-¿De qué manera elegís a los jugadores del interior? ¿Cómo se trabaja previo a la citación?
-Con Gustavo Rivas, que es el que coordina todas las actividades en el interior, prácticamente viajamos entre uno y dos fines de semana por mes. Tenemos entrenadores referentes y conocemos a los dirigentes, lo que facilita nuestra tarea. Recuerdo que las primeras veces que fuimos era muy difícil entrar, juntar un grupo de entrenadores y recibir apoyo. Con el tiempo y la constancia en el trabajo, se nos hizo más fácil. Ahora nos llaman para que vayamos. Por ejemplo, el año pasado empezamos a observar a las generaciones 1998 y 1999. La primera compite a fines de este año y la otra a fines de 2014. Entonces nos ponemos en contacto con los entrenadores, vamos un fin de semana, hacemos un campus, al que ellos mandan a los más talentosos de esas edades. Generalmente son grupos numerosos, de 30 a 40 botijas. Entrenamos y hacemos una ficha con los datos de cada uno. A partir de ahí hacemos el seguimiento con los entrenadores locales y en nuevas visitas. A medida que vamos viendo a los grupos los vamos achicando; cuando se reducen a los más destacados o a los que creemos que tienen posibilidades de sumarse a una preselección, los traemos a Montevideo en época de vacaciones para cotejarlos con los chicos de acá. Hay que ver cómo se adaptan y si están al mismo nivel. De esa manera vamos sumando a los jugadores del interior, donde hay mucho talento y un número inimaginable de chicos que juegan al básquetbol. En Montevideo es más fácil porque los vemos los fines de semana.
-En tu opinión, ¿cómo se trabaja en las formativas del básquetbol?
-Creo que no se trabaja mal, se trabaja relativamente bien, pero se podría trabajar un poco más, un poco mejor. Creo que en algunos clubes se ha mejorado mucho en los últimos años. Nosotros lo notamos porque tenemos chicos de todos los clubes. Cada uno tiene su característica: un chico de determinado club tiene determinadas fortalezas y debilidades, pero se adaptan rápidamente al trabajo nuestro, lo que demuestra que tienen una base. Pienso que hay que mejorar lo que más sufren ellos y lo que sufrimos nosotros: la baja intensidad. En ese aspecto estamos en el debe en el trabajo en formativas, también en el trabajo de tecnificación individual. Soy de la idea de que cada institución no sólo debe tener un proyecto general con las formativas, sino también un proyecto de desarrollo individual con cada jugador. Los chicos con potencial necesitan diferentes cosas, tanto en el aspecto físico como en el técnico. Si un jugador necesita hacer en la temporada un trabajo físico para después ejecutar bien la parte técnica en el juego, y ésa es la prioridad, pero, de repente, hace una mala temporada, eso no debería ser lo importante. Lo fundamental es que cuando tenga 17 o 18 años cuente con la posibilidad de participar en un plantel principal. Creo que les tenemos que meter más cabeza a los proyectos de desarrollo individual, que se pueden hacer paralelamente con el trabajo del equipo. Nosotros en lo que encontramos más diferencia a nivel internacional es en el aspecto físico; no creo que estemos lejos en la técnica y en los conceptos. Los muchachos se adaptan rápidamente al trabajo de la selección nacional. Hay cosas que se transmiten de generación en generación: el silencio con el que se trabaja, el respeto, el comportamiento, la solidaridad, el respeto por los horarios. Manejamos una serie de valores que nos han hecho ser ejemplo a nivel internacional cuando viajamos como delegación. Vamos bien vestidos, todos iguales, somos amables. Son cosas que no se ven o se desconocen, pero que nosotros valoramos mucho.
-¿De qué manera trabajan ustedes la mentalidad con basquetbolistas jóvenes, su concentración durante las diferentes etapas?
-En primer lugar, hay que decir que el trabajo en la selección es totalmente diferente al de los clubes, en el sentido de que los chicos tienen otra motivación de la que pueden tener en el club, porque es una selección y van a representar al país. En segundo lugar, no existe margen a las desconcentraciones, a las salidas de pista, porque todos los chicos que juegan al básquetbol en formativas quieren ocupar el lugar de los chicos que están actualmente. Son cosas que mediante el trabajo diario y charlas se las vamos haciendo ver. Son unos privilegiados, están en el lugar donde quieren estar todos. La forma de trabajo y de transmitir las cosas, la seriedad de todo lo que nos rodea, las cosas que se obtienen para que los muchachos hagan un buen trabajo, el tiempo prolongado que trabajamos, que hace que seamos un equipo más que una selección. Tenemos una excelente relación con los padres. Somos muy hinchas de juntarnos cada dos o tres semanas para hacer asados, meriendas compartidas. Hacemos esa clase de reuniones con los padres, hablamos con ellos, les explicamos cuáles son nuestras ideas y nuestros objetivos, qué es lo que queremos. Encontramos una colaboración tremenda en ese aspecto. También hacemos siempre alguna concentración o convivencia en el interior. Eso es lo que nos da más crecimiento, no sólo porque estamos tres o cuatro días enfocados en el básquetbol, sino que la propia convivencia hace madurar mucho a los chicos. Por suerte ellos trabajan muy bien, se aprovecha el tiempo, están concentrados de manera acorde a su edad y cumplen…, y mirá que trabajan fuerte.