Gran partido del bohemio, a puro fútbol. Dominó campo y situaciones en el primer tiempo y logró el gol con anotación de Matías Santos, que fue a la postre el de la victoria. Un equipo fiel a su propuesta, con Santiago Martínez como amo y señor del mediocampo y Leo Reymúndez con velocidad en el ataque como figuras. El resto del conjunto sabe lo que quiere. Ayer lo deseó y lo obtuvo, ahora mira hacia adelante. Hoy jugará Boca y hay que ver cómo se mueve la tabla del grupo 5. El bohemio durmió feliz y con 6 puntos al igual que los argentinos, mientras por detrás quedaron Palestino con 3 unidades y Zamora sin puntos. De esta manera el conjunto de Alfredo Arias queda bien parado para lo que viene. La cuarta fecha será nuevamente contra los chilenos pero en su casa, el jueves 19 de marzo. Dos días antes, en Venezuela, abrirán la ronda de revanchas Zamora y los xeneizes.
En la previa se presumía un partido abierto. Por razones obvias: a ambos entrenadores les importa siempre el cómo. Porque el resultado sí es el cometido del juego porque el fin es ganar, pero los métodos para alcanzarlo les importan y mucho. Nada más pitó el árbitro del partido; del dicho al hecho apareció lo concreto. A no ser por alguna diferencia de formación (un 4-2-3-1 en Wanderers y un 4-3-3 en Palestino), el funcionamiento en la cancha era el mismo en los dos equipos: desplazamientos rápidos y en velocidad, buen trato de pelota, presión en el campo contrario cuando era necesario defender, abrir el juego para descomprimir por las bandas, incidir en los espacios vacíos, verticalidad decidida hacia el arco contrario. Un placer de fútbol jugado con vértigo.
El gol de Wanderers fue oportuno. No casual, sino buscado. La acumulación de jugadas favorables al bohemio lo hizo tomar impulso. Darío Melo, arquero de Palestino, le atajó dos tiros a Gastón Rodríguez. Luego fue el mismo Gastón que tiró cruzado luego de un ataque en velocidad, pero la pelota rozó a un defensor chileno y se fue al córner. La cuarta jugada de gol clara fue a los 23 minutos, y después de tanto toque y rotación, Matías Santos decidió pegarle rasante contra el palo de Melo y fue el 1-0.
Palestino, lejos de refugiarse, adelantó líneas. Pablo Guede, su entrenador, adelantó al defensa Alejandro Márquez y lo hizo jugar de volante. De todas formas, la defensa de Wanderers, conformada por Alex Silva, Gastón Bueno, Paulo Lima y Maxi Olivera por delante de Leonardo Burián, más el doble cinco con Santos y Martínez, controló bien su trabajo, sobre todo a su goleador, Renato Tiburón Ramos. Arriba Leo Reymúndez fue bien de punta y complicó con su rapidez, siempre vinculado en la dinámica con los tres que tenía por detrás: Joaquín Verges, Rodríguez y Albarracín. Incluso, Reymúndez pegó un bochazo en el palo que pudo ser el 2-0.
La segunda mitad pasó de ser vertiginosa a desenfrenada. Fiel a su propuesta, Palestino, desde los 60 minutos y hasta el final, terminó jugando con cuatro delanteros. Y la cosa se planteó con los chilenos generando un par de chances, ambas de Jason Silva, que atajó Burián; por su parte, Wanderers, con cambios que mantuvieron la misma dinámica -aunque hicieron que el equipo se replegara-, encontró sus oportunidades de contragolpe. A falta de 5 minutos los chilenos dejaron sólo dos defensores y el resto se fue arriba, arrinconando a Wanderers. Le dio lo mismo a Guede, perdido por perdido, pero no a Arias, que se decidió por armar una línea de cinco en el fondo y cuidar la diferencia. Y sufrió. El fin. Los métodos. Wanderers.