El domingo se sorteó el fixture del Campeonato Uruguayo 2017 y, apenas minutos después, el puzle que había quedado armado comenzó a moverse, como es habitual en el fútbol local. Se tomó la decisión, previo al inicio del sorteo del calendario, de que los clásicos Peñarol-Nacional y Rampla Juniors-Cerro no fueran digitados, tal como pasó en la temporada anterior, en el Campeonato Uruguayo Especial. Así las cosas, las bolillas determinaron que el clásico de la villa caiga en la última etapa, la 15ª del Torneo Apertura, y el clásico entre carboneros y tricolores en la quinta fecha, el domingo 5 de marzo.
Hasta ahí, todo bien. O no tanto, por dos factores fundamentales. En primer lugar, se empezó a especular qué pasará con las cámaras de reconocimiento facial que, por decreto, solicitó el presidente Tabaré Vázquez y aprobó el Poder Ejecutivo como una de las medidas cuyo cometido es garantizar la seguridad en los espectáculos deportivos. Hasta el 31 de marzo hay tiempo para que esos dispositivos se instalen en el estadio Centenario, en el estadio Campeón del Siglo y en el Parque Central. Al parecer, tanto la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) como los clubes implicados son optimistas y se llegará en los plazos acordados, pero surgió una nueva piedra en el zapato. Peñarol debutará en la Copa Libertadores dos días después del partido con Nacional, el martes 7 de marzo -por reglamento, tiene que contar con al menos dos días de descanso antes de la competición en el exterior-. ¿Entonces? Las gestiones empezaron a hacerse pocos minutos después del sorteo, y se espera que tanto la Mesa Ejecutiva de Primera División como el Club Nacional de Football acepten el pedido de los aurinegros para adelantar el partido unas horas y jugarlo el sábado 4.