EL PARTIDO entre tricolores y cerrenses tuvo de todo. Fue intenso por demás, bien jugado en varios tramos, con emociones para ambos bandos y con una clara superioridad de los ataques respecto de las defensas. El primer gol no demoró en llegar. Fue sorpresa, eso sí, porque los equipos apenas se paraban en cancha. Alfonso Espino quedó colgado en la salida de un tiro libre y el Coto Nicolás Correa quedó solo y definió bien ante la salida de Esteban Conde para concretar el 1-0.
El mérito de Nacional fue presionar bien arriba. Desde que recibió el tempranero gol y hasta prácticamente el cierre del partido, el bolso trató de frenar a Cerro desde la primera línea. Eso provocó que Cerro atacara poco en el primer tiempo, aunque con las chances que tuvo, mayoritariamente de pelota quieta, se las arregló para generar problemas. En la parte complementaria el que logró zafar de la presión tricolor fue un jugador formado en el Parque Central, Gonzalo Ramos, quien hizo un partidazo rompiendo con juego o pases la zona central de Nacional.
Durante los primeros 45 minutos el mayor voltaje en Nacional fue por la izquierda. Si bien ya no está Carlos de Pena, el argentino Barbaro se afianza, haciendo dupla por ese costado con el Pacha Alfonso Espino. Fue la salida por excelencia de los tricolores. Pero si bien Nacional intentó por abajo y tratando de profundizar con desbordes, fue de pelota quieta que llegaron las situaciones de gol, siempre con agarrones en el área. En uno de ellos el árbitro Darío Ubriaco pitó penal y Alonso lo cambió por gol al cierre de la primera parte.
Más intenso fue el arranque del segundo tiempo. Sebastián Eguren mandó un pase largo para Alonso a la carrera, el goleador se la pinchó a Sebastián Fuentes y el partido se puso 2-1. Y cuando parecía o se suponía que sería Nacional el que controlara el partido, apareció el mejor momento de Cerro. Con Nano Ramos como creador, los cerrenses empezaron a acercarse al arco de Conde. Le sacaron la pelota al tricolor y lo empujaron contra su área. Antes del gol de Urruti, fueron varias las chances que generaron. A Porta se la paró Conde, una del propio Urruti desfiló cerca de la línea del arco y salió por el costado, hasta que vino el pase quirúrgico de Ramos para dejar al activo delantero cerrense de cara al arco tricolor y que éste marcara el 2-2.
En ese momento, que tendría que haber sido de locura tricolor, Nacional mostró otro mérito: volver a empezar. Lo hace una y otra vez, así no encuentre la manera de salir jugando, así su rival no salga a marcarlos lejos, así -también- se quejen las cuatro tribunas por los pases para atrás. Nacional volvió a pensar en agrandar la cancha para generar espacios. Rodrigo Amaral, que jugó en la zona de volante central desde que Santiago Romero pasó al lateral derecho, fue el comienzo de las jugadas. Sebastián Fernández y Barbaro encontraron espacios y con ellos los goles: el 3-2 fue un pase servido de Alonso a Seba dentro del área; el 4-2 lo fabricó íntegramente el argentino, dribleando en corto de derecha a izquierda y pateando fuerte, inatajable para Fuentes. Sobre el final, Cerro encontró un penal y Porta achicó la distancia. Fue un intento tardío. Nacional no desaprovechó el traspié sabatino de los violetas en Belvedere, y ahora mira a todos desde arriba.