En una noche caliente de Copa Sudamericana, Nacional no pudo con los colombianos de Santa Fe y los tres puntos del partido de ida se fueron para Bogotá. Independiente fue oportuno para concretar sus chances de gol y tuvo cordura para aguantar cuando Nacional fue mejor, sobre todo en el primer tiempo. Wilson Morelo y Luis Seijas, ambos en el segundo tiempo, hicieron los goles del triunfo cafetero. En ese momento, los uruguayos jugaban con nueve tras las expulsiones de Diego Polenta e Iván Alonso, y la visita lo hacía con diez por la roja a Yulián Anchico.
Los puntos altos de Nacional fueron los volantes y los laterales. Enorme partido de Gonzalo Porras y Santiago Romero, omnipresentes en la cancha, a la vez que Alfonso Espino y Damián Eroza se desdoblaron para cumplir todas las funciones por sus bandas. Los colombianos esperaron al desgaste físico de los uruguayos y liquidaron el pleito en el segundo tiempo con ataques precisos y buen toque de balón. Es un golpe duro para los tricolores. Pensar en la vuelta del 16 de setiembre, en Bogotá y con una desventaja de dos goles, no es para nada alentador.
Para Nacional todo fue a remo. La estrategia previa al partido se cayó cuando el árbitro boliviano expulsó a Polenta. Dos minutos de juego y chau planificación; 88 minutos por delante y un partido nuevo. Fue bien echado el defensor, tras darle un pisotón por demás inoportuno a un rival. Inmediatamente, Gustavo Munúa mandó a la cancha a Sebastián Gorga, que ingresó por Ignacio González. Sacrificando a Nacho, Nacional olvidó su 4-2-3-1 inicial y se paró 4-4-1. Fue entendible todo: la calentura del volante de creación por su salida, la postura del entrenador por reformular la zaga y asegurarse esa parte vital de la cancha.
Planeado así el partido, los tricolores jugaron bien los primeros 45. Dominaron pelota, posesión y espacios. Lo mejor fue el tándem por la izquierda que hicieron Espino y Carlos de Pena. Fue precisamente De Pena quien tuvo la más clara en ese lapso, tras peinar un tiro libre ejecutado por Porras, pero la pelota fue desviada por el arquero Andrés Castellanos. Independiente Santa Fe, del otro lado de la cancha y con uno más, casi no pateó al arco. La única jugada peligrosa fue de Morelo en elaboración una propia, pero luego de sacarse dos rivales tiró mal y afuera.
Tan desesperados quedaron los colombianos por no ver la pelota (por lo bien que la movía Nacional) que cortaron reiteradamente con faltas. Carne para las fieras: por un lado, el árbitro empezó a tarjetear jugadores a diestra y siniestra; por otro, el bolso empezó a tirar todas las pelotas detenidas al área y complicó. Faltó precisión. Alonso ganó varias por arriba, pero nunca de forma limpia, mientras que el resto las sacaron los lungos defensas colombianos. Al final del primer tiempo, lo dicho: después de un entrevero, el árbitro boliviano sacó rojas directas a Anchico y Alonso, y la cosa quedó en diez contra nueve.
El desdoble de Porras y Romero fue tremendo. Tanto con diez como con nueve se repartieron la mitad de la cancha y realizaron un trabajo que rozó lo notable. El desahogo siempre fue De Pena y su piques, aunque tanto Espino como Eroza fueron salida permanente por los laterales. El ahogo fue el puñal en forma de pase que le puso el venezolano Luis Seijas a Morelo, quien, en la segunda chance que tuvo, convirtió el 1-0 cuando corrían 63 minutos de partido. Y fue ahogo posta: el conjunto de Pelusso supo aguantar cuando Nacional lo pasó por arriba, esperó que mermaran los físicos tricolores y se activó en el momento justo. Minutos después del gol de apertura, Morelo tuvo otra, pero el tiro dio en el lateral de la red. A los 73' fue Angulo el que estuvo cerca de aumentar tras tirar un taco que pasó cerca, hasta que a los 75' el ahogo pasó a ser (semi)condena tras el 2-0 que convirtió Seijas.
Pero Nacional, ya sin aire, siguió yendo y tuvo un par de ocasiones para descontar. A los 84' el Pacha Espino le pegó de volea dentro del área y el arquero Castellanos la envió al córner. Ya pasada la hora, Romero, Otormín y Eroza triangularon por derecha, el Colo cortó en diagonal, se la pusieron justita, pero llegó exigido, pateó desde el suelo y la pelota se fue arriba y los ánimos quedaron abajo. Aunque pudo ser otra la historia, el protagonismo se lo llevaron los colombianos.