Sobre las siete de la tarde del jueves empezaron a llegar personas de todas las edades para reunirse en uno de los grupos de Narcóticos Anónimos, en un sótano, en el centro de Montevideo. En el salón había distintos espacios distribuidos de diversas maneras, sin un lugar estipulado para sentarse. La modalidad de participación es con bolillas: se van sacando números y el que tiene la cifra cuenta o expresa lo que siente en ese momento, y tiene cinco minutos para hacerlo.
Al encuentro de este jueves concurrieron algo más de 20 personas, que llegaron paulatinamente y con distintos logros para contarles a sus compañeros. La reunión tiene un protocolo al comienzo que consiste en leer una oración, varios puntos y algunas reglas que deben cumplir quienes compartan el espacio. Una de las más importantes es no concurrir con armas o drogas: “Vos sos bienvenido, las drogas y las armas no”, dijo a uno de los participantes quien en esta oportunidad ofició de colaborador –porque van variando–. Si hay alguna persona que el día de la reunión cumple tiempos de recuperación –30, 60 o más días sin consumo– se le entrega un llavero de determinado color, dependiendo del período; si hay alguien que asiste por primera vez, la atención se pone en colaborar con el nuevo participante.
“Queremos saber qué querés hacer con tu problema y ayudarte”, dijo uno de los oradores al comienzo, y luego el coordinador comenzó a cantar las bolillas. Nadie tuvo timidez al hablar, o al menos no se notó: todos contaron experiencias enteramente personales, privadas y dolorosas. El clima allí es de respeto, tolerancia y sobre todo empatía: “Gracias por el buen ambiente”, repitió el coordinador reiteradas veces. Una vez que los participantes empiezan a contar su experiencia el encuentro no se interrumpe.
La primera persona en hablar miraba a la nada. Dijo sentir mucha gratitud con el espacio pero también algunas “contradicciones”. “Cuando uno agradece estar, no hay lugar para otras giladas”, pero “si se te olvida, te abrumás, por eso es importante centrarse en sólo por hoy”, dijo. “Sólo por hoy” es una frase que significa mucho para Narcóticos: es la referencia a intentar dejar de consumir un día a la vez y así todos los días.
Una chica llegó tarde y justo le tocó hablar. Expresó que llevaba cuatro días sin consumir. Aun así dijo que se sentía triste, obsesionada con su salud mental y deseó que “fuera muda” para no tener que decir todo lo que le molestaba. “Miento mucho y también mentía respecto a la adicción, pero estar acá me hace sentir bien”, porque “mi mayor miedo es la soledad”, agregó.
Otro de los participantes contó que lleva dos años y siete meses “limpio” y que hoy es el cumpleaños de su hijo. “Puedo vivir cosas que antes no me imaginaba” y “puedo parar”, pero “parar bien”, porque antes “achicaba sólo cuando ya no podía más”, recordó.
75 grupos en todo el país para “ayudarse entre sí”
María Noel, coordinadora de relaciones públicas de Narcóticos Anónimos, explicó a la diaria que la asociación, sin fines de lucro, recibe a hombres y mujeres de cualquier edad que sientan que las drogas “se han convertido en un problema muy grave” en su vida. Los grupos, que se reúnen con regularidad, tienen el fin de “ayudarse entre sí a permanecer sin consumir” y se les ofrece un programa de abstinencia completa de todo tipo de drogas. El programa tiene principios “escritos en forma sencilla para que las personas puedan seguirlos sin mayores dificultades”. “No se obliga a nadie a nada, es libre, confidencial, no se necesita dinero, no hay seguimientos y quienes realizan servicios [para la asociación] lo hacen de forma voluntaria”, sostuvo.
“Hoy paro de consumir, mañana voy a una reunión y así sucesivamente se logran períodos de abstinencia muy grandes”, comentó María Noel. Puso como ejemplo que hay personas con 20, 30 o más años sin consumo que siguen asistiendo a las reuniones. De hecho, en la asociación hay “padrinos” y “madrinas”, una figura que se les recomienda a los nuevos ingresos para tener una guía en los momentos difíciles y también como una compañía diaria con la cual comunicarse.
Narcóticos Anónimos está presente en más de 145 países y tiene más de 76.000 reuniones semanales. Durante la pandemia, se implementaron los encuentros virtuales y hoy ocurren más de 37.000 reuniones en línea por semana en todo el mundo. La organización surgió en 1953 en el sur de California, Estados Unidos, y luego de 1983, cuando se publicó el primer texto básico escrito por los propios adictos, el crecimiento se aceleró.
Llegó a Uruguay el 27 de noviembre de 1990. Ese día fue la primera reunión, en la iglesia de los Padres Dominicos, “gracias al padre Lucas del Valle, la primera persona que confió en que los adictos podían recuperarse”, expresó María Noel.
Con los años los grupos se extendieron y en la actualidad hay 75 en todo el país. Este domingo el primer grupo de la organización cumple 32 años y lo celebrará con una actividad libre y gratuita para compartir e informar en el Centro de Choferes, a partir de las 10.00.
Narcóticos Anónimos cuenta con dos teléfonos de atención que están disponibles las 24 horas del día: 2901 3282 y 091 841 584 son los medios de comunicación para “adictos buscando ayuda” y para familiares con una situación cercana.