Ingresá

Los jugadores de Ferro Carril de Salto, ayer, cuando lograban el título en el Campeonato Nacional de Clubes, tras vencer en la tanda de penales a Lavalleja de Rocha, en el estadio Juan Antonio Lavalleja de Trinidad.

Foto: Fernando Morán

Volvió el tren

4 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Ferro Carril de Salto campeón del Interior.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Por segunda vez en su larga y rica historia, Ferro Carril Fútbol Club de Salto se consagró como el mejor del interior. Es la segunda vez que el elenco carbonero se consagra como el mejor de la Copa Nacional de Clubes en un período de tres años, lo que seguramente dentro de un tiempo se verá como un período de hegemonía de uno de los grandes de Salto. Fue ayer en el Juan Antonio Lavalleja de Trinidad cuando Ferro en la última de las instancias; es decir, en la definición por penales, doblegó a su dignísimo rival, Lavalleja de Rocha, venciéndolo en los tiros desde los 12 pasos 5-4.

Todo lo demás, las dos finales anteriores, más los 90 minutos de la finalísima, más los 30 de prórroga, más la serie inicial de penales, había sido tan pero tan parejo que no se podían despegar. En el que terminó siendo el último penal de los rochenses Enzo de Cuadra la tiró por arriba del travesaño, y el momento de la gloria pasó cerca, cerquita de Sebastián Silvera, el volante salteño que acertó en la ejecución de su penal e hizo enloquecer a los cientos de salteños que habían hecho más de 300 kilómetros para seguir a sus aún vigentes héroes.

Estas cosas son así, no se sueñan de chiquito, no se les pide a los reyes, no se ambicionan desde el corazón ni se quieren como a una novia. Estas cosas se van amasando conforme pasa el tiempo, la vida , los aconteceres cotidianos de la ciudad, la forja de la pequeña utopía, de los sueños chicos y con olor a pueblo, que no se asemejan al de los niños jóvenes de las grandes metrópolis que quieren tomar por asalto la vida de sus héroes de la televisión de la compu.

Estos sueños, sueñitos, se hacen pedaleando del laburo a la práctica, en la hondita que te sirve primero para hacer novia y después para llevar a los gurises al jardín de infantes, en el almacén de la esquina, en el club, en el centro.

Ese sueño, esa gloria , que se entrega sobre los gastados gladiadores salteños, que con mucho más carpeta que juego llegaron a esta finalísima, tiene sin embargo el mismo valor , o más , en cuanto a gloria artesanal, buscada, querida y sentida, que muchas de las falsas epopeyas de plástico que nos llegan a diario a través de la televisión.

Los cansados héroes de Ferro, los que le dieron la primera copa, los que ayer volvieron a alzar la orejona de alguna manera me hicieron recordar a los héroes de Santa Beatriz, los que en 1935 en Perú dispararon el mito de la garra uruguaya al vencer, cansados y ya casi sin fuerzas , pero con mucha jerarquía a los jóvenes argentinos que se venían comiendo los niños crudos.

Ferro ayer fue campeón a carpeta, con sus cuatro carromatos del fondo aguantando a pie firme y sin el menor pudor futbolístico, la embestida del germinal Lavalleja, humilde, pobre, pero millonario en sueños ilusiones e intentos, y con la estrategia de definir aisladamente en los pies de su máxima figura Carlos Vera.

A juego, a sueños y hasta a intentos Lavalleja mereció más, pero su antagonista puso en cancha algo que no es exclusivo de hombres, sino del género humano y es entereza, concentración y aplicación para entender el juego y tratar de quebrarlo a su favor.

Aguante m'hijo

Por que esperar algo distinto de la primera parte, cuando uno podía usando sólo su archivo de vida por las canchas del interior presagiar que iba a venir de ringui -ranga, con los carromatos chocando entre sí porque esto no es pa' maulas como les habrá dicho algún veterano en la cantina el martes o el miércoles mientras soñaban una y otra vez con este partido que permitiría robarle terrible chupón a la gloria. Porque este fútbol de alhambrado de cinco hilos, de vecinos, de primos, de novios, es aún terriblemente machista y se mide por quien tranca más fuerte , por quien no le hace asco a la boquilla de los zagueros, por los guadañazos de cinco , por los planchazos de los delanteros. Y así va la cosa, así fue toda la primera parte, yendo y viniendo sin ton ni son, sin más jugadas que pelotazos pa un lado y pal otro , trancazos, empujones y puteadas, pero casi sin jugadas de gol o triangulaciones o hasta centros que permitieran avizorar que otro ritmo que no fuera el de la violencia tribal pudiese tener el partido.

De esa primera parte aparte de empujones y tarjetas sólo quedan en la libreta de las buenas intenciones una llegada del Cuervito Lairihoy que con acciones en un mismo tempo casi doblega a Lavalleja -muy bien el arquero Oscar Lemos- y alguna aislada del goleador del torneo Santiago tato Barboza que casi convierte para el Lava.

Metela

La segunda parte cambió por completo porque los rochenses fueron un aluvión ofensivo en el comienzo con Tato Barboza arrastrando gente por la izquierda, y después cuando entre Pedro Cardozo, con el Pedro bandideando por el centro. Fue sin dudas el momento de los sueños del equipo de los tres barrios rochenses, cuando pusieron a Ferro contra su arco y estuvieron a punto de quebrar la resistencia del golero salteño Diego Burgos. Aguantaron bien y como pudieron los cuatro de fondo carbonero Matías Suárez, el Ruso Maliniovski, Jorge Alvez y Bruno Fiordelmondo, y el capitán José María Di Napoli fue el motor de desagüe para que su equipo no hiciera agua desbordado por la ofensiva rival.

Con el artiguense Carlos Vera neutralizado en ataque, Ramón Rivas el técnico salteño encontró en el ingreso de Rodrigo Quiroga un aporte interesantísimo en ofensiva y también en el aporte de mediacancha y fue Quiroga quien estuvo a punto de anotar el gol que hubiese salteado alargue y penales.

Estos tipos, que además de trabajar, juegan al fútbol, invirtiendo la ecuación de sus pares que salen en la tele, se entraron a cansar de un lado y del otro y a pesar de que las diferencias de caudal ofensivo seguían siendo apreciables a favor de Lavalleja, empezaron a jugar más al error del rival o a que les quedara una pelota como la que le quedó al artigiense Vera que en la boca del área chica terminó cruzado y afuera.

En el alargue el asunto fue más o menos así sólo que diez contra diez porque por distintas circunstancias vieron la roja Roberto Pili en los rochenses y Lairihoy en los salteños justo cuando se agotaba el tiempo reglamentario.

Hubo situaciones de gol para los dos, pero sobre todo cansancio y errores que condujeron inexorablemente a la definición por penales donde los dos arqueros fueron grandes protagonistas atajando dos remates consecutivamente.

Después cuento conocido, que no lo podes tener, que qué le vamos a hacer… y la gloria se fue de nuevo al lado de Ferro.

Salute campeón.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura