-El 6 de setiembre del año pasado Fernando Curutchet te mandó a la cancha para reemplazar a Nicolás Olivera contra Peñarol; así debutaste en Primera. En menos de un año te consolidaste en Defensor Sporting, con Uruguay saliste campeón panamericano, con golazo incluido en la final, y ahora te cita Tabárez para la selección mayor. ¿Cómo vivís tantas cosas en tan poco tiempo?
-Ha sido todo soñado para mí. Desde que me ascendió Fernando todo fue muy rápido. En aquel tiempo yo estaba pidiendo para irme a préstamo a otro club, porque veía que no iba a tener mucha continuidad, pero cuando Fernando me dio la posibilidad traté de brindar lo mejor, de aportar para quedarme en Primera. Por suerte, me afiancé. De ahí vino la convocatoria para la sub 22 y me tocó jugar ese campeonato, y ahora estamos bien en la Sudamericana y en el Apertura.
-Curutchet te conocía de las inferiores. ¿Qué te pidió en aquel momento?
-Que diera ritmo, que aportara juego y que cuando pudiera rematara al arco desde afuera.
-¿Qué jugador sentís que sos hoy, con respecto al del debut?
-Me siento el mismo de siempre. Trato de dar siempre lo mejor, aunque ahora con un poco más de confianza. Esto me lo he ganado gracias al apoyo que me dan los compañeros, y eso es muy importante para mí.
-¿Con qué cosas esperás encontrarte cuando te pongas a la orden de Tabárez?
-Estar convocado para la selección mayor no es nada menor. Voy a jugar y compartir con los mejores jugadores nuestros. Es un sueño... Todavía no lo puedo creer, me sorprendió muchísimo la convocatoria. El Maestro es un gran técnico, le ha aportado grandes cosas a la selección y siempre la dejó bien parada: por algo está ahí. Es un proceso que viene desde hace mucho tiempo, y hay que tratar de ganarse un lugar dando lo mejor de uno.
-Qué lástima que justo te llaman y no van a estar Luis Suárez ni Edinson Cavani.
-Sí, es una lástima. Ya sólo con la idea de pensar en compartir vestuario con ellos... Pero bueno, hay otros grandes jugadores. Me han contado que es un grupo muy lindo. Espero poder entrar en confianza, entrenar al máximo, como siempre, y después, si me toca estar, trataré de dar lo mejor. Y si me toca quedar afuera, apoyaré desde ahí.
-En tu caso, que nunca jugaste en selecciones juveniles, el proceso continúa desde tu participación en los Panamericanos. ¡Qué cuadro armaron!
-Por eso te digo que estoy un poco sorprendido por esta citación. El proceso es importante, y a mí no me tocó estar hasta la pasada sub 22. Fue un lindo grupo, había muchos que se conocían de otras selecciones, y todos aportamos lo mejor. Yo estaba en un buen momento, pero tuvimos pocos entrenamientos juntos, sólo la semana anterior a viajar a Toronto. El grupo trató de unirse muy rápidamente, y eso fue lo que nos llevó al objetivo de ganar la medalla de oro. El partido clave del campeonato fue con Brasil: estar desde los diez minutos con un jugador de menos, que a los 80 te hagan un gol, y darlo vuelta como lo hicimos... no tiene palabras ese partido.
-Tu gol en la final fue la frutilla de la torta.
-Pah... Que me haya tocado marcar el gol en la final es increíble, un sueño del que todavía no caigo mucho. Por ahí, con el correr de los años me voy a dar cuenta de lo que logró esa selección.
-Sos de reivindicar la importancia de entrenar, de los que llegan primero a las prácticas y de los que se van últimos. ¿Es cierto que cuando fuiste con un amigo a jugar fútbol infantil a Tacurú no querías entrenar?
-[Se ríe] Es verdad, es verdad... Cuando arranqué en el baby fui por un compañero que me dijo para ir. Le dije que no me gustaba entrenar y él me convenció de que lo fuera a ver. Fui. El técnico me metió a practicar y yo no quería. Y la verdad es que me encantó el hecho de jugar.
-¿Es verdad que arrancaste de lateral?
-Sí, era lateral derecho. Era donde me ponía el técnico. Yo no tenía mucho conocimiento, tenía unos diez años. Después empezó a pasar el tiempo, me empezaron a poner más arriba y entonces me gustó mucho más.
-Y después, ¿cómo se dio la carrera?
-Había muchos gurises de Tacurú que estaban yendo al Prado a entrenar en Bella Vista. Un día le dije a mi padre que quería ir a entrenar. Como yo hacía horario completo en la escuela no me daba el tiempo, pero mi padre habló para que me dejaran hacer medio horario y empecé a entrenar en Bella Vista. Hice hasta quinta división, hasta que un día Juan Ahuntchain me llevó a Defensor.
-¿Defensor te llevó porque la rompiste en un partido contra ellos?
-Sí, en un partido al que fueron a ver a Gabriel Fernández. Anduvimos muy bien con Gabriel y después de un tiempo nos ficharon a los dos para Defensor.
-Golazo con medalla de oro en Toronto, golazo el otro día con Universitario de Perú por la Sudamericana. ¿Cuánto tiempo le dedicás a patear tiros libres?
-Muchísimo, hay que entrenarlo muchísimo. La pelota quieta es un fuerte que tengo, y sé que algunos partidos se pueden abrir desde los tiros libres. Siempre les pido a los entrenadores que me dejen patear luego de la práctica, a veces antes. Todos los días no se puede, porque las prácticas son diferentes, pero cada vez que puedo lo hago.
-¿Hay otras cosas en las que ponés ese énfasis para mejorarte individualmente, o entrenar por sobre lo planificado es una manera de retribuir con trabajo la posibilidad de jugar que te dio el club?
-Entreno para mí siempre, para mejorar. Pero, al mismo tiempo, el club te da todo, te brinda lo mejor y se pone a la orden. Entonces hay que pagar de la mejor manera, dando el máximo.
-¿Cuáles son tus expectativas?
-El fútbol me ha dado muchísimo, no tiene nombre. Me dio una oportunidad. Ahora hay que aprovecharla al máximo, consciente de que hay mucha gente a la que le gustaría hacerlo y no tuvo esa oportunidad. La expectativa está en Defensor. Jugar en el exterior no está en mi cabeza. Trataré de dar todo y el tiempo, los dirigentes o los empresarios dirán. Pero ahora es Defensor; venimos muy bien en la Copa Sudamericana, aunque no hay que descuidarse, porque es una copa muy dura. El Apertura recién empieza, pero vamos bien. Y bueno, quiero disfrutar de la selección.
-Hacés mucho hincapié en las raíces, en la vida familiar, en el barrio. ¿Por qué?
-La familia es fundamental. Están conmigo siempre, en todo momento. Mi padre no falta nunca, desde los tiempos de Bella Vista trata de estar siempre donde juegue. El barrio también me brinda su apoyo, desde que me veían de mañana bien temprano yendo a practicar. Son cosas importantes para mí.
-Son diez hermanos, siete mujeres y tres varones, ¿cómo es la convivencia?
-Es muy buena. Estoy acostumbrado a vivir en una familia grande y todavía es muy difícil que me pueda despegar de ellos, porque me dan lo mejor.
-Uno de ellos juega en la Liga Universitaria.
-Sí, Carlos. Juega en el Hangover, y además estudia y trabaja. Es lateral derecho y juega bien.
-Jugaste en la calle, en el campito, en el Franzini, en el Centenario, varios partidos en canchas sudamericanas, en la cancha sintética de Toronto, y qué lindo debe ser para vos imaginar dónde te puede llegar a tocar jugar. ¿Cada lugar aporta cosas? ¿Hay que adaptarse o es un mito?
-Todas tienen algo diferente, por más que uno quiera jugar siempre igual. Algunas veces era imposible jugar porque las canchas estaban mal; otras, no te podías ni quejar, como acá. Hay que adaptarse siempre a todo.