El ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, se reunió ayer en Pekín con su homólogo chino, Wang Yi. Durante la reunión el gobierno uruguayo puso sobre la mesa el tema del intercambio comercial entre China y el Mercosur. Según el canciller, este es un terreno en donde hay “un largo camino por explorar”. Desde la cancillería aseguraron que en este sentido Nin Novoa es “optimista”, a pesar de que la propuesta de la Unión Europea de sacar la carne vacuna de un tratado de libre comercio con el Mercosur fue “un golpe duro”. De todas maneras, alertaron que si durante estas negociaciones China propone un acuerdo comercial que deje afuera a la soja podría ser un “golpe demasiado duro”, del que el canciller no se podría recuperar.
Funcionarios gubernamentales que integran la delegación uruguaya aseguraron que el encuentro fue “muy fructífero”, ya que ambos jerarcas tuvieron la posibilidad, además, de intercambiar recetas sobre cómo aparentar ser de izquierda y aplicar políticas de derecha. “Obviamente, la situación de ambos países es muy diferente. China supuestamente es un país comunista y en realidad aplica políticas dignas de las derechas más extremas. Uruguay, en cambio, tiene un gobierno que supuestamente es de centroizquierda pero cada vez más se parece a la centroderecha. De todas maneras, algunas de las medidas tomadas por el presidente Tabaré Vázquez van un poco más allá; por ejemplo, elegir a un oligarca nacionalista como canciller, por lo que algunas coincidencias hay”.
Las fuentes consultadas explicaron que Nin Novoa estaba “especialmente interesado” en este intercambio, ya que le será muy útil en el diseño de su plan para evitar que Uruguay sea arrastrado en la restauración de las derechas latinoamericanas. Su estrategia consiste en que el gobierno dé un enérgico golpe de timón y vire hacia la derecha antes de que los partidos conservadores saquen al Frente Amplio del poder mediante algún semigolpe de Estado.