Tanto repitieron que estaban felices por visitar Argentina, por conocer lugares míticos como La Bombonera, el Monumental y hasta la Casa Rosada, y tantas fotos se sacaron y subieron a Twitter para testimoniarlo, que los jugadores de la selección campeona del mundo se encontraron este martes con un rival que se tomó el amistoso en serio y los sacó de paseo.
A menos de dos meses de la final en Johannesburgo, la orgullosa y reverenciada España cayó goleada por 4-1 en Buenos Aires ante una Argentina en reconstrucción, sedienta de revancha tras su amarga despedida de Sudáfrica y con un entrenador interino, Sergio Batista, en plena campaña electoral por adueñarse definitivamente del puesto de seleccionador.
España arriesgaba menos, poco más que su prestigio. Pero unas cuantas decisiones erradas de su Míster y la falta de compromiso de algunos jugadores, a quienes les faltó ponerse bronceador antes de salir a la cancha, como quien está de vacaciones tras tanta fatiga, le pasaron factura. Así, bajo el sol de la inminente primavera porteña, se sucedieron los festejos de Lionel Messi -quien volvió a marcar para la albiceleste tras diez meses-, Gonzalo Higuaín y Carlos Tévez -la figura del partido- para darle forma a un inesperado 3-0 en el primer tiempo y un último grito de Sergio Agüero en los descuentos, después de que decorara el marcador Fernando Llorente para la visita.
Rosa, no Roja
La Roja que llegó al altar de Europa y del mundo en apenas dos años no viajó al Río de la Plata. En realidad, se trató más bien de una Rosa, una salsa mixta con numerosos suplentes, tan lejos de la histórica Furia como del más reciente Tikitaka.
Del otro lado, Batista acertó: Argentina no estuvo desequilibrada ni partida al medio como cuando Alemania le pasó por encima en Ciudad del Cabo. Checho mantuvo la columna vertebral de su antecesor Diego Maradona, pero le agregó el aporte de los reclamados veteranos Javier Zanetti y Esteban Cambiasso, más la vuelta de Gabriel Milito y Ever Banega. Los cuatro cumplieron con creces.
Cuando el colombiano Oscar Ruiz dio el pitazo inicial, sólo seis de los hombres que le ganaron a Holanda la final del Soccer City pisaban hoy el césped del Monumental. Estaban Xabi Alonso, Cesc Fabregas, Andrés Iniesta y David Villa, pero faltaba Xavi y la defensa sólo contaba con Gerard Piqué como sobreviviente. Para peor, Del Bosque decidió premiar a sus arqueros suplentes, aquellos que estuvieron -y por lo visto hoy seguirán estando- por largo tiempo a la sombra del gran Iker Casillas, quien miró todo el partido de afuera.
Un Apache encendido
De movida, España tocó el balón durante un minuto y 46 segundos, pero luego comenzó a perderlo y Argentina, sólo con el recurso de defender corto, llevar el balón sin vértigo y jugarlo en profundidad, la hirió de muerte antes del primer cuarto de hora, ayudada por una defensa que marcaba en línea y un arquero con una tarde para el olvido.
En los dos casos fue gran protagonista el Jugador del pueblo, un Tévez que, tocado y todo en su muslo desde el arranque, primero trianguló con Messi para que el hombre del Barcelona la picara sobre el cuerpo de José Reina con zurda, a los nueve minutos, y cuatro minutos más tarde el Apache habilitó largo a Higuaín para que Pipita desparramara al portero del Liverpool y tocara al gol de izquierda desde ángulo cerrado.
Si Pepe Reina había estado lento de reacción en los dos primeros goles, en el tercero protagonizó un blooper que será repetido hasta el cansancio en los televisores de todo el mundo: tras cederle el balón a un compañero y recibirlo de vuelta, se perfiló para despejar pero se resbaló y Tévez, siempre al acecho, aceleró para tocar a la red ante un arquero dormido, que fue reemplazado en el entretiempo por Víctor Valdez.
Le hizo precio
Hacía 23 años que a España no le convertían tres goles en una misma etapa (un 3-1 con Rumania, en 1987) y nueve que no le ganaban por tres de diferencia (3-0 ante Inglaterra, en 2001). Dio la impresión de que, dentro de todo, en el estadio de River Plate la sacó barata. Porque el local sacó el pie del acelerador en el segundo tiempo y con el ingreso de Xavi los campeones mundiales recuperaron protagonismo con el balón. Así como en los primeros 45 minutos el madero le negó dos veces a Villa el gol del récord -hubiera igualado a Raúl como máximo artillero nacional-, también un disparo de Santiago Cazorla en el travesaño pudo acelerar el descuento español, que finalmente llegó con una buena resolución de Llorente.
Cazorla se perdió el segundo desde muy cerca, pero hubiera sido demasiado premio. Un cabezazo de Agüero en tiempo de descuento, tras una gran jugada del recién ingresado Andrés D’Alessandro sentenció el 4-1.
Messi, Checho y el tango
En definitiva, fue una tarde perfecta para Argentina, ya que incluso Messi se reencontró con el gol y lo celebró con un imperceptible gesto de revancha dedicado a los hinchas que cuestionan su compromiso con la albiceleste. Se erigió como gran ganador de la jornada a Checho Batista, quien, con la goleada, se hizo acreedor de todos los boletos para quedarse con el cargo en una selección argentina que ya piensa en la Copa América.
La campeona del mundo, tras su paseo por Buenos Aires, regresa a España con la frente marchita.