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Viviendas construidas con barro en la cooperativa Guyunusa, en Pinar Norte. (archivo, noviembre de 2008)

Foto: Pablo Nogueira

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Un acercamiento a los sistemas alternativos de construcción: madera y barro.

En las últimas semanas hubo dos eventos puntuales de promoción del uso de tecnologías y materiales alternativos para la construcción de viviendas de carácter social, que contaron con el respaldo de autoridades y organismos nacionales. A la exhibición, dentro de la sede de la Escuela de Producción del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP) (ex UTU), de un prototipo de casa realizado a base de eucaliptus y pino por parte de estudiantes, se le sumó la organización del primer “Foro de la madera” en Tacuarembó. Esta última instancia fue impulsada a demanda de cooperativas y profesionales de dicho departamento que buscan una solución para sus problemas habitacionales.

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La fabricación del prototipo de vivienda de 58 metros cuadrados por alumnos de la Escuela de Construcción de Obra del CETP se enmarcó dentro del plan piloto que desarrolla el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) para el realojamiento de 45 familias afincadas en un asentamiento inundable próximo a la ciudad de Rivera, conocido como La cañada de Mandubí.

A partir de setiembre, carpinteros y obreros locales trabajarán de manera mancomunada en la concreción de este proyecto, en una zona determinada por la intendencia. A su vez, las tareas de construcción serán asistidas por docentes y alumnos, así como también por estudiantes avanzados de una escuela de artes y oficios canadiense. Las viviendas tienen la particularidad de que se construyen en seis semanas, una vez que está hecha la platea. De prosperar esta iniciativa, la experiencia será el puntapié inicial de nuevas edificaciones de carácter social con sistemas constructivos no convencionales en otras partes del país, sobre todo en la región norte. Con el fin de potenciar este tipo de emprendimientos, está prevista la creación de una Comisión de Calidad e Innovaciones Tecnológicas, la cual estará integrada por varios organismos estatales vinculados a la construcción.

Madera boom

Según Duilio Amándola, presidente de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay y responsable de la cátedra de Construcción de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (Udelar), los sistemas constructivos a base de maderas se emplean de manera experimental en nuestro país desde hace varios años. Las obras arquitectónicas con estas características son frecuentes de localizar en los departamentos limítrofes con Brasil, donde las condiciones climáticas, sumadas a la disponibilidad de la materia prima, propician su desarrollo.

Aparte de la concreción de las viviendas en tiempos relativamente cortos, gracias a que muchas de las piezas ya vienen prefabricadas, la madera es un recurso renovable y sustentable, que permite obtener construcciones de muy buena calidad a menor costo que las edificaciones de hormigón armado.

Desde mediados de la década del 80 se han plantado en tierras nacionales unas 850.000 hectáreas de árboles de rápido crecimiento, principalmente eucaliptus y pino. La buena calidad de la materia prima obtenida se ve reflejada en los altos volúmenes de exportación que se registran en este rubro. Según declaraciones de la directora Nacional de Vivienda, Lucía Etcheverry, existen en la actualidad siete cooperativas interesadas en aplicar estos sistemas en el norte del país, las cuales ya están diseñando sus proyectos.

En cuanto a la vida útil de una vivienda cimentada a base de madera, se la puede considerar como indefinida, ya que depende del mantenimiento que se le haga. A diferencia de lo que acontecía en otros países de la región, Uruguay no contaba con un organismo que otorgara aptitud para evaluar y llevar a cabo los proyectos de construcción no convencionales. Según Amándola, desde la asunción de las presentes autoridades del MVOTMA, con la arquitecta Graciela Muslera a la cabeza, se avanzó en pos de alcanzar un desarrollo estandarizado y profesional de los sistemas alternativos.

Esto se ve reflejado, por ejemplo, en los lineamientos del Plan Quinquenal 2010-2015, con la inclusión de tecnologías no tradicionales para la construcción de viviendas, y la creación de un sistema de otorgamiento de aptitud que permite hacer evaluaciones técnicas y administrativas. De ahora en más, quien esté interesado en estos mecanismos deberá contar con un Documento de Aptitud Técnica expedido por el Instituto de la Construcción de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (Udelar).

En caso de que se continúe esta línea de acuerdos interinstitucionales, se procurará que en el futuro, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, a través del LATU, certifique la calidad de las instalaciones técnicas de las viviendas.

Barro con onda

Desde épocas remotas, gracias a la alta disponibilidad de este recurso natural, la tierra está vinculada a las personas durante los procesos de cimentación de viviendas. Esa relación estrecha y orgánica entre ambas partes consolidó con el paso del tiempo una verdadera cultura constructiva del hombre con su hábitat. Los vestigios de esa tradición milenaria han sido censados mediante estudios científicos realizados por la Unesco, la cual afirma que más de la mitad de la población mundial vive en la actualidad en casas de tierra. Sin embargo, fue a partir del siglo XX, a medida que el capitalismo fue ganando terreno en las sociedades occidentales, que el hombre dejó de participar activamente en el proceso de construcción de sus viviendas, que pasaron a ser una mercancía más, un objeto elaborado por empresas constructoras.

En nuestro país las construcciones de este tipo también han estado presentes a lo largo del tiempo en distintas zonas del interior, especialmente en campaña. Desde una visión contemporánea, el uso de materiales naturales (paja, tierra, madera, piedra, caña) contribuye a impulsar tecnologías de bioconstrucción. Los ejemplos más sobresalientes se localizan en Salto, debido a que en la regional norte de la Facultad de Arquitectura de la Udelar existe un grupo de arquitectos, gestor de obras en tierra, que viene experimentando desde hace años.

Según Rosario Etchebarne, arquitecta especializada en la materia e integrante del cuerpo docente de la Escuela de Construcción de la Facultad de Arquitectura, los sistemas constructivos a base de tierra trascienden el mero hecho de lo arquitectónico para transformarse en una verdadera forma de encarar la vida. Cada vez son más frecuentes las consultas de jóvenes de todas partes del país interesados en participar del proceso de cimentación de sus propias viviendas, tanto en solitario como a través de colectivos.

Este proceso es conocido como permacultura e implica el diseño holístico del individuo en la creación de asentamientos humanos sostenibles. La demanda de información de los interesados es saciada, en parte, a través de cursos de mano de obra que son brindados por profesionales universitarios en distintas localidades del interior. Durante esa etapa de búsqueda de información, muchos suelen consultar blogs y sitios web especializados. Un hecho que muchas veces también inclina la balanza a la hora de elegir esta opción es el muy bajo costo.

En esta línea, colabora el hecho de que la estructura de financiamiento de la vivienda social convencional en nuestro país es cara, debido a que tiene que atravesar las dinámicas del régimen capitalista. “La vivienda social en Uruguay es cara y muchas veces el usuario queda atado a los planes de financiación, pagando una deuda que puede llegar a durar 25 años”, afirmó Etchebarne. Si bien por parte de la Dirección Nacional de Vivienda hay intenciones de estudiar la implementación de estas formas de construcción vernácula para brindar soluciones habitacionales en el futuro, lo concreto es que hoy por hoy no se han planificado proyectos de trabajo específicos.

Son varias las modalidades de construcción con tierra, y en casi todos los casos el diseño depende del clima y del ambiente. En la aplacible Villa Serrana del departamento de Lavalleja, por ejemplo, se están levantando casas de particulares con bloques de este material, tomado del propio suelo, que luego son complementados con una mínima proporción de cemento que se emplea para cubrir las paredes exteriores. También se suelen utilizar bloques de adobe, terrón o tierra alivianada, dependiendo de las características de cada suelo.

Otra modalidad que suele utilizarse es la combinación de estructuras de madera rellenadas con tierra. En estos casos se destaca la conformación de paneles de fajina armados a base de maderas nacionales, que luego son embarrados, conformándose así gruesas paredes que generan un excelente comportamiento térmico y una adecuada regulación de la humedad ambiental en el interior. Incorporando una mínima estufa a leña, de combustión cerrada, se puede mantener el clima templado dentro de la casa durante los meses de frío. Y para mantener una temperatura agradable en verano es necesario proveer un sistema de ventilación adecuado. Este hecho no es menor, ya que implica un gran ahorro energético, que se suma al experimentado durante la etapa de construcción.

Aparte de las viviendas realizadas a base de madera y elementos biodegradables como la tierra, complementan la nómina de sistemas alternativos las construcciones que emplean el uso de elementos reciclados y aquéllos con alta incorporación de tecnología a base de elementos de pvc o polietileno expandido.

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