura de origen sanducero Baldomero Vidal.

Bajo el mandato del primer jefe político, Basilio Pinilla, se produjo el primer gran impulso al desarrollo de Paysandú. Durante ese período se hizo el trazado de la ciudad y comenzaron a erigirse edificios y espacios públicos que han trascendido por más de un siglo, como la basílica, la jefatura y el teatro Florencio Sánchez (originalmente llamado Progreso). En ese primer impulso desarrollista que vivió Paysandú hubo una presencia muy activa de inmigrantes de origen europeo que llegaron a la ciudad, como por ejemplo en materia de arquitectura, los hermanos suizo-italiano Francisco y Bernardo Poncini.

Se puede decir que por aquellos tiempos, a mediados del siglo XIX, la ciudad comenzó a vivir una primera etapa industrial con base en la instalación de los primeros saladeros sobre la margen del río Uruguay.

Otro acontecimiento importante (aunque más sobre inicios del siglo XX que sobre fines del siglo XIX) fue la llegada del ferrocarril. A raíz de la extensión de las vías y del inminente paso de los trenes, fueron naciendo nuevos pueblos y parajes en el departamento de Paysandú, proceso este que se suscitó a lo largo y ancho del territorio nacional. Durante años el ferrocarril marcó el desarrollo de la ciudad y del interior departamental con un impacto muy beneficioso, tanto por el transporte de pasajeros como por el intenso movimiento comercial que su paso propiciaba.

El impulso desarrollista de Pinilla se vería obstaculizado por el sitio perpetrado por Venancio Flores junto con brasileños y argentinos, conflicto bélico del que Pinilla no llegó a ser partícipe ya que, por causas naturales, el jefe político falleció poco tiempo antes de la invasión del ejército aliado. El destino quiso entonces que desde Montevideo el gobierno de Berro encomendara a Leandro Gómez viajar a la ciudad del litoral para hacerse cargo de organizar la Defensa de Paysandú, que duró 33 días y le dio definitivamente el título de “heroica” a la ciudad por las características del episodio (1.000 combatientes contra 12.000 aliados, y diferencias abismales en preparación y armamento de guerra). Pero si bien no con las mismas características que esta gesta, años antes, Paysandú ya había sido sitiada en dos ocasiones.

En las primeras rebeliones de los orientales, allá por 1811, la guarnición patriota ofreció resistencia a los portugueses que lograron vencer la defensa, y en 1846, durante la Guerra Grande, cuando Fructuoso Rivera tomó la ciudad tras violentos combates, aunque en los meses siguientes fue recuperada por las tropas del gobierno del Cerrito, lideradas por Ignacio Oribe.

En los primeros años del siglo XX se produjo el boom industrial con la instalación de grandes curtiembres, aceiteras, ingenio azucarero, textil, laminado decorativo, citrícolas y otras, como la cervecería, dando surgimiento a la primera cerveza fabricada en el interior del país (Norteña) y, pocos años después, una fiesta (Semana de la Cerveza) que hoy ya tiene más de 50 ediciones.

Es para destacar en este período la llegada de una nueva ola de inmigrantes europeos que fueron pieza fundamental en el desarrollo de Paysandú, fomentando fuertemente la actividad ganadera y lechera, particularmente en localidades del interior departamental.

Pese al decaimiento del sector –profundizado a partir de las décadas de 1980 y 1990–, la producción industrial de Paysandú continúa aportando un considerable caudal de divisas a Uruguay y se complementa con la actividad comercial, en la que tiene su sostén diario la mayoría de sus habitantes.

Otro hecho destacable es que Paysandú ha sido tradicionalmente un centro de referencia nacional en materia de cooperativismo. Es el departamento con mayor cantidad de cooperativas de todo tipo, entre ellas, la única cooperativa de transporte interdepartamental (Copay).

Destacamos también la figura del padre Humberto Meriggi, forjador de las primeras cooperativas y sindicatos agrícolas del país.

Huelga General y resistencia a la dictadura

En junio de 1973, cuando se dio el golpe de Estado perpetrado por Juan María Bordaberry y los militares, los trabajadores en todo el país se declararon en Huelga General ocupando fábricas y lugares de trabajo, en un episodio que duró 15 días, pero que en el caso de Paysandú duró un día más.

Los sanduceros tienen un apego muy fuerte con el pasado industrial, lo cual se ve hasta el día de hoy muy marcado y presente en una sociedad mucho más integrada y posiblemente menos clasista que cualquier otra ciudad del país. Se trata de un pueblo con una identidad obrera y fabril muy persistente hasta estos días. Esa lucha obrera se masificó y en gran medida atravesó a amplios sectores de la sociedad por aquellos años, en los que miles de sanduceros ocuparon las fábricas y lugares de trabajo, pero también otros tantos se solidarizaron con la causa y asistieron con alimentos y recursos a quienes se atrincheraron en sus centros de trabajo.

Por aquellos tiempos hubo además marchas que fueron fuertemente reprimidas por la dictadura. Quienes participaron en esas movilizaciones recuerdan que el 9 y el 12 de julio fueron los días más tensos. La plaza Constitución fue el epicentro de los hechos: con bombas lacrimógenas y balas, los militares reprimieron a miles de personas que se concentraron en ese lugar y se dispersaron por 18 de Julio y Florida. También hay quienes recuerdan aquellos días en los que el padre Gabino Paulo abría las puertas de la basílica para dar refugio a los manifestantes y, mientras eso ocurría, les gritaba a los represores: “Fuera de aquí, milicos hijos de puta, esta es la casa de Dios”, registro este que se puede leer en el libro del profesor Gonzalo Alsina sobre la Huelga General en Paysandú.

Otro hecho destacable en este sentido es que Paysandú fue el departamento donde hubo un porcentaje mayor de rechazo a la reforma propuesta por los militares en el plebiscito de 1980. Los dictadores buscaban crear un régimen constitucional que legitimara su gobierno, y desde la “heroica” el rechazo fue muy amplio (65% contra 39%).

De cara al futuro

En la actualidad, gran parte del territorio del departamento está dedicado al pastoreo de ganado vacuno y ovino, la agricultura cerealera, cítricos, hortalizas y vinos. Siguen siendo importantes la cría de aves de corral, la apicultura y la actividad lechera, así como la actividad portuaria y el desarrollo de la industria forestal.

Además, Paysandú cuenta con un polo educativo, tecnológico y universitario que en los últimos años se ha disparado, permitiendo a miles de sanduceros y jóvenes de otros puntos del país desarrollar en esta ciudad su formación profesional.

Por estos días ya se han iniciado las obras para la construcción del Campus Universitario (no exento de polémicas), que de alguna manera confirman un rumbo en el que amplios sectores de la sociedad sanducera parecen estar convencidos.

Hay quienes señalan que cerca de 10.000 estudiantes ya están cursando diversas carreras y cursos que ofrecen la Universidad de la República, la UTU y la Universidad Tecnológica. Esos 10.000 estudiantes representan casi el 10% de la población total del departamento.

Quizá ese sea el camino, pero hay un detalle. Hay un punto de discordia que la sociedad sanducera no parece cerrar porque todavía hay resabios del viejo pasado de gloria industrial. Existen seres nostálgicos que añoran volver a aquellos tiempos lejanos. Otros, quizá en menor grado, tímidamente señalan la importancia de abrir juego a otras actividades, como el turismo, o planificar el paso hacia la consolidación de un polo tecnológico.

En medio de una discusión que parece no tener fin, surge otro dato que arroja una cruda realidad: Paysandú es hoy el departamento con la mayor tasa de desempleo (12,9%), dato que se desprende del último informe de “Mercado de trabajo por área geográfica de residencia” elaborado por el Instituto Nacional de Estadística.

Quizá con la incertidumbre de no saber bien adónde conducirán los caminos, lo cierto es que los habitantes de este rincón del mundo tienen cimientos firmes a partir de un pasado que forjó un espíritu sanducero, un sentido de identidad y pertenencia que, más allá de todo, identifica a una comunidad entera y que innegablemente puede significar una herramienta clave para desenredar un nudo que lleva ya varias décadas.

Capital del artiguismo

Paysandú es considerada la capital del artiguismo, porque estos suelos fueron elegidos por el jefe de los orientales para gobernar la Liga Federal. De hecho, historiadores y antropólogos han determinado que las ruinas de Purificación se encuentran siete kilómetros al norte de la Meseta de Artigas. Existen rincones de la ciudad en los que el prócer dejó su huella. Por ejemplo, el obelisco ubicado en la zona costera de la ciudad, donde algunos han señalado que en 1811 Artigas cruzó el río y llegó a este lugar de la entonces Banda Oriental para liderar la rebelión independentista. Otro lugar importante es donde se encontraba la iglesia vieja (actualmente funciona allí la Oficina de Turismo): allí Dámaso Antonio Larrañaga entrevistó a Artigas, registro este que quedó testimoniado en su Diario de viaje de Montevideo a Paysandú.

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