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El libreto del enemigo

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Las autoridades de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) se oponen a los artículos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que obligan a las empresas que adquieran los derechos de los partidos oficiales de las selecciones de fútbol y básquetbol, mayores y juveniles, a ceder la señal a algún canal abierto.

Lo hicieron saber en una nota remitida a la Comisión de Industria, Energía y Minería de la Cámara de Representantes a principios de setiembre, cuando solicitaron una entrevista que se agendó para la semana pasada pero no se concretó. El diputado frenteamplista Carlos Varela, que preside la comisión, afirmó que la delegación de la AUF no llegó en hora a la reunión.

Ese mismo día, el organismo tenía en carpeta un asunto directamente relacionado con la inquietud de la AUF: la modificación del inciso 1 del artículo 39 de la ley en cuestión, para imponer la emisión en abierto de todos los partidos oficiales de las selecciones. Así se superaría la restrictiva interpretación del texto original realizada por la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicación (Ursec), que explica que desde que rige la norma sólo se obliga a pasar por televisión abierta aquellos encuentros en los que las selecciones puedan clasificarse, campeonar o quedar eliminadas. Con tres votos oficialistas, dos nacionalistas y uno colorado, la comisión aprobó la reforma por unanimidad. A principios de noviembre, la iniciativa será puesta a consideración del Plenario de Diputados, que parece encaminado a darle su aprobación. Partiendo de la base de que la AUF cuestiona la norma original, se da por descontado que sus reparos se profundizarán ante el cambio propuesto. De no haber nuevas impuntualidades, su voz seguramente sea escuchada en la respectiva comisión del Senado, ya que el asunto aún no llegó a la cámara alta.

Prima facie, los argumentos de la AUF pueden parecer compartibles: el negocio del fútbol televisado se sostendría en abonados a cables y afines, y emitir partidos en abierto generaría menos afiliados y, por ende, desvalorizaría un producto fundamental para la subsistencia de la AUF. Sin embargo, el fundamento empieza a perder fuerza si se tiene en cuenta que, en el sistema actual, la única competencia cuyos derechos se negocian directamente es la Clasificatoria al Mundial. O sea, entre 18 y 20 partidos extendidos en tres años, lo que da un promedio inferior a siete juegos por cada una de esas temporadas. Si se incluye en la cuenta el año mundialista, el promedio puede desplomarse a menos de cinco partidos anuales.

Esos encuentros normalmente se emiten por la señal que televisa el fútbol local, la misma que emite más de 100 partidos anuales del Campeonato Uruguayo de Primera División. Parece más razonable pensar que los abonados existen porque quieren ver a su cuadro el fin de semana, más que porque esperen la televisación de una selección que tiene menos frecuencia que la línea 161 de CUTCSA. Fundamentalmente, quienes pagan el plus necesario para ver fútbol son los hinchas de los cuadros “grandes”, la amplia mayoría del mercado y los únicos con garantía de televisación en cada fecha del campeonato local.

En cambio, el negocio de televisar a la selección aparenta ser más atractivo en función de la venta al exterior y la publicidad, tanto la estática como la que aparece en la pantalla. Esa misma que será vista por varios miles de personas más cada vez que la empresa que adquiera los derechos deba compartir la emisión con uno, algunos o todos los canales abiertos. He ahí lo que no se dice: la cesión puede potenciar tremendamente la transacción. ¿Qué vale más? ¿Una tanda de VTV, o una de los tres canales privados en cadena? Además, la norma permite a que la obligación que impone se transforme en una nueva oportunidad de negocio. Es que el poseedor de los derechos está habilitado a vendérselos a los canales abiertos, dejando la cesión gratuita a la televisión pública como última posibilidad.

La ley podría aumentar el valor del producto y beneficiar a la AUF, que, increíblemente, por estas horas se defiende con los argumentos que Tenfield le pondrá para tratar de pagarle menos cuando se sienten a negociar antes de las próximas Eliminatorias. Esas mismas que debería vender por más.

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