Eduardo Katz, el director del área de Salud Mental de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), este jueves en una entrevista en Informativo Sarandí se refirió a los motivos de las derivaciones de los médicos generales y de familia a los equipos de salud mental e hizo algunas precisiones sobre qué tan acertados son los pases a quienes llegan a la consulta con determinadas “angustias”.
Concretamente, Katz dijo que “cada diez personas que van a un equipo de salud mental, cuatro no deberían concurrir” y para evitarlo “hay que capacitar al primer nivel de atención, algo en lo que ASSE está trabajando” porque los usuarios llegan al psiquiatra porque “el médico general o de familia les hizo un pase”. “A mí me parece muy bien si realmente lo necesita” pero “una disrupción de pareja, la pérdida de un empleo o un problema con un vecino por el color de pared de un edificio” son “angustias” que “las personas deberían aprender a manejarlas” y son situaciones que los médicos generales y de familia “tendrían que poder abordar de forma eficiente para que el usuario no vaya a un psiquiatra de forma innecesaria”, agregó.
Faltan condiciones
Consultado por la diaria, Artigas Pouy, el presidente de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay (SPU), sostuvo que en la actualidad el primer nivel “no está capacitado” para lidiar con las situaciones vinculadas a la salud mental. Agregó que esa capacitación es una reivindicación “de larga data” de la SUP en la que el Ministerio de Salud Pública ha trabajado, “incluso antes” de la gestión actual del área de salud mental de ASSE.
Pouy consideró que lo pertinente es difundir que “si alguien está sufriendo debe consultar” porque “es el sistema de salud el que debe acomodarse para recibir las demandas que existen”. “No se trata de decir que las angustias deberían poder resolverse, hay gente que puede [resolverlas] y gente que no porque el mismo dolor que para uno es sumamente tolerable, para otro no lo es”, sostuvo.
Por otra parte, el presidente de la SUP manifestó que las derivaciones “son la herramienta que los médicos generales y de familia tienen por el momento” porque “no cuentan con equipos de recepción en puerta de emergencia” que incluyan a especialistas, como asistentes sociales y psicólogos, que además trabajen con derivaciones rápidas en los casos que amerite. De existir, “estos equipos podrían captar muchas demandas”, añadió.
Por su parte, Clara Niz, médica y docente de la Cátedra de Medicina Familiar y Comunitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), manifestó que “hay determinadas situaciones estresantes, entre ellas, las mencionadas por Katz”, para las cuales los médicos de familia “tienen competencia para actuar y acompañar esos procesos” y que, en principio, “no [le] consta que médicos y médicas de familia deriven” por los motivos que mencionó el director de salud mental, afirmó.
Sin embargo, si bien desde la medicina familiar “se pueden resolver también otras situaciones, por ejemplo, de ansiedad de duelo”, entre otras, “no todo depende del profesional que recibe al usuario”, ya que “algunas situaciones requieren abordaje multidisciplinario” y hay “otros recursos que pueden contribuir significativamente a resolver los problemas que a veces no están a disposición”, agregó Niz.
A veces las patologías de salud mental “requieren atención en equipo y tiempo” que en ocasiones “no está disponible” en el ámbito policlínico del prestador público. Sobre posibles soluciones desde la consulta, agregó que “recién ahora los médicos de familia pueden indicar determinados fármacos” para la salud mental para los que hasta hace poco tiempo no tenían autorización. “Se necesitan más médicos de familia con equipos y con un sistema que esté preparado y con herramientas que les permitan abordar las situaciones”, apuntó.
Aún así, indicó que “algunas veces la situación requiere derivaciones” luego de que el médico de familia realiza la valoración inicial. Las angustias no son “un problema de hoy”, son cosas con un trasfondo “más serio”.