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Marcelo Sosa, Bosco Frontán y Diego Alonso, ayer, tras el segundo gol de Peñarol ante Danubio, en Jardines del Hipódromo.

Foto: Javier Calvelo

Odisea 2010

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Peñarol derrotó 2 a 1 a Danubio y se aseguró la anual.

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Ni el más optimista hincha de Peñarol se hubiera imaginado tres meses atrás en esta situación. Si a cualquier aficionado aurinegro le hubieran susurrado al oído que de 14 partidos su equipo iba a cosechar 13 triunfos y un empate, la respuesta habría sido una carcajada disparatada. Si bien no consiguió el objetivo principal, el equipo de Diego Aguirre ha dado un paso importante.

Peñarol salió a la cancha con un equipo alternativo, ya que el empate de Nacional le daba más aire y tranquilidad para afrontar el encuentro. Diego Aguirre reservó a Antonio Pacheco, Darío Rodríguez y Sergio Orteman. Además, el Cacha Arévalo Ríos estaba suspendido por haber recibido su quinta tarjeta amarilla.

El césped era un billar, invitaba a jugar; por si fuera poco, la garúa que empezó a caer sobre la ciudad anunciaba un partido rápido y movidito, ya que de los dos lados había jugadores muy veloces: Daley Mena en Danubio y Jonathan Urretaviscaya en Peñarol. Danubio controló el balón en el primer tiempo de la mano -o de la zurda- de un Chino Recoba exquisito, que demostró que es un jugador de primera clase.

En el primer tiempo las jugadas más claras fueron para Peñarol. En el inicio del partido, Urretaviscaya la jopeó pero Goicoechea voló como un gato y la cacheteó al córner. El atacante argentino Martinuccio hizo temblar a los franjeados cuando un zapatazo rozó el travesaño de Goico. Enseguida, el Porteño desbordó, tiró el centro y el Pollo Olivera, en su versión Diego Aguirre, a lo “9”, cabeceó fuera de la cancha. Sin embargo, el dueño de la pelota era Danubio. Recoba, en sociedad con Maravilla Grossmüller, hacía jugar a los del medio de izquierda a derecha. Toqueteaban de lo lindo, le tiraban pelotazos a Mena para que corriera cual velocista olímpico, pero en la puerta del área las chances danubianas se esfumaban. Salvo un cabezazo de Porras, Sebastián Sosa estuvo tranquilo en la primera parte, que se fue 0 a 0.

Laburo chino

La gente todavía estaba más preocupada por terminar de comer las tortas fritas cuando a los dos minutos de comenzado el segundo tiempo Recoba recibió la pelota del colombiano Mena y sacó un zurdazo cruzado que Sosa no pudo contener. Golazo; 1 a 0 y pelota al medio. Danubio pasó a dominar pelota y cancha; parecía difícil que se le escapara este partido, ya que Álvaro Alexander, el achinado Recoba, empezó a manejar los hilos a su gusto. Tuvo un tiro libre al borde del área que se clavaba en el ángulo inferior derecho de Sosa, pero el uno aurinegro la sacó al córner con gran atajada. Urreta siguió con sus corridas, y el Pato Sosa, paradito de 5, empezó a agrandarse. El partido seguía con claro dominio de la franja, hasta que Grosmüller se hizo expulsar tontamente.

Pasaron a jugar diez danubianos contra once aurinegros y vaya si esto pesó. Al toque, después de un rechazo de la defensa de Danubio, Gastón Ramírez clavó un golazo que puso el empate en el match. Aguirre movió el banco y mandó a la cancha a Diego Alonso y Bosco Frontán por Ruben Olivera y Marcel Román. El partido seguía con ese ritmo frenético con el cual había comenzado, era de ida y vuelta. Bosco erró dos goles abajo del arco y las llegadas de Danubio ya eran en cuentagotas. De todas formas el partido era parejo, hasta que a siete minutos del final el Tornado Alonso recibió la pelota de espaldas al arco, se dio vuelta y escapó de su marca con un caño al defensor danubiano y tocó contra el palo. Golazo. Peñarol lo dio vuelta.

Danubio mereció más, pero va a despedir la temporada sin posibilidades de clasificar a torneos internacionales.

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