Si al hincha mirasol le decían al inicio del campeonato que iba a tener un final tan auspicioso, no lo iba a creer. Se podía dar, y se había trabajado para ello, pero el premio de llegar a la última fecha con chance de pelear por la tabla acumulada parecía inalcanzable. La diferencia de diez puntos era lejana, y el buen momento de violetas y tricolores hacía que la única posibilidad que tenía Peñarol de ser campeón fuera adjudicándose el Clausura. Pero el equipo de Leonardo Ramos tuvo un semestre perfecto, con un equipo que salió a ganar siempre, que coronó de forma anticipada el torneo corto y que, gracias también a los traspiés de sus rivales, podrá llegar a definir la tan ansiada Tabla Anual.
Ahora todo se saldará el miércoles entre violetas y mirasoles. El que gane se adjudicará la Tabla Anual y, por ende, tendrá ventaja deportiva para la final del campeonato, que se jugará el domingo 10. En ese partido, si el equipo que tiene la ventaja gana, será campeón uruguayo. De lo contrario, habrá dos partidos más, en régimen de local y visitante.
Peñarol llega muy entonado a esta instancia y deja atrás los fantasmas del primer semestre, luego de haber vencido con luces a Defensor Sporting en el Clausura y con sus principales figuras en su mejor momento. Será un partido de mucha estrategia, entre dos entrenadores bichos, que tendrá dos estilos bien marcados que fueron fundamentales para cada uno.
Ganar y esperar
Por más que no dependa de vos, tenés que hacer tu parte. Con esa mentalidad salió a jugar ayer Peñarol, que de arranque no dejó pensar a Racing y al minuto de juego le hizo el primero de los cuatro goles de la tarde. Fabián Lolo Estoyanoff la llevó por la izquierda y tiró el pase al medio, el defensa cervecero Pablo Lacoste se cayó y Cristian Cebolla Rodríguez la dejó pasar por los caños. En el área la encontró Diego Rossi, que la calzó con un bombazo que fue inatajable para Bernardo Long. Los aurinegros mantuvieron ganando el ritmo y a los 10 minutos ya iban 2-0. En una contra rápida, en la que Racing cometió el error de no cortar, Rossi avanzó y metió un pase al medio para el Lolo, que definió por arriba del golero cervecero.
Para los de Sayago, el partido era una oportunidad única: con un empate se estaban clasificando a la Copa Sudamericana, sin importar lo que pasara con River Plate o Danubio. Pero todo les salió mal. El planteo inicial de Pablo Peirano se desmoronó por completo ante la eficacia aurinegra en esos primeros minutos del partido. Con lo que pudo, el albiverde se aguantó en el primer tiempo, pero la pasó mal.
Leonardo Ramos paró un 4-4-2, con un equipo muy ofensivo y aceitado. Otra vez el balance del equipo estuvo pautado por la presencia en la mitad del campo de Walter Mota Gargano y del Cebolla, que encontraron en la velocidad –por afuera– de Estoyanoff y Rossi un arma muy difícil de controlar. Por si fuera poco, la delantera comandada por los argentinos Maximiliano Rodríguez y Lucas Viatri era imposible de controlar.
Para el complemento Peñarol jugó muy tranquilo, más aun cuando las noticias que llegaban desde las otras canchas eran auspiciosas. Los goles de Fénix eran festejados en las tribunas del Campeón del Siglo, más los de Sud América, que ponían en aprietos a Nacional. Racing tiró la toalla rápidamente cuando en la reanudación del juego el rosarino Rodríguez puso otro gol para su equipo. Aun con más peso ofensivo, los de Sayago no pudieron hacer nada y los carboneros jugaron sin presión, aunque con el oído en la radio. Sobre el final, infaltable, cayó el gol del Cebolla, con una preciosa volea contra el palo.