Y todo empezó medio raro. Pero bien. Casi te diría que hasta la despedida estuvo linda, cosa que no siempre es así.
Pero después viste cómo fue la historieta del viaje. Yo andaba por la lleca tratando de comprarme unas boticelli, porque viste que decían que acá hacía un frío de novela, y me llama Sandro para decirme que al final no teníamos que estar a las cuatro de la tarde, que el avión salía a medianoche, y que entonces había tiempo para más compras, para más despedidas, para más. Resulta que a las diez de la noche estábamos en el aeropuerto, pero cuando pasamos por el check-in la gurisa que me atendió me dijo con onda y complicidad: “Antes de las 12.30 no se embarca y esperemos poder estar saliendo 1.30”. Esperar esperamos hasta casi las cuatro y media de la mañana en que levantamos vuelo.
Te imaginás que a esa hora ya todos estábamos medio dados vuelta. Sentate y dale gas, conductor. Te voy a decir una cosa, el dueño de Lameco, el egipcio Yamani, es un duque. Cómo bancó al pie del cañón y articuló todas las soluciones posibles que fueron pasando a su lado. El chárter, el avión y la empresa eran portugueses, un air bus, grandecito de la empresa Hi-fly, pero la compañía que hizo el negocio era chilena, de nombre Principal. Todo bien, prolijito y sin inconvenientes. A eso de las cinco y tanto, como si estuviéramos en un casamiento o un cumpleaños de 15, cenamos, y bueno, un par de horitas de sueño hubo que meterle, pero mirá que tipo ocho y tanto yo ya estaba despierto y me mandé a ver la peli que elegí, que no es otra que la que le da nombre a esta sección. No sé si la sacás, es aquella en la que la rubiecita Meg Ryan y aquél, el Forrest Gump, se acercan sentimentalmente a través de la interné. Que digan los del caraelibro si esa historia, ya casi prehistoria del amor en la web -porque creo que era en salas de chat-, no es cierta.
Bueno, la cuestión es que me hizo gracia porque justo tenían que dar la peli que históricamente le ha dado el nombre a esta crónica, y justo yo qué sé, me colgué a verla y en inglés, my Darling, rolling paper with me, que I’m salty in spanglish.
A todo esto vos ya sabés que los jugadores iban en Business class y seguramente mirando alguna otra peli, pero mirá que en el aeropuerto se ve que en un momento se sintieron medio asfixiados mientras la larga espera en la VIP, y se fueron bien de bien con el populacho, que por supuesto les pidió fotos, autógrafos y hasta entrevistas -la prensa-, aunque te juro que a mí se me cae la cara de vergüenza ponerme a hacerle una nota a un tipo a las cuatro de la mañana, que seguro está tan o más fusilado que yo.
A alguna hora de nuestra mañana y ya un poquito más arriba para los africanos se vino el desayuno. Y señora, señor, usted ya sabe que yo soy bien uruguayito y de Florida, que no de la Florida, y mantengo ciertos códigos, como que no le puedo entrar en estado de desgracia -extraño como perro- a un omelette cargado de huevo y además sin jamón. Así no se puede. Juguito de ananá, middle moon with butter and strawberry sweet y un buen té, que para que sepan, ninguna mina por más que esté fuerte como un roble va a poder invitarme a tomar un café, y ningún tipo que me quiera curtir a piñazos -como lo hacen los hombres después de decirse las cosas de frente tomando un café- lo podrá hacer, porque no me gusta el café.
Después cuento conocido, que qué le vamos a hacer -¿sabían que el Jaime venía en el chárter?-, a tratar de llegar a Johanesburgo y a empezar a enterarnos de que todo cambiaba. Los únicos que se fueron a Kimberley fueron los jugadores, y los cuatro o cinco periodistas más que los íbamos a acompañar obviamente perdimos el vuelo y nos tuvimos que quedar en el burgo de Johanes. Ahí el problema fueron las valijas, las de todos, que demoraron una hora en aparecer por la cinta, y después saber dónde nos acomodaríamos. El duque Yamani nos ubicó en el Sunder Sun OR Tambo, frente al aeropuerto, de muy buen nivel, pero sin internet, y bueno, no tuvimos más remedio que rompernos la boca de inmediato con la cena, porque nos cerraba el restaurante del hotel y la cena estaba incluida. Primera oportunidad para apartarse de la torpe hamburguesa y la noble cocina internacional, a la que siempre le falta la locura de un buen puntero izquierdo, y en el buffet empezar a probar. De punta y hacha buenas salsas, buenas carnes y de postre, bueno, ahí sí tal vez jugamos a lo Mourinho, con un buen helado bien servido.
Qué tango hay que cantar decime, bandoneón, me dice Rubén Juárez al oído mientras yo te escribo esto. La vida es tango, Princesa. Y entonces aquí en Sudáfrica, de entrada entre tanta cosa buena le encajé unos tangazos mientras este tienes un e-mail se iba solo y yo sufría por la falta de internet y de poder interactuar debidamente.
Ayer la cosa cambió un poquito porque el plan de salida a Kimberley, sobre las 13.00, ya nos alejaba de viajar en grupo y con ciertas seguridades. Dicho y hecho. Después de un opíparo desayuno con idea de que por unas cuantas horas no vamos a poder parar, arrancamos para el aeropuerto y ahí, no sin discusiones, nos embarcamos en un Tala-Pando, con asientos de a dos y con capacidad para no más de 40 personas,un avión a hélice que revistaba para el South African Airlines.
Igual, mirá que no está mal, se ven más de cerquita las cosas que uno no conoce. Descomunal fue la llegada a Kimberley, porque el aeropuerto, chiquito y sin terminar algunas mejoras -como la cinta transportadora de equipajes-, hizo que la entrega de valijas fuera como si te bajaras de la CITA, tipo ésta es mía y aquella otra también.
Bien Kimberley, embanderada de Uruguay y con la gente entusiasmada con nuestra selección. Casi de una nomás pasamos por el Protea Diamond, nuestro hotel, y sin dejarla picar, de inmediato a la práctica de los celestes en el GWK Stadium, que tuvo una movida bárbara y que mañana te cuento.
De última me despido con una que es casi del Faro del Final del Mundo: si estás leyendo esto es porque gastamos, invertimos, nos jugamos a una suerte de subarrendamiento de un módem para que ese send haya sido bueno. Lo de internet es de locos. ¿Alguien puede explicar que ante la demanda inmensa que habrá y que se multiplicará en estos días ese tema esté en el aire?
Bueno, si estás leyendo esto es porque estoy. Siempre estoy, con módem o sin él.
Un abrazo, El Chenlo.