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Cristian Espinoza, de Huracán, y Sebastián Ariosa, de Defensor Sporting, ayer, en el estadio Tomás Ducó de Buenos Aires. Foto: Juan Mabromata, Afp

Quemados

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Defensor Sporting perdió 1-0 con Huracán por la Sudamericana.

Pese a haber dominado buena parte de las acciones, Defensor Sporting se volvió sin nada de Buenos Aires tras caer 1-0 con Huracán en el partido de ida de cuartos de final de la Copa Sudamericana. El duelo jugado en el Tomás Adolfo Ducó de Parque Patricios se definió con un cabezazo del goleador del globo, el cordobés Ramón Ábila. Los violetas quedaron tocados, pero no hundidos, y la historia se resolverá el martes en el Franzini.

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De entrada se paró adelante Huracán, con profunda vocación de no dejar espacios para la creación violeta, apretando la salida con presión intensa. Desde el inicio se mostró la hilacha: Cristian Espinoza sería el arma prioritaria de los argentinos. Con velocidad y ataques profundos, el puntero derecho complicó desde el vamos por el sector de Sebastián Ariosa. A Defensor, bastante arrinconado, no le quedó otra que predisponerse a jugar de contragolpe. Y se dio maña, porque el primer tiro al arco fue de Brian Lozano, bien atajado por el arquero Marcos Díaz.

Como a los 20 avisó el local. Mauro Bogado y Alejandro Romero, doble cinco de Huracán, se imponían en la mitad de la cancha, y desde ahí comenzaron dos ofensivas interesantes: una terminó con un tiro libre que salió besando el palo, la otra fue en los pies de Ramón Wanchope Ábila, pero el tiro salió cruzado.

Llegando a la media hora de fútbol, Defensor hizo pie. El 4-2-3-1 ideado por Juan Tejera, con Mathías Cardacio y Mauro Arambarri en el eje central, equilibró posesión y espacios con los mediocampistas del globo. Con pelota violeta, Felipe Rodríguez, Facundo Castro y Lozano generaron un par de jugadas, que sólo quedaron en buenas intenciones. Sin encontrar el gol, lo mejor de esa parte del partido fue que Defensor logró que la pelota estuviera lejos del arco de Martín Campaña. Casi sobre el final de los primeros 45, el propio Campaña salió con los puños y se llevó puesto a Ezequiel Miralles, pero el árbitro y sobre todo el línea, que estaba mejor ubicado, no lo consideraron falta penal. Zafó Defensor, ésa es la verdad; porque dio la impresión de que era un penal. La última fue violeta: Brian Lozano sacó un tiro libre que pegó en el palo.

En el segundo tiempo el partido fue mucho más movido. Huracán salió a buscar el gol, pero encontró a Defensor muy bien parado. Las figuras de los zagueros Scotti y Fratta se agigantaron, y desde la buena labor de los volantes Cardacio y Arambarri, los violetas comenzaron a lanzar filosos ataques. Si bien el globo tenía el control de la pelota, Defensor con sus contras era más peligroso, y podría haber abierto la cuenta. Una llegada profunda de Facundo Castro fue lo más claro del equipo de Juan Tejera en esos minutos, en los que el desconcierto dominaba las tribunas del gigantesco Ducó. Defensor se sentía cómodo con el partido y así jugaba, y a los 76 minutos casi festejó tras un cabezazo de Arambarri, que generó una fenomenal atajada de Marcos Díaz, el sólido arquero del globo. Pero del casi gol violeta llegó el único grito en la fría noche porteña. La jugada nació de un saque lateral; la defensa violeta, quizá por única vez en el partido, falló, y así el hábil Espinoza, que había insinuado desde el principio del juego, logró darse vuelta y meter un preciso centro al área que encontró en inmejorable posición al artillero Ábila, que con preciso cabezazo de pique al piso decretó el único gol del encuentro. Iban 78 minutos. Defensor, golpeado, intentó una reacción, pero no pudo. En ese lapso final se dieron casi todos los cambios del partido, lo cual le quitó ritmo al epílogo, que dejó al globo mejor parado para la revancha, aunque esta historia continuará.

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