Algunos de ustedes ya conocen nuestra preocupación por seguir estableciendo una fuerte e inconmovible frontera entre lo verosímil y lo verdadero. Los teóricos lo vienen estudiando y detallando desde tiempos inmemoriales. Nosotros los de a pie, los que comemos opiniones e informaciones chatarra, vamos perdiendo el límite, la referencia acerca de cuál es el terreno de lo verdadero y cuál el de lo verosímil.
Muchas veces el desvío, el cambio de cartel de ruta -como le haría el coyote al correcaminos, bip bip- es ex profeso y con maldad incluida. Otras tantas te hacen agarrar la ruta equivocada por desidia, autocomplacencia y un poquito de falta de vergüenza, que permite opinar e informar, porque ése es el subvertido orden, bolaceando como si fuera especialista en la materia. Comer comemos todos, tal vez no todos tomemos el rumbo de lo verosímil creyendo que ahí está la verdad.
Mi tema hoy es la presencia de Cerro utilizando su cupo de localía en Rivera. Primero un par de detalles de tiempo y espacio que no habría que saltearse. El partido está fijado para mañana, 18 de marzo, y corresponde al juego en Uruguay. Cerro, que todavía tiene el estadio privado más grande del país, no puede jugar en el Tróccoli porque la Conmebol no lo deja, entonces le quedan dos opciones en Montevideo: Centenario o Parque Central. En el monumento histórico al fútbol hay rock -los Gunses son rock ¿no?- y en el que va camino a ser el nuevo estadio privado más grande del país no se juega, o porque Nacional no lo alquila o porque Cerro no quiere. Hay que jugar fuera de la capital entonces: Maldonado o Rivera.
A esa información básica hay que sumarle un par de opiniones desde adentro. Según Miguel Sejas, presidente del club y hablando en nombre de sus asociados, Cerro sólo es verdaderamente local cuando juega en el Tróccoli. En cualquier otra cancha sólo ejerce el derecho de localía, pero no es local. La otra es que teniendo que jugar necesariamente fuera de Montevideo, le ofrecieron un seguro de recompensa económica, más la posibilidad de que sus hinchas pudieran ir sin cambiar la ecuación de costos -sí de tiempo y distancia- en Rivera.
Tras el acuerdo con los riverenses empezaron los bolazos, que básicamente pasan por dos ejes: que entregó la localía y que será visitante, y que se olvidó de su gente que no lo podrá ver. Da la sensación de que esas afirmaciones son verosímiles, pero no verdaderas.
Veamos: el Inter tiene en Sant’ Ana do Livramento por lo menos a la mitad de su población futbolera. Son hinchas genuinos, y casi puros, dado que en Sant’ Ana sólo pervive el 14 de Julho, el viejo Leão da Fronteira, como club que compite en la más baja categoría de la CBF. Deben de ser entre 30.000 y 40.000 y seguramente muchísimos de ellos querrán estar en la tribuna Avenida Italia, aunque tal vez no todos puedan o pudieron pagar los 40 reales (más de 400 pesos) que vale esa tribuna, que es la Olímpica del estadio riverense. Cualquier santanense que tiene una segura relación de familia o de amistad con un riverense sabe que Atilião fica muito perto de casa, pero que no es su casa. Tudo legal con “los castellanos” pero esto es fútbol y ahí la cosa no varía como la fluctuación del real frente al peso.
La otra parte de la afición colorada vendrá de otros pueblos gaúchos cercanos -que además de los 40 reales habrán gastado en transporte y traerán algún pesito en las alforjas para gastar en los free shops. De Porto Alegre vienen los mismos que vendrían a Montevideo. Conclusión inicial: habrá más hinchas colorados que los que habría en el Centenario. Ahora vayamos a los de la tribuna de enfrente, los locales. Tenemos 1.500 villeros -por lo menos- que llegarán de picnic por la ruta 5. De los 40.000 potenciales futboleros riverenses, seguro que hay mil que van y tal vez otros mil o más que son orientales y gremistas. Esos 3.000 o 5.000 sí van a ser locales. No son tantos como los que irían a la Olímpica, pero tampoco son tan pocos como para decir que será visitante.
Además, Cerro se hace de una teca importante para poder jugar en el Tróccoli, por lo menos en el Uruguayo.
No sé, si alguien tenía una mejor solución, que la hubiera dado.