Ni Costa Rica ni Grecia estaban en los planes de nadie para los octavos de final. Quizá por eso es tan lindo y nos gusta tanto el fútbol. La selección tica ganó el grupo que integraban tres campeones mundiales; los griegos entraron segundos detrás de Colombia y dejaron afuera a dos buenas selecciones: Costa de Marfil y Japón. Un lugar merecido para ambos equipos. Ayer, con una paridad absoluta, cualquiera de los dos podría haber seguido en carrera. Costa Rica ganó 5-3 en los penales tras el empate 1-1 y consiguió una histórica clasificación a cuartos de final, en los que tendrá como rival a Holanda.
El primer tiempo del duelo entre ticos y helénicos fue un aburrido empate sin goles. Mucho respeto táctico, con defensas replegadas y ataques tan tímidos como esporádicos. La más clara fue para los griegos, pero la salvó el buen arquero de Costa Rica, Keylor Navas. El arranque del segundo tiempo empezó con gol de Bryan Ruiz, a los 52 minutos. Un tiro defectuoso desde fuera del área que se convirtió en un exacto cambio de palo inalcanzable para el meta Orestis Karnezis. Desde ese momento, el conjunto centroamericano se decidió a defender, y Grecia, con lo que tenía, se tiró arriba a buscar el partido, impulsado por la expulsión del costarricense Óscar Duarte, a los 66 minutos. Lo encontró cuando se iba, a los 91 minutos, por su incansable esmero y gracias al gol del defensa Socratis Papastathopoulos, que llevó al alargue.
Fueron 30 minutos más de fútbol cansino en el Arena Pernambuco de Recife, tanto por propuesta como por desgaste físico. Los griegos insinuaron con el hombre de más que tenían en cancha; Costa Rica quedó supeditada al encare en solitario del bueno de Joel Campbell. Ni una cosa ni la otra: penales. En la definición fue más acertado Costa Rica, para que la historia la inscribiera por primera vez en una Copa del Mundo como cuartofinalista.