El sueño tricolor en la Libertadores finalizó anoche. Tras empatar a cero con el América de México y la victoria 4-2 de Fluminense como visitante ante Argentinos Juniors en Buenos Aires, los dirigidos por Juan Ramón Carrasco se quedaron con la ñata contra el vidrio y verán desde afuera los octavos de final de la competencia, en los que Peñarol tendrá que medirse con el Inter de Porto Alegre. La noche comenzó bien y terminó mal para los tricolores.
En el primer tiempo, basado en el buen juego de sus volantes, Nacional presionó mucho la salida de los mexicanos y fue claro dominador de las acciones. Tuvo varias chances propicias para abrir el marcador, pero la mayoría de las veces defecciones en la definición fueron alargando el 0-0. El gran debe de los del Parque Central fue no haber aprovechado el gran envión de los 20 minutos iniciales, en los cuales los aztecas sólo atinaron a defender el cero en su arco.
En esos primeros 45 minutos de partido los amarillos mexicanos prácticamente no llegaron con claridad al arco de Muñoz, aunque luego de la presión en el arranque por momentos le robaron la pelota a Nacional y les quitaron un poco de peso a los atareados zagueros y al activo arquero Ochoa.
Nacional salió a la cancha con la siguiente oncena: Rodrigo Muñoz; Gonzalo Godoy, Jadson Viera, Sebastián Coates y Gabriel Marques; Facundo Píriz, Mauricio Pereyra y Bruno Fornaroli; Tabaré Viudez, Santiago García y Jonathan Charquero. En el comienzo de la segunda parte, cuando el América se hizo dueño de las acciones y el toqueteo de los visitantes exasperaba a la multitud, Juan Ramón Carrasco incluyó en el equipo a Matías Cabrera y sacó al laborioso Pereyra. Iban 15 minutos del segundo tiempo. Viendo que la cosa no mejoraba, Carrasco apeló a los recursos que le quedaban en el banco y mandó a la cancha al brasileño Carlão en lugar de Fornaroli y después al también norteño Anderson por el intrascendente Charquero, pero en definitiva las variantes no dieron resultado alguno.
Nacional fue inoperante y decepcionó a la multitud que se hizo presente en el Centenario. Los visitantes, con oficio, siguieron haciendo su partido hasta conseguir el punto que los clasificó a la siguiente fase. Se fueron al vestuario del Centenario ya del otro lado, mientras que los tricolores dirigieron sus miradas hacia Buenos Aires, donde el reflejo que tuvieron no fue el deseado y ahora, para salvar el primer semestre del año, tendrán que apuntar a la obtención del Uruguayo. La Libertadores otra vez será.