Ingresá

Erika Hoffman y Gerardo Caetano en el homenaje a Juan Pablo Terra.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

“Estamos muy en deuda” con la figura de Juan Pablo Terra, dijo Gerardo Caetano en homenaje por los 100 años del político

6 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El Instituto que lleva su nombre pretende “traer al presente el pensamiento y la obra comprometida de Terra”, un “radical en el sentido más genuino de la palabra raíz”.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

En la apertura del homenaje con motivo de cumplirse cien años del nacimiento de Juan Pablo Terra, denominado “Legado y compromiso”, Pablo Martínez Bengochea, integrante del Instituto Juan Pablo Terra (IJPT) anunció que desde el equipo buscan “mantener vivo el humanismo cristiano de Terra”, y destacó que el homenajeado tenía una fuerte preocupación por la situación social especialmente de “los más desposeídos”, acompañado de la convicción de que “las verdaderas transformaciones son las que se hacen a través de la democracia”.

“Mística, desarrollo y revolución”

Gerardo Caetano, historiador y politólogo, expresó que la figura de Terra reunía en su visión política una doctrina que mezclaba: “mística, desarrollo y revolución”.

Para hablar de Terra, Martínez Bengochea detalló cuatro pilares de sus estrategias transformadoras, entre ellos, la prioridad por las familias más pobres del país y en particular las que tienen niños. El segundo pilar era lo que Terra denominaba “el ideal democrático y comunitario” para transformar la realidad, el tercero, reivindicar la transformación de la acción política democrática como el “único verdadero camino” para construir más democracia y más comunidad, y por último, “la mística al servicio del ser humano concreto”, como una motivación para la acción que hoy en día desde el IJPT toman como motor para difundir su legado.

Terra se recibió de arquitecto en 1950, pero es reconocido por ser una personalidad influyente de la sociología y padre de la sociología aplicada. Según palabras del IJPT, debemos recordarlo, por sobre todo, como un “líder visionario y un militante incansable”. Era una persona de valores humanistas cristianos que tenía una profunda inquietud por mejorar la vida de sus compatriotas.

El contador Enrique Iglesias, exministro de Relaciones Exteriores, fue secretario de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE) en la década del 60, y un gran amigo de Terra. Iglesias destacó el “deseo y la convicción de transformar los principios de su fe en acciones y beneficios concretos para el pueblo uruguayo”, y especificó que su objetivo era “mejorar la calidad de la política y el bienestar de los y las uruguayas, para que permitiera realmente construir un país mejor y humanamente responsable”.

Iglesias reivindicó que “le debemos mucho de lo que somos”, y se refirió a la incidencia que tuvo en los aportes que realizó sobre variables sociales y en la política económica del país.

El bien común

Por su parte, Salvador Schelotto, arquitecto y docente, uno de los expositores del homenaje, reconoció la grandeza de Terra: “En plenos años sesenta, cuando América Latina se debatía entre dos grandes corrientes, autoritarias y revolucionarias, en medio de la tensión de países como Chile y Venezuela, Juan Pablo Terra, un diputado de un pequeño partido minoritario del Uruguay [Partido Demócrata Cristiano, PDC], llegó a ser un referente central de la democracia cristiana en latinoamérica”.

Terra se inspiró en las ideas del sacerdote francés Louis Joseph Lebret, fundador del movimiento “Economía y Humanismo”, a quien conoció en 1947 para transformarse en su discípulo. A partir del pensamiento de Lebret, tuvo la visión de que la arquitectura y las ciencias sociales podían transformar la sociedad.

Caetano declaró que antes de recibirse de arquitecto, Terra “ya era un militante social e intelectual”, y se refirió a los Equipos del Bien Común que cofundó en 1947, y que tenían como finalidad mejorar la calidad de vida de Uruguay. El historiador expresó que el concepto de “bien común define a Terra a la perfección”.

Terra lideró investigaciones significativas desde el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), que presidió hasta 1972. En 1963 finalizó la destacada obra Situación económica y social del Uruguay rural, que durante muchos años fue una referencia para el conocimiento de la estructura rural de Uruguay.

Caetano dijo que en una época en la que se desconocía la sociedad uruguaya, el rol de Terra como investigador fue “decisivo y destacado”, y lo definió “sin dudas como uno de los fundadores de la sociología más profesional del Uruguay”.

“Terra tenía una mirada profética de la realidad”

Terra coordinó el área de Vivienda y Desarrollo Urbano en la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE), como corresponsable de la compatibilización de planes y propuestas.

Como parlamentario del PDC, fue redactor principal de la Ley Nacional de Vivienda (13.728). Los expositores, Caetano y Schelotto, resaltaron su papel central en relación al cooperativismo y particularmente en el área de vivienda. Caetano aseguró que “fue una figura clave en la experiencia revolucionaria de la CIDE”.

El arquitecto expresó que los aportes del investigador conformaron los “cimientos” de lo que es hoy la política pública, la institucionalidad, la política de vivienda y hábitat del Uruguay, que continúan “plenamente vigentes”. “Terra tenía una mirada profética de la realidad, no sólo porque tenía una base científica, sino porque también la denunció y actuaba para transformarla”, indicó Schelotto.

Luego señaló que la definición del artículo 7 de “familia” que redactó Terra dentro de la ley era “extremadamente moderna” y agregó que es una noción que se mantiene vigente hoy en día. El arquitecto la reconoció como “un modelo para las políticas sociales”, ya que tuvo en cuenta las transformaciones sociales y culturales, y la diversidad de arreglos familiares.

Por su parte, Ana Cerutti, psicomotricista, investigadora y docente, lo recordó como “una persona con un pensamiento y una acción humanista sin fisuras”. La psicomotricista expresó que Terra tenía un fuerte compromiso “con su país y con sus niños” que se reflejaba en su trabajo académico.

Cerutti señaló la primera investigación poblacional que se realizó en Uruguay en 1989, que UNICEF le encargó a Terra, en la que se pusieron en práctica “metodologías innovadoras” dentro del ámbito del Claeh.

Afirmó que Terra investigó a “los niños pobres en el Uruguay actual, las condiciones de vida, desnutrición y retraso psicomotor”, y el resultado evidenció las consecuencias que tenía en las infancias nacer en un contexto de pobreza. Terra denominó a esto: “infantilización de la pobreza”, término que hoy en día se sigue utilizando. Cerutti manifestó que los resultados arrojaron cifras “alarmantes”, y el sociólogo planteó esta preocupación en el parlamento.

En tanto, Mabel Hopenhaym, economista, coautora de la publicación Infancia y políticas públicas junto con Terra, recordó a su amigo como un investigador “riguroso, meticuloso y eficiente”. Hopenhaym hizo alusión a la “incansable búsqueda por un entendimiento de la realidad, siempre al servicio de la transformación social, la lucha por la equidad, la justicia y en particular por la infancia pobre”.

Caetano advirtió que “Terra es la prueba de que a los profetas en el Uruguay les va mal”, e hizo referencia a la investigación que realizó sobre pobreza infantil como “ejemplar y profética” ya que logró identificar y anticipar problemáticas que emergieron postdictadura, y “siguen entre nosotros”.

El Frente Amplio no hubiera sido tan amplio sin él

Como parlamentario Terra fue uno de los fundadores del Frente Amplio [FA]. Caetano insistió en ese rol y su incidencia incluso antes de la existencia de la fuerza política.

Además, destacó que desde el primer momento estuvo la idea de que, más allá de la resistencia, era necesario crear “una cultura de gobierno en la que tenía que caber mucho mundo, y en donde no existían liderazgos encarnados”. El historiador destacó que como demócrata cristiano tenía la “capacidad” de convocar a la unidad política de las izquierdas.

El 23 de junio de 1968, Terra, como líder del PDC, realizó una convocatoria televisiva en la que promovía la creación de un “Frente Amplio sin exclusiones”, que se constituiría como partido finalmente el 5 de febrero de 1971.

Terra fue electo senador por el Frente Amplio en noviembre de 1971, y presentó un proyecto de ley en mayo de 1973 para la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo: “Ley de pueblos y ciudades”. Según Schelotto, esta propuesta fue “anticipatoria” para la creación del ministerio en los años 90 y para la ley de ordenamiento territorial y de desarrollo sostenible de 2008.

En 1982, en los último años de la dictadura, Terra propuso el voto en blanco durante las elecciones internas de los partidos políticos.

“Era radical en el sentido más genuino de la palabra raíz”

Caetano reconoció a Terra como un “dirigente político”, y señaló que lo caracterizaba una “multidimensionalidad que es difícil encontrar en una figura”. También destacó que logró hacer una “transversalización” entre todas sus facetas: arquitecto, sociólogo, constructor de instituciones, articulador del movimiento social, dirigente político, y cristiano.

En política, Terra tenía “una visión doctrinaria entre mística, desarrollo y revolución”, y Caetano lamentó el poco reconocimiento. Como político e investigador, Terra tenía claro que la política “no se hacía sólo desde el Parlamento”, sino que debía incorporar movilización social, afirmó.

Por su parte, Schelotto sostuvo que fue “una voz de denuncia en el Parlamento, una voz de defensa de la democracia y de enfrentamiento a la ley de seguridad del Estado, de denuncia de la acción de las fuerzas represivas”.

Caetano también rescató al referirse a la dictadura en un período siniestro de la vida de nuestro país que Terra “estuvo dentro de polémicas muy duras y asumió posturas muy controversiales y valientes”, advirtió. Y agregó: “Era radical en el sentido más genuino de la palabra raíz”.

Juan Pablo Terra falleció el 13 de setiembre de 1991, con 67 años, por una mala praxis. Los expositores lamentaron su muerte “temprana e injusta”.

Para cerrar el homenaje, Caetano manifestó que siente un “enorme respeto intelectual” por Terra, y declaró que como país “estamos muy en deuda” con la figura del militante. El historiador mantuvo la esperanza de que hoy, cien años después de su nacimiento, todavía estemos a tiempo “para reparar esa deuda”. Concluyó que “la mejor manera de hacerlo es volviendo a sus textos y a sus reflexiones, muchas de enorme vigencia”.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura