Tacuaren
Desde hace 40 años, desde México 70, Uruguay no llegaba a un partido en condiciones tan satisfactorias y propicias para clasificar a la próxima fase. En aquella oportunidad los celestes, que eran dirigidos por Juan Eduardo Hohberg con la asistencia del campeón mundial Juan López, comenzaron ganando ante Israel, después vino el empate ante los italianos y se llegó con comodidad al tercer juego ante los suecos, en el que aún perdiendo 1 a o se avanzó a cuartos de final, donde los rivales fueron los soviéticos. Ahora, a Uruguay le sirven dos resultados (empate y triunfo) para terminar primero en el grupo y aprontar su viaje hacia Port Elizabeth, situada a orillas del océano Índico, donde si terminara primero debería enfrentar el próximo domingo a quien culmine segundo en la serie de Argentina, Grecia, Nigeria y Corea del Sur. Si los celestes clasifican segundos, lo que representaría vivir un lance más drámatico del que se espera, dado que sólo clasificarán así si pierden y los ayuda su buena diferencia de goles, jugarán en Johannesburgo el sábado frente al ganador del grupo de los argentinos. Uruguay sólo quedará eliminado del Mundial si alguien lo supera en diferencia de goles, para el caso de que perdiera con los mexicanos, que en ese caso serían ellos los primeros. Los celestes tienen + 3 en diferencia de goles, los franceses -2 sin tantos a favor, y los locales -3, pero con una anotación marcada. Si Uruguay pierde 2 a 0 y en Francia-Sudáfrica se da el mismo resultado igual clasifica Uruguay, por lo que la platita abajo del colchón parece ser la suficiente para que, reafirmándose en los cuidados básicos y repitiendo el buen grado de concentración, el equipo de Tabárez vuelva a pasar a la segunda fase de un mundial.
La preparación para el partido de mañana ha sido tranquila, elaborada, madura, con tiempo para todo. El proceso evolutivo de los propios entrenamientos pos victoria ante Sudáfrica ha marcado tiempos distintos, que de alguna manera incluso han sorprendido, tal como manifestó el colega mexicano de Televisa que desde hace más de un mes sigue a Uruguay, quien le dijo al entrenador que realmente la selección uruguaya tenía un estilo de trabajo relajado y sin tensiones, centrando esta última impresión en el casi picnic que delegación, periodistas y público en general realizaron el sábado a una estación de fauna ubicada a 20 kilómetros de la ciudad (ver Tienes un e-mail).
Los entrenamientos en el GWK Park, si bien no han dejado mucho material para la observación externa -cada uno de ellos tiene sesiones de solamente 15 minutos para la prensa, que después se debe retirar y la práctica queda a puertas cerradas-, han ido pasando de lo más rutinario y ortodoxo, como hacer una buena práctica para los que no jugaron -eso fue el jueves-, hasta el presumible entrenamiento de fútbol de ayer, con equipos parados para el ensayo general y final del partido ante los mexicanos.
Con los 23 futbolistas habilitados y contando con dos de los tres resultados posibles para clasificar como primero en el grupo, los celestes, dependiendo de sus propias posibilidades -fruto de lo que ellos mismos han conseguido-, afrontarán este encuentro ante los mexicanos como el más importante de todos cuantos han tenido que jugar en estos más de cuatro años de trabajo desde la reasunción de Tabárez.
Se empleó todo el tiempo en recuperarse del esfuerzo, en reubicarse de la situación y, con tiempo, charlar y preparar el juego. Es un partido de fútbol como pensábamos jugarlo antes de que empezara la serie, simplemente que ahora lo jugamos en mejores condiciones iniciales que los rivales. Vamos a enfrentarlos como en los dos partidos anteriores tratando de limitar al rival de acuerdo a sus características, y si lo conseguimos tratar de hacerles daño también.
La planificación táctica siempre va a depender del rival. Ese esquema de proyección del encuentro pasa por el partido, por la situación que Uruguay tiene en el torneo y por México, su situación y su estilo de juego.