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Roberto Salvatella.

Foto: Federico Gutiérrez

Bajó la incidencia del dengue en la región, pero esa y otras enfermedades transmitidas por el Aedes aegypti siguen presentes

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Experto de la OPS aconseja “hacer refractario el ambiente a la reproducción y establecimiento del mosquito”

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En 2016 se registraron en las Américas 2.178.929 casos de dengue; en 2017 fueron menos, 581.207, pero la proporción de casos graves fue superior a la de los dos años anteriores, detalla la alerta epidemiológica sobre dengue emitida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el 21 de noviembre. El descenso se mantiene en lo que va de 2018: hasta el 4 de noviembre se han reportado 446.150 casos en la región, que provocaron 240 muertes. “Cíclicamente bajó, no se sabe por qué. Se sabe que tiene oscilaciones en cuanto a la incidencia de casos; quizás sea que se alcanzó un determinado umbral de gente que ha sufrido la infección y es refractaria, puede ser algo en la transmisión del mosquito, no se sabe”, explicó en diálogo con la diaria Roberto Salvatella, asesor en enfermedades transmisibles de OPS Uruguay.

El dato no es una invitación a bajar la guardia contra el Aedes aegypti –mosquito transmisor de dengue, pero también de zika y de chikungunya–, sino justamente a mantener y aumentar los esfuerzos para eliminar los criaderos. Con ese fin esta semana se conmemora en Uruguay la Semana de Acción contra los Mosquitos, que promueve la OPS con el apoyo del Ministerio de Salud Pública (MSP), y por eso desde hoy hasta el viernes se desarrollará la feria “Activate contra el mosquito” en la explanada de la Intendencia de Montevideo, que presentará experiencias de diferentes puntos del país.

“Para esta temporada, como siempre, hay que hacer refractario el ambiente a la reproducción y establecimiento del mosquito: el Aedes aegypti no se reproduce en estanques naturales sino en recipientes humanos en desuso, fundamentalmente, o en uso y que acumulen agua y ahí se completa el ciclo. Eso dentro de nuestra casa o en el espacio periférico, en el peridomicilio, supone el riesgo de la presencia del mosquito y por tanto de transmisión del virus”, alertó Salvatella.

Uruguay logró erradicar el Aedes aegypti en 1956, pero en 1997 volvió, y lo hizo para quedarse. Salvatella explica que, en comparación con lo que ocurría hace 60 años, ahora son muchos más los envases de plástico y los neumáticos en desuso, que acumulan agua y en cuyas paredes se crían los huevos de esta especie. Por eso ya no se piensa que sea posible volver a erradicar el mosquito, pero se apuesta a su control.

“Tenemos que preparar nuestro ambiente para hacerlo lo más refractario posible a la presencia del Aedes aegypti”, recomendó Salvatella, y a eso sugirió sumarle “toda la protección personal”, es decir utilizar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo (sobre todo por la mañana y de tardecita), colocar mosquiteros, usar repelentes autorizados por el MSP (recomendó “no improvisar en ese sentido” con soluciones caseras), porque todo eso redundará en menos riesgo.

Uruguay tuvo un brote de dengue en 2016, cuando se confirmaron 17 casos autóctonos; desde entonces no se repitió la transmisión autóctona, algo que sí ocurrió en Argentina, en Brasil y en Paraguay, evaluó Salvatella. El especialista valoró que en ello incide una “combinación de factores”: “No es el país más visitado, no tenemos intercambio de personas o mercadería como Argentina o Brasil, por ejemplo; nuestro clima no es el más adecuado, tiene un invierno que le establece una diapausa, un período de latencia al ciclo del mosquito, pero si comparamos con otras realidades tenemos un medioambiente mucho más ordenado y con muchas menos posibilidades en cuanto a la cría del mosquito, por más defectos que le podamos encontrar, y hay una vigilancia que detectó el Aedes aegypti en 1997, muchísimo antes de que se detectara un caso de dengue. O sea que se han hecho cosas de control que han tenido consecuencias”.

En cuanto a los síntomas, dengue, chikungunya y zika comparten los estados febriles con repercusión general, pero Salvatella comentó que cada enfermedad tiene sus características propias e implica distintos riesgos. De todos modos, subrayó que “lo que tienen en común es el Aedes aegypti, por eso la importancia de centrarnos en el mosquito y de pensar en el control de ese mosquito para subsanar todos los problemas”.

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