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“Primarización” productiva es el principal riesgo del modelo de crecimiento económico de los emergentes.

Mayo de 2010 fue el mes en que la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) resolvieron instrumentar un paquete financiero de rescate para Grecia al colapsar el balance de la economía egea, paso que simbolizó la formalización de una crisis regional de deuda y fiscal definitivamente abierta en el primer trimestre de ese año, que sin embargo constituye otro capítulo de la crisis económico-financiera global desencadenada en setiembre de 2008 por la quiebra del banco estadounidense de inversiones Lehman Brothers, emblema de la ingeniería financiera que sustentó en ambas orillas del Atlántico mercados de papel como el de las hipotecas inmobiliarias de baja calidad, cuya explosión precipitó el declive mundial que persiste hasta hoy.

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La contextualización histórica corresponde a la economista Gabriela Mordecki, coordinadora del Área de Coyuntura del Instituto de Economía (Iecon), quien reseñó, en diálogo con la diaria, la secuencia del derrumbe financiero y luego económico en Estados Unidos (EEUU) y después en la mayor parte del planeta. "La crisis de las hipotecas en EEUU generó un movimiento en Europa hacia el incremento del gasto público, que ocurre en economías fuertemente endeudadas, hasta que empiezan a registrarse los primeros problemas de caja, y esto encadena un aumento de la percepción de riesgo entre los tenedores de deuda, que implica nuevas restricciones al crédito, contra lo cual se disponen medidas fiscales, después se aumentan los impuestos y esta cadena termina directamente en la economía real".

La académica evaluó, al cabo del primer año completo de aguda crisis en el área de la UE después de seis décadas de crecimiento, que desde esos gobiernos "se toman todas las medidas necesarias pero no alcanzan" para revertir la fuerte tendencia al descalabro total de las cuentas públicas, incapacidad que "luego genera crisis políticas" con derivaciones hacia "anticipación de elecciones" y otras emergencias institucionales.

Europa vive la crisis cargando con "una dificultad adicional" para administrarla representada por "la incidencia del euro", zona monetaria común que deja a los gobiernos de los Estados que la integran "una estrechez de medidas" disponibles. "Les resulta imposible adoptar medidas monetarias porque lo impiden el sistema euro y el Banco Central Europeo: no pueden devaluar, por ejemplo, eso no existe como posibilidad. Entonces todo el ajuste tiene que hacerse por vía de las políticas fiscales".

Esa limitación, "por un lado, quita instrumentos, pero, por otro, genera en el resto de la región una necesidad de apoyo recíproco. Éste es un elemento propio de la región", que implica una centralidad de naturaleza política, ya que "la UE es fundamentalmente una unión política".

Egresar de primaria

La realidad de la institucionalidad comunitaria presupone que "las soluciones" para superar la crisis específica de la región serán "más recesivas y largas que en otros lugares" debido a que, en definitiva, la velocidad de las respuestas debe contemplar al conjunto, previéndose que, "para poder salir" del estancamiento, los gobiernos seguirán apelando a "medidas duras e impopulares" que se descargan sobre los sectores de ingresos fijos. Mordecki reiteró que esa dinámica se traduce en "cambios de signo en los gobiernos" de la eurozona, en parte por la siguiente causa: "Sus parámetros son distintos a los nuestros. En nuestras crisis teníamos más independencia para tomar medidas, por ejemplo de carácter monetario, como Argentina tuvo la oportunidad" de hacerlo ante el agotamiento del modelo de convertibilidad, aunque entonces "ya era tarde".

En cambio, los países de la UE tienen "la obligación" de emerger juntos dado que todo "su sistema financiero está ligado a las deudas públicas" de cada Estado, con lo cual la caída o quiebra de cada país del área irá arrastrando al resto, incluso a los más ricos y solventes como Francia y Alemania, cuyos grandes bancos poseen el grueso de los pasivos emitidos por los Estados periféricos objeto de los rescates.

La académica tiende a pensar que en los niveles directivos de la UE ya se aprecia, por la fuerza de las circunstancias, una visión más cautelosa de la situación que se está reflejando en decisiones novedosas que hasta el presente encontraban fuertes resistencias. "Ya hay acciones concretas: la emisión de eurobonos y la compra de deuda soberana de estos países. Actualmente, la inestabilidad principal ha sido superada, y ahora empezaron a aparecer los primeros números de proyecciones para 2012, que incluyen la probabilidad de recesión", analizó la experta, recordando que "toda recesión es primero financiera y luego se transmite a la economía real", es decir, la dinámica que está experimentando en estos meses la economía del euro. Sin embargo, puntualizó, no debería esperarse allí una debacle económica de profundas consecuencias sociales, ya que se trataría de "una recesión leve en países ricos", donde la economía, aun en crisis, sigue generando recursos suficientes como para evitar pauperizaciones y deterioros como los registrados históricamente en las zonas periféricas, América Latina, por ejemplo. "El problema actual es el crédito: que haya disponibilidad de liquidez" barata para que los bancos financien una nueva fase de expansión de las empresas, de modo que éstas vuelvan a contratar personal, eleven salarios y contribuyan así a reactivar la demanda.

Not enough

No obstante, pese a que “hasta ahora inyectaron cantidades impresionantes de dinero” para estimular la actividad, “los mercados no confían y exigen primas muy elevadas” a cambio de sus adquisiciones de papeles. Pero la etapa introduce la novedad geopolítica de “una fuerte ruptura entre las economías más avanzadas, que van lento, y las emergentes, como América Latina y Asia, que impulsan la actividad desde 2008” a partir de la demanda y precios de sus recursos naturales y commodities. En este punto, Mordecki refirió a la relevancia de “la calidad de la demanda” y advirtió contra el riesgo de primarización productiva que representa para los emergentes su modelo de crecimiento basado en la explotación de su sector primario. Desarrollados y emergentes “tienen distintos patrones de consumo”, indicó, para luego ejemplificar gráficamente: “El principal cliente de Brasil antes de la crisis era EEUU, y el principal producto que le vendía eran aviones. Ahora su primer socio es China y lo que le exporta es soja”. De ahí la conclusión del remate: “Nuestras economías corren el riesgo cierto de reprimarización, otra razón que explica la inviabilidad de este camino”.

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