Redondo partido del equipo celeste, conciso y parejo en todas sus líneas. Marcó el ritmo gracias al juego en equipo y, lógico, a la certeza de sus goleadores. Están finos y exactos a la hora de definir. Franco Acosta y Gastón Pereiro pusieron los goles celestes. Prácticamente, el objetivo mundialista está abrochado. Faltando dos fechas, el desempeño de la selección uruguaya alimenta el sueño de campeón. Que nada los despierte.
El miércoles la jornada volverá al estadio Centenario y la celeste jugará a última hora frente a Colombia. Los resultados pueden ayudar, pero el empate le alcanza a Uruguay para clasificar al Mundial. Las posiciones quedaron con Uruguay y Argentina arriba con 7 unidades, Colombia 5, Brasil 4, Paraguay 1, y cierra Perú sin puntos.
Uruguay arrancó con la formación que le queda mejor: una línea de cuatro delante del arquero Gastón Guruceaga conformada por Guillermo Cotugno como lateral derecho, Erick Cabaco y Agustín Ale -sustituyendo a Mauricio Lemos que se pierde lo que resta de Sudamericano tras la operación de apendicitis- de centrales, y Mathías Suárez como lateral izquierdo; al medio, los de siempre, Nahitan Nández y Mauro Arambarri ocupando la franja central, y por delante tres mediaspuntas: Facundo Castro, Pereiro y Rodrigo Amaral -idéntico al encuentro anterior frente a Perú-; y adelante el goleador Acosta. Paraguay formó con Tomás Echagüe al arco, Saúl Salcedo, Iván Cañete, Omar Alderete y José Sanabria en defensa, Enrique Araújo, Ángel Benítez, Danilo Santacruz y Jeremías Bogado como volantes, y arriba Sergio Díaz junto a Walter González.
Primeros minutos de estudio y con las posesiones que se alternaban entre ambos equipos. La diferencia se marcó en lo que fueron las propuestas: Uruguay decidido cada vez que tenía la pelota, tirando pases en profundo y cargando con todos sus volantes en busca del gol; Paraguay fue otra cosa, mucho más cuidadoso -y haciendo tiempo- tratando de que no se le desarmaran las líneas cuando ofendía. De ahí que sólo buscara con tiros desde afuera del área para replegarse rápido.
A los 6 minutos, Acosta insinuó en velocidad, pero fue cortado justo antes del mano a mano ante Echagüe. Pereiro, cómplice y todo, la amasaba pegado a sus socios Castro y Amaral. Cuatro nombres, dos clave: a los 21 minutos, centro desde la izquierda de Rodrigo Amaral -con su pierna derecha- y Franco Acosta la peinó para que la guinda se colara al segundo palo con forma de 1-0; a los 37 Castro desbordó por la derecha después de una recuperación y gran jugada de engaños de Amaral por la derecha, y el centro fue anticipado por Pereiro, que marcó el 2-0. Y justo antes de este gol podría haber otro, pero el tiro del Zorrito Suárez desde lejos reventó el travesaño.
En el segundo tiempo se notó a un Paraguay más decidido. No le quedaba otra, porque sabía que la derrota lo dejaba lejos de los puestos para clasificarse al Mundial. Decidido y con apuros, porque a los 30 segundos casi descontó, si no hubiera sido por la volada increíble de Guruceaga. En retroceso, estirándose hacia atrás, sacándola por arriba. No hay novedad en decirlo, pero conviene recalcar que el arquero celeste ha sido clave cuando a Uruguay lo sobrepasan sus rivales; una garantía con candado.
A los 64 apareció una roja para el paraguayo Ángel Benítez por doble amonestación. Vino justo, porque los guaraníes jugaban en cancha del equipo de Coito. Con el hombre de más, Uruguay se volvió a parar bien y, dueño de la bola, maniató a la albirroja. A los 39, inspirado por el olé olé de la tribuna, Pereiro tuvo el 3-0 pero marró en la definición.