El pase finalmente concretado del volante Carlos de Pena al Middlesbrough, equipo que milita en la Football League Championship, la segunda división del fútbol inglés, centró la atención mediática en el inicio de esta semana. Idas y vueltas, versiones encontradas y un final con un retrogusto amargo para Nacional pautaron la transferencia al fútbol europeo del volante zurdo de 23 años. En el medio -hasta que el jugador estampó la firma en el contrato que lo unirá por tres años con el club inglés, en el que tendrá como compañero a Christian Stuani- pasaron muchas cosas.
El fin de semana el pase del jugador parecía inminente, y por ello no figuró entre los convocados tricolores para el partido del domingo con Wanderers. En varios contactos telefónicos el presidente de Nacional, Eduardo Ache, encaminó la negociación con Francisco Casal, propietario desde hace tiempo de 50% de la ficha del jugador; pero, al parecer, los números ofrecidos por el club inglés no convencieron al jerarca tricolor, por lo que el lunes temprano se consideraba que el pase no se iba a realizar. No obstante, el lunes al mediodía Casal le comunicó a Ache que el pase se hacía y que De Pena ya estaba en el aeropuerto pronto para partir hacia Brasil, donde horas más tarde se le realizaría la revisación médica de rigor previa a la transferencia. En una primera instancia, De Pena estaba en el aeropuerto pero decidió no subir al avión, dio marcha atrás (aparentemente, luego de una dura conversación con Ache) y volvió a Montevideo en auto junto a su madre, aunque en la rambla de Carrasco -como para agregarle un toque de dramatismo extra a la historia- tuvo un accidente de tránsito del que salió ileso, aunque no su mamá, quien iba al volante en el momento del choque, y debió quedar internada. Un rato después, al final de la tarde del lunes, De Pena pudo tomar el vuelo hacia el exterior, confirmando así su plena voluntad de irse a jugar a Europa, algo que le había comunicado a Ache hace algún tiempo. En esa ocasión, el presidente le había respondido al jugador que él no trancaría un eventual pase y que se quedara tranquilo, y ese mismo diálogo se dio el viernes, cuando parecía que el pase iba a satisfacer a las dos partes. Pero las cosas se desarrollaron de otra manera.
Aun ayer de mañana, en una entrevista con el programa A fondo, que emite la radio 1010, Ache afirmó, ostensiblemente irritado, que ni él ni la directiva de Nacional tenía el borrador del contrato, ni ningún documento que respaldara la transferencia. “No es un tema de plata sino de formas”, dijo Ache, al tiempo que reafirmaba que la situación ya había generado un daño irreparable, porque el jugador no iba a seguir jugando en Nacional y el club no recibiría la cifra que pretendía por el pase. Mientras el presidente decía esto, De Pena ya estaba en viaje rumbo a Inglaterra, según Ache, sin su anuencia. Desde la página tenfieldigital.com.uy, vocera oficiosa de Casal y su grupo empresarial, se afirmaba, por el contrario, que de De Pena salió del país autorizado por Nacional. A esa altura era inevitable el recuerdo de otras historias similares vividas en los últimos años en el fútbol uruguayo: jugadores que se van al exterior en medio de un escandalete entre el club y el representante del futbolista.
Sobre el mediodía y cuando los plazos apremiaban, porque ayer se cerraba el período de pases en el fútbol inglés, se supo que la directiva de Nacional finalmente autorizó, básicamente porque no tenía margen para hacer otra cosa, la transferencia de De Pena. La transacción dejará en las arcas tricolores una cifra cercana a los dos millones y medio de dólares, pero, más allá de eso, este incidente marca un nuevo choque entre Ache y Casal, dos hombres cuya relación ha fluctuado mucho a lo largo del tiempo. Hace algunas semanas, ambos negociaron juntos en Holanda el pase de Gastón Pereiro al PSV Eindhoven de ese país, un negocio que resultó altamente redituable tanto para Nacional como para Casal.
Ahora, con este cruce, la situación parece retrotraerse a mediados de 2003, cuando la puja entre Ache y el empresario llegó a un punto de tensión extremo porque Nacional negoció de club a club, sin intermediación de Casal, el pase del hoy técnico tricolor, Gustavo Munúa, a Deportivo La Coruña de España. Esta vez en el medio de todo, metido entre el choque de egos, quedó De Pena, que en este ingrato cruce corre el riesgo, muy a su pesar, de ser demonizado en el Parque Central.