Alquimia Posada Spa es el punto de inicio de Camino a Tiatucura, una innovadora propuesta con la que Paysandú contará a partir del otoño venidero. Se trata de una ruta turística de peregrinaje que el visitante podrá recorrer a pie, en bicicleta o en vehículo, y que incluye diferentes localidades rurales del sureste del departamento en las que las mujeres “embajadoras” serán las anfitrionas de lujo.
La propuesta surgió durante la pandemia por impulso de Gloria Duarte y Janet Lasaga, responsables de Alquimia Spa. A fines de 2020, el Ministerio de Turismo (a través de la Unidad de Género), en conjunto con el Ministerio de Ganadería, convocó a emprendimientos turísticos rurales focalizados específicamente en mujeres.
En esa oportunidad, Gloria y Janet postularon el Camino a Tiatucura, una de las propuestas seleccionadas por aquel llamado. Con el financiamiento otorgado por el premio, las emprendedoras comenzaron a trabajar en la puesta a punto del circuito, proceso en el que recibieron apoyo técnico de Ministerio de Turismo y la Dirección de Turismo de la Intendencia de Paysandú.
Un recorrido por pequeños pagos de Paysandú
Para Paysandú e incluso para Uruguay, el diseño y la implementación de este circuito implican la consolidación de un atractivo e innovador producto, ya que hasta el momento no existen en el país propuestas de rutas turísticas con estas características.
Para Gloria Duarte, el objetivo de Camino a Tiatucura, “fundamentalmente tiene que ver con poder brindar una posibilidad de generar un complemento económico a las mujeres rurales que habitan en la zona y, a su vez, que ellas puedan difundir y contar sobre las actividades que realizan y los productos que elaboran y comercializan”.
En este sentido, el circuito ofrece diversas experiencias que van desde alojarse y disfrutar del relax en la posada Alquimia para luego iniciar el recorrido visitando en el siguiente orden los pueblos: Piñera, Merinos, Morató y Tiatucura. Quienes lleguen al destino final podrán también visitar el memorial ubicado cerca del arroyo Salsipuedes, donde ocurrió el genocidio del pueblo charrúa.
En cada uno de los destinos, los visitantes serán recibidos por mujeres embajadoras que oficiarán de guías, de manera que quienes hagan el recorrido podrán conocer de primera mano no sólo las historias y rincones más interesantes de cada lugar, sino también las actividades productivas a las que las mujeres de la zona se dedican. Entre ellas, la elaboración de licores y jaleas de arazá y los tejidos en lana.
También las embajadoras ofrecerán la posibilidad de almorzar o cenar en sus propias casas, mientras que en Piñera, Morató y Tiatucura brindarán alojamiento. Por lo tanto, quienes hagan el circuito tendrán asegurados los servicios más elementales para poder disfrutar de buenas experiencias.
Al iniciar el camino, los visitantes deberán obtener un pasaporte. En cada pueblo las embajadoras irán sellando dichos pasaportes y en caso de completar 100% del recorrido, los peregrinos podrán obtener interesantes beneficios.
El circuito total consta de unos 80 kilómetros y podrá realizarse a pie, en bicicleta o vehículo motorizado. En este punto, Duarte señala que “la idea es poder llegar a ofrecer también el servicio de transporte para quienes no cuenten con vehículo propio”.
Un detalle a destacar es que en cada uno de los pueblos incluidos en el circuito habrá esculturas de hierro, obras del maestro Juan Carlos Ualde, artista de origen canario que desde hace muchos años está radicado en Guichón y ha sido el impulsor de que en esta zona exista un circuito tan importante en cantidad de esculturas y murales que fueron resultado de su trabajo.
En los próximos meses Camino a Tiatucura tendrá su presentación oficial en la sede del Ministerio de Turismo.
Cosas de pueblo
En Camino a Tiatucura los visitantes podrán conocer de primera mano historias y lugares particulares que hacen a la identidad de los diferentes pequeños poblados incluidos en el recorrido.
Piñera. Conocer y visitar el pozo de donde emanaba el “Agua Curé”, que entre 1904 y 1915 se embotellaba y exportaba a la región. También en los alrededores de este pequeño poblado se encuentran los menhires (piedras alargadas mínimamente talladas, relacionadas con rituales, señaladores astronómicos y monumentos fálicos), ubicados en el mismo predio donde se encontraba un antiguo cementerio cristiano. Allí vivió también el maestro José María Firpo. Hay productoras que elaboran hongos al escabeche y también licores y jaleas de arazá.
Merinos. Visitar la panadería donde se hizo la primera galleta de campaña del departamento (que todavía se sigue haciendo), el lugar donde hubo alguna vez una fábrica de armado de automóviles y la famosa estancia de los Merinos, lugar donde se ingresó ese tipo de ovinos a Uruguay.
Morató. Recorrer la estación ferroviaria que aún se encuentra en perfecto estado, tal como si ayer hubiera pasado el tren, la capilla y una calera (que ahora no está operativa). Visitar el local donde se comercializan tejidos en lana elaborados por las mujeres de la zona.
Tiatucura. Anteriormente conocido como Villa María, que luego tomó el nombre Tiatucura porque, según cuentan en la zona, estaban las “tías que curaban”, mujeres afrodescendientes que escapaban de Brasil en busca de libertad y que en esta zona se ofrecieron como curanderas o para cuidar niños. También en este lugar funcionó alguna vez un sanatorio donde se “curaba con aguas” bajo la orden de un médico llamado Ignacio Peña. Cerca de allí ocurrió el genocidio a Salsipuedes, donde se encuentra el memorial que también se puede visitar.