Con un doblete, Matías Santos, el Mago, les dio la clasificación a los bohemios para jugar la fase de octavos de final en la Sudamericana. El número 4 -usa ese dorsal en honor a Cesc Fàbregas-, uno de los líricos del equipo que heredó la conducción futbolística tras la ausencia de Nacho González -que aún debe cumplir dos partidos más de suspensión- había convertido el gol para la victoria de Wanderers como visitante en Barinas, y, para no perder la costumbre, volvió a hacerlo ayer en el estadio Luis Franzini, a los 88 minutos, cuando se iba un partido complicadísimo para su equipo.
El gol, que llegó tras un centro rastrero de Joaquín Verges y una palomita de Santos, fue un premio exagerado para los dirigidos por Gastón Machado, que tal vez en el global de la serie fueron más que Zamora, pero ayer sufrieron para quedarse con el pasaje a octavos, sobre todo después de la expulsión de Adrián Colombino, cuando aún quedaban 20 minutos para la finalización del encuentro. Los bohemios, que son el único equipo uruguayo que sigue en carrera en la Copa Sudamericana, irán por meterse en los cuartos de final la próxima semana, cuando enfrenten a Junior de Barranquilla. Si bien las fechas de los partidos recién serán divulgadas mañana por la Confederación Sudamericana de Fútbol, ya está establecido que los bohemios primero serán visitantes en la tórrida Barranquilla y cerrarán la serie en Montevideo.
Los goles se hacen
Zamora, con Pedro Ramírez como el estandarte de su fútbol -el mejor de la cancha- y Richard Blanco como amenaza constante en el ataque -juega bien y ya en la ida había complicado mucho a Wanderers- fue más que los bohemios y coqueteó con el gol durante todo el partido. Leonardo Burián, como siempre, se convirtió en figura bohemia para cerrar el arco, y Martín Rivas fue vital para que los venezolanos no se pusieran en ventaja cuando faltaba muy poco para que terminara el encuentro y los bohemios jugaban con diez futbolistas: la buena definición de un player venezolano no entró, ya sin Burián en el arco, por la estirada de Rivas, que la sacó de la línea, cuando el 1-0 estaba cantado para Zamora. Si bien la visita se podría haber puesto en ventaja en varias ocasiones y manejó la pelota con más peligro que Wanderers, los bohemios tuvieron sus chances, sobre todo con llegadas de Sergio Blanco, el capitán, que corrió un disparate ayer en el Franzini, y los buenos aportes de Manuel Castro y Rodrigo Rivero, que están encendidos. Con sufrimiento, el equipo uruguayo mantuvo el resultado conseguido en la ida hasta el final y pudo dar el cachetazo en la hora para que festejaran los 1.000 hinchas que enfrentaron el frío invernal en el Parque Rodó.
Wanderers no sólo está puntero en el Campeonato Uruguayo -viene de ganarle a Peñarol en el Campeón del Siglo-, sino que demuestra que juega a algo diferente, propone otra cosa para nuestro fútbol, pero cuando hay que meter, jugar “feo” y aguantar, también lo puede hacer. Eso le pasó ayer por la Copa Sudamericana, en la que ya superó dos llaves y está entre los 16 mejores de este torneo. El bohemio se quiere codear con la gloria y por ahora está haciendo puntos para que lo tengan en cuenta. En la próxima fase -octavos de final- Montevideo Wanderers se medirá con Junior de Colombia, que superó la llave que lo enfrentaba a Blooming de Bolivia.