Mostrando una clara superioridad durante la mayor parte del partido, Nacional no tuvo mayores inconvenientes para vencer anoche a Central Español y seguir comandando la tabla anual, donde por una semana más mantiene la ventaja de dos puntos sobre su rival tradicional. Siguiendo la línea ascendente que ha ido marcando en sus últimas presentaciones, el equipo de Eduardo Acevedo ratificó en el duelo ante los palermitanos buenos momentos de juego y una interesante dosis de eficacia, que le alcanzó para llevarse los tres puntos del Centenario. Toda la incertidumbre que hubo antes del comienzo del partido -que estuvo cerca de la suspensión por la enorme cantidad de agua que cayó sobre Montevideo- desapareció cuando la pelota empezó a rodar. Después de unos pocos minutos de juego, Nacional tomó las riendas del partido y marcó una superioridad notoria; quedó claro quién peleará por el campeonato y quién lo hará por no descender, prevaleció la lógica sobre la magia que ha hecho del fútbol lo que es. Esta vez en la lucha de David contra Goliat, el pequeño no tuvo oportunidad de tirar ni siquiera una piedra.
Se ríe Regueiro
Pese al irregular estado de la cancha, que sobre todo en el primer tiempo mostró muchos charcos, los tricolores pudieron desplegar una interesante propuesta ofensiva, en la que se destacaron la intención permanente de elaboración de Matute Morales y el juvenil Mauricio Pereyra, las subidas del Tata González y la velocidad de Regueiro, que además tuvo la virtud de anotar el primer gol del partido, el que destrabó definitivamente el encuentro. Un centro metido por el Tito Ferro desde la derecha fue mandado a la red por el sonriente Marito, en la primera incursión aérea de Nacional, que hasta ese momento había intentado ofender por abajo, con la traba adicional que presentaba el estado del campo de juego, que de todos modos soportó con dignidad la seguidilla de partidos y el azote de los admiradores de Axl Rose. Poco después Regueiro fue víctima de un penal, cuya ejecución estuvo a cargo del arquero Muñoz, pero el disparo fue neutralizado por su colega Siboldi, lo que postergó la definición del encuentro por un rato más.
Una oportuna aparición del Chapita Blanco, que había ingresado a la cancha pocos minutos antes, cerró el partido en el segundo tiempo, cuando aún quedaba casi media hora para el final. Los vanos intentos centralófilos de emparejar el juego fueron insuficientes y entre el segundo gol de Nacional y el pitazo final de Larrionda bien pudo haber llegado algún otro gol albo. Con el audio de fondo de los cánticos de los hinchas tricolores que desafiaron el aguacero, quedó tiempo para reflexionar sobre el momento de Nacional, que salió muy bien parado de la seguidilla de partidos de las últimas semanas: Wanderers, Banfield de local, Atenas en Maldonado, Banfield de visitante y este último juego ante Central. Los del Parque Central están primeros en su grupo de Libertadores, siguen liderando la anual y no han perdido de vista el Clausura, si bien en este torneo la vienen corriendo de atrás. Más allá de los buenos resultados obtenidos, el juego de Nacional ha mejorado sensiblemente y parece totalmente superada la crisis post Lodeiro, si es que realmente existió en algún momento. Muñoz está muy firme en el arco, Coates responde desde el fondo, el Tata González y el ex racinguista Goñi cumplen por los laterales, en el medio OJ y Ferro, aun con altibajos, siempre están por encima de la suficiencia, Matute nunca defrauda y arriba Varela y Regueiro siguen vigentes en las redes adversarias. En las últimas semanas se ha terminado de afianzar en el primer equipo el volante Calzada, que cada vez que es llamado responde, lo que da idea de un potencial interesante. Ante ese oponente, fue poco lo que el esforzado pero modesto Central del Pecho Sánchez pudo hacer.