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Guillermo Tolosa, nuevo presidente del Banco Central del Uruguay.

Foto: Alessandro Maradei

Guillermo Tolosa asumió la presidencia del BCU y dijo que el objetivo para este período es que la inflación se ubique por debajo de la meta del 4,5%

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El economista advirtió sobre “una nueva era de incertidumbre donde el espectro de riesgo se ha multiplicado” por lo que “dar certezas es cada vez más importante”.

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En su discurso en el marco de su asunción a la presidencia del Banco Central del Uruguay (BCU), este lunes, el economista uruguayo Guillermo Tolosa comenzó agradeciendo al presidente Yamandú Orsi y al ministro de Economía, Gabriel Oddone, por tomar la decisión de designarlo basados en la formación y la experiencia que posee. En sus palabras, el suyo es “un nombramiento que seguramente no estaba en los pronósticos”.

“Asumo la presidencia del Banco Central en una nueva era, una era muy distinta a la que me formé y en la que trabajé. Una era en que aquellos eventos que creíamos enterrados en el libro de historia irrumpen en escena nuevamente”, reflexionó. Y mencionó: “Desórdenes fiscales serios en países avanzados, proteccionismo, pandemias, guerras prolongadas, donde además son inquietantes nuevas tendencias como cambios tecnológicos, que además de oportunidades traen daños potenciales, cambios demográficos que se aceleran como nunca antes, eventos climáticos que se intensifican, en definitiva, una nueva era de incertidumbre donde el espectro de riesgo se ha multiplicado”.

En ese sentido, consideró que en este escenario de “incertidumbre” “dar certezas es cada vez más importante, es cada vez más necesario”, y el BCU tiene “un mandato fundamental para aprobar certezas. Es fundamental estar extremadamente atento y redoblar esfuerzos”. “No hay margen alguno para titubeos, para desprolijidades que agreguen aún más ruido. Sin previsibilidad, no hay inversión, no hay contrataciones; con miedo a la incertidumbre, no hay energía que se libere para que los uruguayos puedan perseguir sus aspiraciones, sus proyectos”, consideró.

Sobre las certezas que debe dar la institución financiera, destacó la necesidad de mantener una inflación baja: “Cada punto vale para proteger el poder adquisitivo, el bolsillo, el bienestar de los uruguayos, sobre todo el de los más vulnerables. Uruguay es un país de costo de vida alto y, por lo tanto, debemos trabajar denodadamente para que no se continúe encareciendo”.

En concreto, indicó que la política del banco se centrará en continuar “con el régimen de metas de inflación, con tasas de interés como herramienta central y un tipo de cambio que fluctúa”, y destacó que en Uruguay, “después de décadas de inflación de dos y tres dígitos, en los últimos años, ha sido particularmente baja para nuestra historia, pero es todavía alta o algo alta en la comparativa internacional, y todavía estamos en una etapa en que las expectativas de inflación del mercado, que son bajas históricamente, siguen sin converger a la meta de 4,5% del Banco Central y el régimen monetario está todavía en construcción, con andamios”.

El esfuerzo para alcanzar una inflación baja en el último tiempo, según Tolosa, “ha recaído también desproporcionadamente sobre los sectores expuestos al comercio internacional, ya sea el exportador o el que compite con las importaciones, que son sectores que en muchos casos generan empleo formal de calidad que aprovechan la inversión extranjera que introduce nuevas tecnologías, innovación, conocimiento, sectores clave para levantar la productividad y el crecimiento potencial de nuestra economía”.

No obstante, el país se encuentra cerca de la meta, dijo. “Ahora debemos transitar esa última milla, como dicen en Estados Unidos; ese último tirón para que la inflación esté dentro de estándares internacionales y tener un régimen monetario maduro. Debemos, en una primera etapa, lograr una inflación que converja de forma decisiva a la meta actual de 4,5%”.

“Conforme progresamos en esta agenda, nuestra intención durante este periodo de gobierno es que la meta sea reducida más allá del 4,5%, que todavía es alta en la comparación internacional, para tener resultados aún más potentes en términos de costo de vida, de costo de crédito, de la competitividad. Cada punto vale, cada décima vale”, planteó.

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