Los tres puntos obtenidos por los tricolores en parte sirvieron para dejar atrás la derrota sufrida en la Libertadores ante el Libertad paraguayo, aunque mucho deberá mejorar el equipo de Marcelo Gallardo si quiere tener vuelo en lo internacional, además de en lo local, ámbito en el que el fin de semana, en la segunda fecha, tendrá como rival a Defensor Sporting en duelo de equipos de nivel copero.
El resultado final fue un premio para la eficacia de Nacional en ataque, porque en cuanto a lo que fue el juego, los darseneros realmente merecieron irse con algo del reducto de La Blanqueada.
El aplicado conjunto darsenero, que ya había tenido una destacada actuación en el Apertura y que recientemente se quedó con el Torneo Preparación, fue superior a su rival durante buena parte del encuentro, y aun cuando a los pocos minutos del segundo tiempo se quedó con diez hombres por la expulsión del zaguero Mauricio Prieto, conservó su idea de juego y no se entregó hasta el final. Con una base similar a la que actuó en el pasado semestre, los albirrojos no tienen grandes individualidades aunque sí muchos jugadores interesantes, además de un consistente juego de equipo, que los llevó a hacer un buen partido en el Parque Central y que seguramente los convertirá en un animador del certamen que acaba de comenzar.
Nacional, que salió con algunos cambios respecto al equipo que había empezado jugando ante los paraguayos por la Libertadores, tuvo la virtud de la eficacia y así se puso en ventaja en la primera ocasión que tuvo, a los 7 minutos, cuando Medina remató de gran manera una buena maniobra ofensiva. Después, pasó un largo rato de paridad, pero pasados los 30 minutos fue el veloz Viudez que puso el 2-0 tras definir muy bien después de una exquisita habilitación del Chino Recoba. Hasta ese momento, River Plate había tenido la pelota, pero careció de pegada arriba y lo pagó caro. Curiosamente, antes del final del primer tiempo los darseneros descontaron en una jugada en la que no patearon al arco, sino que un centro del delantero Pablo Olivera se cerró, se coló por el segundo palo de Burián y alargó la incertidumbre.
Con Facundo Píriz y el argentino Damonte como únicos volantes de marca, Nacional no tuvo peso en esa zona de la cancha porque además ninguno de los dos tuvo una tarea destacable, y ahí se hizo fuerte River, que manejó bien la bola, aunque como se señaló, la carencia de fuerza en ataque equiparó las cosas.
Porque si es cierto que los tricolores no estuvieron felices en la contención (el mejor por lejos en este rubro una vez más fue el zaguero Alexis Rolín, que se cansó de apagar incendios en el fondo), cuando atacan muestran otra cara. Ayer Viudez fue el mejor delantero tricolor -Vicente Sánchez tuvo un partido olvidable, incluso erró una ocasión de gol increíble, otra vez, como contra Vasco en Río, por culpa de su impericia con la derecha cuando hay que definir, y fue remplazado al término del primer tiempo-, y además no anduvo mal Recoba (que fue titular), el Cacique Medina tuvo dos chances e hizo una y cuando ingresó Gonzalo Bueno hizo lo suyo. De hecho, el penal que le hicieron en el ocaso del encuentro al joven delantero y que remató al gol Matías Cabrera liquidó las cosas. Recién ahí el Muñeco respiró tranquilo, mientras del otro lado Almada masticaba bronca al ver cómo definitivamente se le iba un partido que había planteado muy bien.
En los descuentos el picante Maureen Franco metió un golazo de tiro libre, pero el precioso gol apenas sirvió para decorar el marcador, porque casi de inmediato el debutante árbitro Ferreyra, de mediocre gestión, pitó el final.