Reunidas en la Torre Ejecutiva, el pasado jueves autoridades del Ministerio de Desarrollo Social, la Administración de los Servicios de Salud del Estado y el Ministerio del Interior, en diálogo con el presidente de la República, ultimaron detalles para la entrada en vigencia de la ley de internación involuntaria. En este escenario, la nueva norma, aprobada de forma definitiva el pasado mayo, empezará a aplicarse el próximo domingo. Al respecto, la ONG El Abrojo –que se dedica, tal como indica en su página web, al “desarrollo de procesos de autonomía creciente y transformaciones creativas en la sociedad”– llamó a no “vender medidas salvadoras” con la puesta en marcha de este mecanismo.
“Las medidas asistenciales de segundo y tercer nivel son necesarias para ampliar y diversificar la oferta que cubra las necesidades de las personas. En eso estamos totalmente de acuerdo”, aclaró El Abrojo en un comunicado. Sin embargo, remarcó que “la salud no se cura extirpando un tumor que nuestra propia sociedad consumista, acelerada y desigual cultivó con tanto esmero”.
En el mensaje la organización apuntó que tanto la propia internación compulsiva como los centros de salud mental y “la abstinencia del consumo de drogas como estrategia de cuidado” son “medidas y estrategias válidas cuando son aplicadas y entendidas desde una perspectiva de salud pública y respeto de los derechos humanos”.
En ese sentido, la comunicación aclaró que cuando se habla de salud pública se debe hacer referencia al “acceso universal”, por lo tanto, debe comprenderse “la capacidad de atender y llegar a toda la población”. En tanto, cuando se subraya la importancia de los derechos humanos, esto tiene que ver con “concebir a la persona, al sujeto, a poder mirarla/o y entender como un/a igual con todas sus diferencias”, explicó en el mensaje la organización.
“El primer paso para sanar y sanarnos es poder ver, reconocer y aceptar de dónde viene lo que nos pasa, tanto a nivel individual como colectivo”, reflexionó la ONG. En la misma línea, consideró que “las medidas paliativas son necesarias para calmar el dolor y son muy válidas en ese sentido, pero que eso no nos inhabilite a entender lo que los síntomas, tanto en nuestro cuerpo como en nuestra sociedad, nos están mostrando”.