Peñarol y Fénix se enfrentaron en la calurosa tarde del martes. El local, el Fénix de Leonel Rocco, con la urgencia de zafar de las últimas posiciones que lo someten. Esa es una urgencia más parasitaria.

Otro equipo, el Peñarol de Diego Aguirre, por confirmarse en la pelea por el Clausura tras haber perdido puntos imperdonables.

El Clausura indefectiblemente tiene que ver con la Anual, y el año está en juego. Se deberá esperar a ver qué pasa con Liverpool, que juega este miércoles en su casa de Belvedere.

El partido se jugó con intensidad y nerviosismo. La hinchada aurinegra llenó su costado en el barrio Capurro. Cuando los futbolistas pararon para tomar agua, como aves que peregrinan hacia la nada o hacia el todo, habían probado de lejos, habían buscado el arco sin desproteger el punto que por ley determina el empate con el que llegan al partido.

Diego Aguirre en el Parque Capurro (28.11.2023).

Diego Aguirre en el Parque Capurro (28.11.2023).

Foto: Alessandro Maradei

Ambos equipos jugaron con el temor de la tabla, aunque dada vuelta, peleando por puntos distintos. Por orgullos distintos, el de conservarse, el del deber ser grande y asegurar el título que le parece esquivo.

El botija Bruno Bentancor pegó una patada de más con inmadurez, y por eso Aguirre lo tomó del hombro con oficio de docente. Al rato lo sacó y dio ingreso al Cepillo Franco González, que siempre parece jugar con alegría: fundamental.

Los locales se jugaron el todo por el todo y Guillermo de Amores hizo lo que hacen los arqueros grandes, responder cuando lo llamaron. Fueron varias atajadas, siendo las más destacadas dos mano a mano que parecían goles cantados.

El gol de Matías Arezo llegó a los 51 tras una pelota que Brian Mansilla centró al área y fue cabeceada hacia atrás por el propio Diego Arismendi. Arezo tocó por sobre la salida del golero con tranquilidad europea para estampar el 1-0 con el que se iría el partido. Fénix pondría el cuadro arriba y buscaría en el banco con Fabián Estoyanoff, que parece no envejecer.

Diego Arismendi, de Fénix, y Lucas Hernández, de Peñarol, en el Parque Capurro (28.11.2023).

Diego Arismendi, de Fénix, y Lucas Hernández, de Peñarol, en el Parque Capurro (28.11.2023).

Foto: Alessandro Maradei

Un balinazo del mismo Lolo Estoyanoff se fue apenas afuera por el palo izquierdo. El Lolo después se buscó otras, también con tiros lejanos que fueron balas que picaron cerca.

Fénix hostigó a su rival al verse perdido. Jugó con la soltura de la impotencia. Con la sensación de estarlo perdiendo casi todo. Mucho por ganar y poco por perder a esta altura del campeonato. Con la vergüenza que da estar en los últimos puestos, pero con ese horizonte de respirar para sobrevivir con los últimos puntos en juego. En Fénix más que nunca será necesario resurgir.

Peñarol hizo los deberes en su visita a Capurro. Ganó con el gol de Arezo, que es el mejor que tiene. Terminó de llegar la Fiera, recuperó escalones en ambas tablas que son directamente proporcionales y espera por el partido de Liverpool en Belvedere para saber cómo queda la historia de la Anual de cara a las dos últimas fechas.

A propósito de Aguirre, al final del partido dijo: “Peñarol es así, a veces pasás de malos momentos a encontrarte, crecer y jugar bien. Hoy fue el resultado y ojalá eso se pueda ver en el próximo partido y nos vayamos más conforme con el rendimiento en general”.