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Fernandinho, de Brasil, luego del gol de Toni Kroos para Alemania durante la semifinal de la Copa Mundial de la FIFA entre Alemania y Brasil, ayer, en el Estadio Mineirao en Belo Horizonte, Brasil./Foto: Robert Ghement, Efe.

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Con una impactante goleada 7-1, Alemania eliminó a Brasil y clasificó a la final del Mundial.

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Histórica clasificación de los alemanes a la final del Mundial 2014, no por quién pasó a la definición, sino por el resultado final, 7-1, que dejó a la selección verdeamarela sin hexa. La fiesta fue completa para la visita, ya que Miroslav Klose se transformó en el máximo artillero mundialista.

Si se trasciende la competencia, lo deportivo, lo futbolístico, la derrota de Brasil, en casa, vapuleado por los alemanes, para millones de televidentes significó una experiencia difícil de explicar, en muchos casos orientada hacia la sorpresa, la tristeza y hasta la reflexión. Por lo menos a nosotros, los uruguayos, o los que nos criamos acá, nos estremece la idea de que los deportistas que ayer fracasaron en una cancha sean sometidos a una casi muerte civil o deportiva y se conviertan en los Barbosa del siglo XXI. Esa parte angustia, oprime y, de alguna manera, enseña que los pueblos recaen en conductas colectivas.

La selección local sin Neymar Jr y sin su capitán, Thiago Silva, arrancó con todo en los primeros 3, 4 minutos, presionando arriba. Tal vez no lo pudo plasmar en las llegadas, pero sí en la actitud y en su presencia dentro de la cancha. Un remate de Marcelo y un desborde de Hulk que no fue bien culminado fueron las aproximaciones verdeamarelas en el arranque. Pero los alemanes comenzaron a acomodarse a medida que pasaron los segundos y ganaron metros. Khedira empezó a ser importante arriba con su presencia en las inmediaciones del área. A los 11 minutos llegó el primer desnivel que haría caer de un golpe a Brasil, cual combate de boxeo; un córner desde la derecha del ataque de Alemania encontró solo al atacante Thomas Müller, que ante la ausencia de su marca (por lo que se pudo observar, seguramente David Luiz), no hizo más que mandarla a guardar. Hubo una clara falla en la defensa brasileña, que centró su atención en los tres hombres que buscaron la pelota en el primer palo pero descuidó a Müller.

Los europeos tocan, y lo hacen bien, y en los primeros 20 minutos, tras el gol, se sintieron muy cómodos. Viendo que su rival no mostró ninguna respuesta, Alemania fue por más. A los 23 minutos Miroslav Klose hizo historia: un lindo pase al corazón del área de Müller encontró al ariete de cara al arco para anotar su gol número 16 en la historia de los Mundiales y quedar como máximo artillero de la competición, uno por encima de Ronaldo, que vio en el propio estadio cómo Klose superó su marca.

Pero la cosa no quedó ahí: 1 minuto más tarde, Toni Kross colocó el tercero luego de un centro de Philipp Lahm, y las caras que filmaba la televisión internacional eran de mucha tristeza. Una imagen muy fuerte que se veía a través de las pantallas y que era reflejo del tornado alemán que se vivía dentro del campo de juego. El cuarto llegó apenas 120 segundos más tarde, luego de un grosero error en la salida de Brasil: Fernandinho la perdió y dejó servida la mesa para que Khedira le dejara un nuevo tanto a Kross. Khedira, futbolista de Real Madrid, hizo su gol tras pase de Mesut Özil, que jugó de asistidor. 5-0 y aún el reloj no había llegado a la media hora. El primer tiempo finalizó con una sorpresa generalizada y un resultado casi imposible de cambiar.

Siga el baile

El segundo tiempo arrancó igual que el primero: Brasil yendo con todo sobre el arco de Manuel Neuer pero con la gran diferencia del marcador adverso. Cuatro ocasiones de gol sumaron los muchachos de Scolari en 10 minutos, pero el arquero alemán fue clave para que nada cambiara; le tapó una llegada al recién ingresado Ramíres, otra a Oscar y dos a Paulinho, la segunda de forma espectacular, para también transformarse en figura.

Como si una hoja de calco se pusiera arriba de la segunda mitad del encuentro, Alemania, pasados los minutos iniciales, otra vez buscó avanzar y Müller casi hace el sexto, pero esta vez respondió bien Julio César. Joachim Löw vio que las cosas habían cambiado y también movió sus fichas para no perder el control. Antes de los 70 minutos, llegó el sexto desde los pies del delantero Andre Schuerrle, que un rato después puso el séptimo con un fuerte disparo al ángulo izquierdo. Oscar descontó antes del cierre, pero la historia ya estaba marcada. Paliza total de los europeos que se meten en la gran final del domingo en Maracanã luego de dos Mundiales de quedarse en la puerta. Brasil jugará el sábado por el tercer puesto.

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