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Horacio Peralta, Matías Cabrera y Christian Núñez, de Nacional, el sábado tras el primer gol ante Defensor Sporting, en el estadio Centenario.

Foto: Javier Calvelo

Bola extra

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El flipper de Juan Ramón le dio resultado a Nacional, que estiró la definición.

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En un partido de un dinamismo brutal sin peaje en la mitad de la cancha, Nacional venció 2-1 a Defensor Sporting y mantuvo hasta la última fecha del Apertura la incógnita de quién será el campeón. Los de JR hicieron su juego y les rindió, mientras que los de Repetto no pudieron mantener la línea de posesión y manejo de la pelota; terminaron buscando el empate con Martín Silva yendo a cabecear. Era final, era partidazo y era clave para los dos. El Centenario estaba de gala para recibirlos por primera vez en la temporada 2010-11. La viola está con la chance de dar la vuelta de antemano y sintiendo una espina que sigue clavada en duelo ante tricolores. Color, tensión, humedad, muchas sensaciones fuera de la cancha que se potenciaron con la madrugada del tanteador. Antes de que el reloj diera tres vueltas Nacional ya ganaba 1-0. Matías Cabrera encontró una pelota, que manejó y peleó el Morro García, y sacó un zurdazo que ayudado por un rebote se coló en la red. De arranque las cosas cambiaban. Lejísimos había quedado la discusión de si Carrasco entraba con línea de tres y ponía un 3-3-1-3 o lo que fuere, Nacional ya se había dado un encontronazo con el gol.Defensor reaccionó al cimbronazo. Mora -intratable como siempre- se convirtió en gladiador para lucharlas todas; Risso bien arriba y De Souza como titiritero (un trío temible) de los Repetto’s boys. De pelota quieta inquietó y con tenencia de pelota quiso. Nacional, cuando la agarraba, mandaba a correr a sus tres de arriba -Morro, Peralta y Cauteruccio-. La igualdad llegó de tiro libre. Morita la acarició de derecha y se la colocó contra el palo a Muñoz, quien estaba armando la barrera, y quedó igualmente parado que Taffarel en el 95. Vida nueva para la viola, que volvía a tener el juego igual que en el comienzo, que ni siquiera había podido barajar por el tempranerísimo gol tricolor. Con mucho por delante el juego siguió sin respiro, a 220 voltios y con un tránsito muy movido.

¿Problemas de tránsito lento?

No, ninguno. Nacional quebró la cancha, dejó bien separadas sus líneas y eso generó que la pelota pasara de un lado a otro sin tener que parar en la zona media del campo. Cuando la tenían Mauri Pereya y Matías Cabrera buscaban verticalidad y lograban destellos de fútbol champagne, y en más de una oportunidad se aliaron con el Chino Peralta, figura del partido sabatino. Él la buscó (la pelota), él la fabricó (la falta) y se encargó de mandar el centro libre al área que sirvió el segundo gol tricolor. Magia y genialidad de Peralta, quien se paró como para patear la bocha de zurda, pero un segundo antes de enviar el centro se perfiló para su derecha y como con la mano se la puso en la cabeza al Morro García, que marcó así su gol número 13 en el Apertura. Apenas unos minutos después de haber recibido el empate el tricolor se ponía otra vez en ventaja.

Que suba el golero

Así, con esa imagen, terminó el partido. Martín Silva fue a buscar el todo o nada. Un empate que lo dejaba con otra foto para el finde que viene. Lo cierto es que los últimos tres tiros libres de Defensor tuvieron destino de área, pero ninguno fue bien teledirigido. Los de Repetto sumaron gente arriba, hasta cinco con sello de ofensiva cuando entraron Luna e Icart sin abandono de cancha de los delanteros. La sumatoria no fue efectiva y el entrevero llevó dos pelotas a los travesaños, un zapatazo del Zorro Suárez al estómago de Coates y… no mucho más. Carrasco también movió piezas, siempre con esa máxima JR que indica que jugador que se hace acreedor de un cartón amarillo en momento crítico del partido sale. Esa suerte corrieron Peralta y Mauricio, en diferentes situaciones. Nacional echó más cola de lo que seguramente hubiera elegido el DT, pero por momentos lo ameritaba. El voltaje del partido no se mantuvo en todo su desarrollo, porque si no, no hay cuenta de UTE que valga; la meseta llegó en el segundo tiempo cuando se buscó más con ganas que con fútbol.

Nacional abrochó una nueva victoria, la quinta con Carrasco -que se mantiene invicto al frente del bolso-, y además estiró una definición que le era ajena tiempo atrás y de la que ahora es protagonista principal con una bola más por jugar. Qué definición. ¡Ay, mamita!

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