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Personal del laboratorio ATGEN realizan hisopados para test PCR, en el Parque Rodó.

Foto: Natalia Rovira

Uruguay se prepara para el aumento de casos de covid-19 por la variante ómicron, pero no se prevé limitar las actividades

7 minutos de lectura
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El MSP mira el escenario mundial, incluso la nueva estrategia de Israel, que plantea el “modelo de contagio masivo”

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Leído por Andrés Alba.
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El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, bajó la escalera y saludó a la prensa, no con el puño, sino con la mano entera. ¿Un indicador de la vuelta a la normalidad? Con un gesto, pareció decir que sí, pero acotó: “Ómicron ya se siente en el aire”. Eso fue el 21 de diciembre y, efectivamente, ómicron estaba en el aire: según informó el miércoles el Grupo de Trabajo Interinstitucional en Vigilancia Genómica de SARS-CoV-2, 44 de las 311 muestras que recibieron los laboratorios para analizar entre el 20 y el 23 de diciembre eran de ómicron, así como la muestra de un paciente al que habían hisopado el 14 de diciembre y que tenía antecedentes de viaje, por lo que se considera que la nueva variante ingresó a Uruguay ya en la primera mitad de diciembre. En diálogo con la prensa, Salinas había informado el miércoles que ese y los siguientes días habría más de 1.200 nuevos casos –fueron 1.417 y este jueves 1.348–.

El ministro recomendó vacunarse, usar tapabocas en lugares cerrados, evitar asistir a eventos multitudinarios en espacios cerrados y mantener la higiene de manos, pero aclaró que “hay indicios de una menor gravedad y menor internación en CTI”, particularmente entre quienes recibieron las tres dosis.

El efecto de la vacunación se ve en el nivel de internación en CTI. Según publicó en Twitter en la tarde del jueves el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, Julio Pontet, de las 25 personas internadas en CTI por coronavirus, 19 no estaban vacunadas y seis sí (cuatro personas habían recibido dos dosis de Pfizer y dos, las de Sinovac). Fuentes del MSP informaron a la diaria que lo fundamental es que 50% de la población esté inmunizada con la tercera dosis, proporción que ahora se sitúa en 43%; también se buscará ampliar la vacunación con la inmunización a niños de cinco a 11 años, que comenzará el 12 de enero.

Convivir con el virus

El 21 de diciembre, el Ministerio de Salud Pública (MSP) aprobó una ordenanza con modificaciones en las indicaciones de testeo y cuarentena en la que restringe para algunas situaciones el uso de test diagnósticos de PCR –alcanza con el de antígenos– y establece que quienes tienen dos dosis y son asintomáticos no deberán hacer cuarentena mientras esperan el resultado del test (a no ser que convivan con personas con covid o integren comunidades cerradas), y que quienes recibieron las tres vacunas no tienen que hacerse test ni cuarentena en caso de ser asintomáticos (a excepción de convivientes, integrantes de comunidades cerradas o si integran brotes). Esa flexibilidad coincidió con el aumento de casos, que ahora se atribuye a ómicron, pero las fuentes del MSP aseguraron a este medio que pese a la detección de la nueva variante, no se cambiará el algoritmo. “Seguimos con las mismas medidas”, reafirmaron, señalando los cuadros clínicos leves y la escasa incidencia en hospitalización en CTI y en muertes que está mostrando tener ómicron a nivel mundial.

Considerando que se ha visto que ómicron tiene un período de incubación o de contagio más breve, según supo la diaria, el MSP está revisando los criterios de la extensión del período de aislamiento de personas asintomáticas, que hasta ahora es de diez días en Uruguay y también en Estados Unidos, cuyo Centro de Control de Enfermedades propuso, el lunes 27, reducirlo a cinco.

Entre todos los escenarios que mira el MSP también está el de Israel, que con un alto nivel de vacunación estudia cambiar su estrategia contra la covid-19 para promover un “modelo de contagio masivo” con ómicron, aprovechando que es una variante menos letal y que, a un bajo riesgo, la población puede sumar anticuerpos a los ya generados por la vacunación y la inmunización natural.

Síntomas

En diálogo con Radio Sarandí, la viróloga Pilar Moreno explicó que ómicron tiene síntomas más leves gracias al nivel de vacunación a nivel mundial y porque “esta variante replica o, en otros términos, se multiplica más en el tracto respiratorio superior que en el inferior, que es el pulmonar, entonces la enfermedad es más leve, los síntomas son más leves: es un resfrío, un dolor de garganta, fiebre”.

Susana Cabrera, médica y docente de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de la República, explicó a la diaria que ómicron fundamentalmente genera síntomas respiratorios leves, como rinitis, mientras que otros pueden pasar hasta desapercibidos. Al igual que Moreno, señaló la incidencia que ha tenido para ello, en parte, el nivel de vacunación. Añadió que se estima que no provocará tantas hospitalizaciones, casos de gravedad y muertes como lo hicieron otras variantes, aunque aclaró que “recién estamos viendo los primeros casos”. La principal diferencia con las demás variantes es lo fácil que se contagia, pero el impacto final parece ser menor, consideró.

Situación en las Américas

Según el último informe epidemiológico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la semana que abarca desde el 19 al 25 de diciembre aumentaron 50% los casos de covid-19 en la región y en más de la mitad de los países se registró un incremento de 11% de muertes. La variante ómicron se notificó en 27 países y territorios.

Con estas cifras, América es la región del mundo con mayor aumento de casos, y “el período de fiestas y vacaciones podría incrementar las cifras”, según la OPS, que como medida de prevención insiste en “acelerar la vacunación y continuar con las medidas de salud pública”. Hasta el 28 de diciembre “se han administrado más de 1.400 millones de dosis en las Américas, y 57% de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada”, sostiene el informe. Las otras medidas que se exhortan a continuar son: el uso de mascarillas bien ajustadas, el distanciamiento físico, la ventilación de los espacios interiores, evitar las aglomeraciones y mantener la higiene de manos.

Hasta el momento, el país que registró el mayor número de casos nuevos ha sido Estados Unidos, seguido por Canadá y Argentina. Por otra parte, Paraguay y Uruguay registraron aumentos, y Bolivia lidera el aumento de casos en la región andina. Colombia, Ecuador y Perú también informan de un incremento de casos, mientras que en Brasil disminuyeron.

La (in)soportable levedad

Los virus ARN, como el SARS-CoV-2, tienen la capacidad de cambiar su estructura genética para evadir el sistema inmune. Esa fue la estrategia de ómicron, que, al igual que las variantes anteriores, se las ingenió para burlar las defensas que han generado las personas, tanto naturales, por haber tenido covid-19, como por haberse vacunado. Fuentes médicas explicaron a la diaria que las variantes más letales suelen expandirse menos que las adaptadas, como la ómicron, porque el virus vive dentro de las células –humanas, en este caso– y si mata al huésped, termina desapareciendo. A la inversa, si el virus genera cuadros leves, se propaga de forma más fácil, porque esa levedad puede hacer que las personas no noten que están enfermas y lo transmitan.

Por estas horas muchos países han restringido su movilidad a causa de la circulación de ómicron. Las fuentes médicas explicaron que el impacto de esta variante está condicionado por una serie de factores que no pueden extrapolarse de un país a otro, porque incide el sistema de salud, la detección precoz de los casos, la protección que tienen personas con factores de riesgo y el esquema de vacunación que adoptó cada lugar; aclararon que el hecho de que la variante trate de evadir la respuesta de las vacunas no es lo mismo que no haber recibido ninguna dosis, porque “no necesariamente lleva a cero la efectividad vacunal”, y eso lo confirma la menor proporción de personas con dos y tres dosis que están hospitalizadas por ómicron en el mundo.

Al haber más casos, se espera que haya una mayor demanda del sistema de salud, y por eso es importante que las instituciones estén en condiciones de dar respuesta, principalmente en el primer nivel de atención, como es la atención en policlínica y en domicilio. Consultadas por la diaria, fuentes de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) aseguraron que “todo el sistema de ASSE está preparado no solamente si aumentan los casos, sino si hay complicaciones en el segundo y tercer nivel de atención”. A su vez, Carlos Cardoso, presidente de la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (mutualistas) informó que el primer nivel de atención se reforzará “a medida que aumente esta segunda ola” de covid-19, y que “está preparado para eso”.

Se supone que esta variante desplazará a otras más patógenas –como la delta, por ejemplo– y eso puede ser beneficioso, porque si bien causará un incremento de casos –lo que puede llevar a que aumenten también las hospitalizaciones–, provocará menos muertes y extenderá la inmunidad.

¿Qué pasará en 2022?

Es muy difícil predecir cuántas variantes nuevas habrá y qué olas podrán generar, pero se sabe que habrá épocas en que los casos bajen y luego aumenten. Se prevé que los países empiecen a transitar hacia un estado de endemicidad, de convivencia con el virus. Los caminos son diversos; hay quienes mantienen la intención de tener cero casos y continúan aplicando medidas de contención; otros buscan el equilibrio, de modo que la enfermedad continúe pero dentro de ciertos márgenes de control, para lo que se pone en la balanza que no se agraven otras patologías por el cierre de los servicios de salud, evitar los confinamientos, preservar la salud mental y que no se resienta la actividad económica que ponga en riesgo a las personas.

De hecho, dijeron las fuentes, Uruguay está en esa dirección más balanceada, lo que coincide con las recomendaciones que hacía el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) de no cerrar las actividades de antemano, sino sólo cuando la situación lo amerite.

Luces y sombras de 2021

A título personal y en diálogo con la diaria, Álvaro Cabana, doctor en Biofísica, exintegrante del GACH y miembro del Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de Covid-19 (Guiad), opinó que durante la primera mitad de 2021 “lo bueno fue la vacunación, lo malo fue que llegamos tarde: tuvimos algunas semanas en las que Uruguay fue el peor país en ese momento de la pandemia, con muchos casos graves, pasamos de 1.000 a 6.000 fallecidos en poco tiempo, hubo medidas para tomar que no se tomaron”. En la segunda mitad del año, dijo que se notó el efecto de la vacunación y la adhesión de la población.

Ricardo Bernardi, psiquiatra y psicoanalista, integrante de la Academia Nacional de Medicina y que también formó parte del GACH, consideró que una de las principales enseñanzas de la pandemia fue “la experiencia de trabajo de una coordinación de todos los estratos de la sociedad y del sector científico”, y citó la insistencia del excoordinador general del GACH, Rafael Radi, en planificar, tomar decisiones basadas en la evidencia, monitorear y evaluar. Dijo que expandir ese razonamiento es el principal desafío de aquí en más.

A nivel de salud mental, Bernardi señaló que durante 2020 y 2021 aumentó el uso de drogas, principalmente el “uso de psicofármacos sin prescripción médica o con prescripción médica discutible”, principalmente benzodiacepinas –tranquilizantes–, y que en segundo lugar se ubicó el incremento del consumo de alcohol. Expresó que Uruguay tiene un gran desafío en salud mental, porque la ley que se aprobó en 2017 “tiene las mejores intenciones y la peor especificación de los medios para lograr esos objetivos”, y que lo poco que especifica, como el cierre de las instituciones asilares y monovalentes, “no se está cumpliendo”. Para eso, pidió evaluar lo que se hace, así como el desarrollo de las prestaciones de psicoterapia, porque tesis de maestría y doctorado de Psicología han identificado importantes barreras de accesibilidad, principalmente por motivos económicos.

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