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Conferencia de Walter Cervini acompañado de los diputados de la coalición opositora, durante la interpelación al ministro Edgardo Ortuño.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Las dos primeras interpelaciones: entre la “polarización afectiva” y la incorporación de Cabildo Abierto a la “política tradicional”

5 minutos de lectura
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Para Eduardo Bottinelli, la “estridencia” es una estrategia parlamentaria para ganar visibilidad; según Daniel Buquet, refleja una “polarización” con “intolerancia” y “rechazo” a otras “identidades políticas”

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Van casi seis meses del gobierno de Yamandú Orsi y varias cosas han pasado. Entre ellas, el 13 de mayo falleció el expresidente José Mujica, y durante su caravana fúnebre el secretario de Presidencia de la República, Alejandro Sánchez, anunció la compra de más de 4.000 hectáreas de campo, por 32 millones de dólares, por parte del Instituto Nacional de Colonización (INC) en Florida. Ya en julio, concretamente el 18, el propio Sánchez encabezó una conferencia de prensa en la que se anunció la cancelación del proyecto Neptuno y la modificación de su contrato, para construir otro conjunto de obras que abastezcan de agua potable el área metropolitana.

Luego de citaciones a comisión e intercambios mediáticos marcando la negativa sobre estas decisiones, la respuesta formal de la oposición llegó en el mes de agosto, cuando llevaron adelante dos interpelaciones. El 13 de agosto el Senado recibió al ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, y al INC, por la compra de los padrones que conforman la estancia María Dolores. En tanto, el 19 de agosto, la Cámara de Representantes recibió al ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, y a las autoridades de OSE para encarar las diferencias generadas en relación con cuál debe ser la solución para el suministro de agua potable para el área metropolitana.

El politólogo Daniel Buquet, consultado por la diaria, reconoció que es “inusual” que en el “arranque de un gobierno” se susciten “dos interpelaciones seguidas”. De acuerdo con su lectura, y más allá de los temas en cuestión, el académico considera que la motivación se vincula a la necesidad de “posicionamiento político” de algunos actores. En esta línea, señaló que en los “partidos derrotados” en las elecciones nacionales aún persiste “una fuerte controversia interna”, que puede empujar a este tipo de acciones.

En el mismo sentido, la politóloga Camila Zeballos dijo a la diaria Radio que como parte de la oposición “no termina de procesar la autocrítica”, la existencia de una “pugna por liderazgo” ha llevado a que se “vayan construyendo perfiles políticos y personalismos políticos”, uno de ellos, el miembro interpelante de Fratti, el senador Sebastián da Silva.

Según Buquet, este arranque con “acento en el conflicto” puede ser, incluso, una “reacción automática” a la falta de un rumbo preciso de algunos sectores de la oposición. Asimismo, consideró que este perfil de “conflicto” también podría estar “inspirado en el bajo nivel de aprobación del presidente” en comparación a anteriores mandatarios en el mismo momento del período de gobierno, lo que genera una visión de “debilidad”.

Eduardo Bottinelli, sociólogo y director de la consultora Factum, recordó a la diaria que originalmente la herramienta de la interpelación busca que el Poder Legislativo ejerza “control” sobre el Poder Ejecutivo y que este último “rinda cuentas”. Sin embargo, reconoció que el uso del instrumento sirve, y muchas veces tiene como objetivo, intentar “colocar temas en la agenda pública”.

Para el especialista, en estos casos en particular, aparece la “búsqueda permanente de estar marcando agenda” por parte de la oposición, dejando así al gobierno “un poco atrapado”. Más allá del resultado positivo que pueda generar esta dinámica en los partidos que están fuera del poder, Bottinelli advirtió sobre el “riesgo de desgaste” de la herramienta ante una alta “frecuencia” de su utilización.

El Senado y sus dolores

Pasando raya, Buquet consideró que la oposición no quedó “en una posición gloriosa” en ninguna de las interpelaciones. Indicó que esto se puede medir en el “traslado” de los temas a la opinión pública y en el “posicionamiento” de los actores involucrados en la interpelación, en la que, a su entender, no quedó evidenciada la “ventaja de los interpelantes”: el senador nacionalista Da Silva y el diputado colorado Walter Cervini.

En el caso de la interpelación a Fratti, Bottinelli remarcó que lo que se pueda haber dicho al respecto de la compra de María Dolores quedó “totalmente opacado” por los hechos sucedidos entre Da Silva y Viera que dieron lugar al abrupto fin de la sesión. Según el sociólogo, esto se puede observar en la “agenda de los días posteriores”.

En el mismo sentido, Buquet reconoció que “quizás [Pedro] Bordaberry hizo una excelente interpelación basada en argumentos jurídicos”, pero “nadie se enteró” porque la polémica sucedida “lo dejó por debajo”. Bottinelli marcó que incluso durante la interpelación, en los portales y en redes sociales, el contenido destacado se vinculaba a frases “polémicas” y no a elementos de fondo relacionados a la interpelación.

Para el director de Factum, este contenido es el que les “genera tráfico” a los portales y a las cuentas de redes sociales, dado que permite “traer gente que está fuera de la burbuja política”. Como la “estridencia funciona”, su utilización en el Parlamento es también “una estrategia para generar visibilidad afuera”, destacó el sociólogo, analizando el tono de la interpelación. “Estamos en un momento en el que esa salida de tono, esas estridencias generan notoriedad y posicionan figuras”, sintetizó.

En ese escenario, Buquet reconoció la existencia de “un proceso de polarización” que, a su entender, afecta, por lo menos, a todo el mundo occidental. “El conflicto político se exacerba de modo que las posiciones, pensando entre dos bloques, se vuelven cada vez más distantes”, analizó. Esta polarización, en principio “ideológica”, toma en este tiempo, según el politólogo, el carácter de “polarización afectiva”.

Buquet explicó que las diferencias se marcan en “cómo se valora a las personas” que pertenecen al otro grupo político, sea desde la derecha a la izquierda, sea desde la izquierda a la derecha, o incluso simplemente a “otras identidades” políticas. “Se vuelve una forma de intolerancia y de rechazo hacia el otro”, aseguró.

“Para alguien que no está informado de lo que está pasando en el Parlamento, todo lo que está viendo es que los políticos se pasan peleando entre ellos”, sacó en limpio Bottinelli. Asimismo, aseguró que los episodios de “fuerte confrontación” no son nuevos, aunque distinguió que lo ocurrido entre Da Silva y Viera, y el posterior pedido mutuo de aplicación del artículo 115 de la Constitución de la República, marca “una ruptura un poco mayor” a las que se habían sucedido en el último tiempo. Estos episodios afectan las “confianzas políticas y personales”, destacó el sociólogo.

Diputados y la diversidad

A diferencia de lo que sucedió en la interpelación sobre María Dolores, Bottinelli destacó que a “la mañana siguiente” a la interpelación a Ortuño se habló del tema en cuestión. En ese sentido, destacó como llamativo que las mociones de dos de los partidos con menos bancas en la cámara –Cabildo Abierto (CA) e Identidad Soberana (IS)– hayan sido las que consiguieron más votos.

Concretamente, la de CA fue la única que consiguió la mayoría, tras lograr el apoyo del oficialismo. Según Bottinelli, esto reafirma “el peso” que han ganado los dos votos del partido en la cámara baja. Para Buquet, las bancas cabildantes están manejando un “criterio político” y frente a cada votación evalúan “de qué lado vale más” su apoyo.

A propósito, aseguró que se puede decir que el partido liderado por Guido Manini Ríos “abandonó la idea de diferenciarse de la política tradicional en general”, como había marcado en su primera etapa. Desde esa posición, y a diferencia de IS, Buquet aseguró que CA vota con lo que está de “acuerdo”, pero cuando hay un tema que “no le importa mucho” busca negociar.

“Sabe que sus votos valen mucho y se va a posicionar como un partido que siempre va a ser la llave”, comentó Zeballos. También reconoció que más allá de que no siempre van a acordar con el gobierno, los cabildantes les “están cobrando cuentas de la legislatura pasada”, y del gobierno de coalición, a sus exsocios de gobierno.

Esta posición, según Buquet, hace que para el oficialismo los cabildantes sean “más accesibles” para negociar, por ejemplo, con miras al “terreno presupuestal”. De acuerdo con Buquet, otra ventana de negociación del gobierno en Diputados son “algunos intendentes blancos” que “desean tener una buena relación” con él y están directamente “vinculados” con los diputados de su departamento.

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