Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La presentación de la plana mayor de los ministerios del próximo gobierno, que Luis Lacalle Pou realizó ayer, había sido tan anunciada y comentada de antemano que no hay mucho más que decir, incluso sobre la baja presencia de mujeres en el equipo. Recién ahora comienzan los procesos de transición ministeriales, la previsión de recursos para cada área y la definición de proyectos. De todos modos, un par de declaraciones de futuros integrantes del gabinete pueden llamar la atención, aunque sean sólo puntos de partida.

La próxima ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y (por ahora) Medio Ambiente, Irene Moreira, sostuvo que los asentamientos han “crecido de forma vertiginosa” en “estos últimos períodos”, y cabe suponer que se refería a períodos de gobierno. La afirmación sólo puede surgir de un manejo poco informado y algo tremendista del relevamiento realizado por la organización no gubernamental Techo (antes Un techo para mi país), que por su metodología no es comparable con datos anteriores (y también, sobre algunas versiones en redes sociales de los datos de Techo).

A su vez, el próximo ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, expresó su convicción de que, en los Consejos de Salarios, parte de la tarea del organismo que dirigirá es buscar mecanismos que permitan darles respuesta a “aquellos trabajadores y empresarios que son los más débiles”. La referencia a los empresarios más débiles es inusual, ya que por lo general se considera que la parte débil en esa negociación es, por definición, la de los trabajadores. Tal vez Mieres quiso decir que, a veces, la negociación por rama puede conducir a laudos perjudiciales para las empresas menos poderosas de un sector. Esto puede ser cierto en algún caso, pero habría que ver si en estas situaciones no se han aplicado ya criterios de sensatez, y también conviene tener presente que este tipo de razonamiento es el que, durante la campaña de este año, utilizó el presidente electo para defender una mayor “flexibilidad” en la negociación laboral, cuyos alcances aún no están claros.

En cuanto al proceso de transición, cabe señalar que, antes de entrar en detalles acerca de la realidad en cada ministerio, el actual Poder Ejecutivo consideró pertinente redactar y entregarles a quienes lo sucederán un documento introductorio que, en varios pasajes, contrasta los resultados de los 15 años de gobiernos frenteamplistas con los obtenidos antes con presidentes de los partidos Colorado y Nacional. Qué uso podrán darle a esto los integrantes de la “coalición multicolor” queda librado a la imaginación de los lectores.

Por otra parte, y en relación con la futura política de seguridad pública (una de las áreas priorizadas en campaña por la actual oposición), puede ser útil considerar el caso del asesinato del hincha de Nacional Lucas Langhain, en la noche del domingo. Es indudable que –como dijo el futuro ministro del Interior, Jorge Larrañaga– cosas así no deberían ocurrir; también es claro que sus causas se ubican bastante más allá de la relación entre policías y delincuentes.

Hasta mañana.