El lacazino Cristian Cebolla Rodríguez volvió a Peñarol y jugó el sábado en Belvedere con Liverpool, 30 minutos que significaron el regreso, 13 años después de su partida, al club que lo vio debutar en Primera División. El volante de la selección uruguaya se mostró activo y con algunos pases de gol demostró que puede ser una pieza importante para el equipo de Leonardo Ramos. Eso desde el punto de vista individual. Al elevar la mirada y generalizar, se concluye que el partido entre negriazules y aurinegros fue vibrante, sobre todo en el segundo tiempo.
En la primera etapa se jugó más mal que bien. La cosa estuvo bastante entreverada y en el juego se destacó Liverpool. Con Nicolás Royón como figura, atacó a Peñarol y lo dejó varias veces en la difícil posición de defender el arco de Gastón Guruceaga.
Los carboneros deberían haber jugado gran parte del encuentro al menos con diez jugadores, porque Gastón Rodríguez atendió feo a Gonzalo Freitas, pero el árbitro Óscar Rojas le sacó una tarjeta amarilla que debió haber sido roja. En esa jugada el juez perdonó a Rodríguez, pero sobre el final del partido tuvo que expulsar a Nahitan Nández, que pegó una de más y vio su segunda amarilla. El capitán de Peñarol no estará en la próxima fecha en el partido con Boston River en el estadio Campeón del Siglo.
Por el lado de los negriazules, no sólo Royón fue fundamental para su equipo. En la defensa fueron fundamentales Guillermo de Amores, que atajó todo lo que le patearon, y Facundo Mallo, que no se cansó de sacar pelotas. Maximiliano Cantera tuvo el gol con un cabezazo, pero la pelota se fue afuera. Royón tuvo varias; incluso le anularon un par de goles por posición adelantada -la primera muy dudosa, la segunda clara-.
Mencionamos a De Amores, que le sacó una bola increíble a su ex compañero Junior Arias, que entró a jugar los últimos 30 y recibió una habilitación bárbara del Cebolla. Era el gol, pero no fue.
Los últimos minutos fueron de ida y vuelta, y se notó muy cansados a los protagonistas: la mitad de la cancha se usaba sólo como aduana de tránsito. Entre tantos intentos de uno y otro lado, casi llega el gol aurinegro, en la hora, por una incursión del lateral derecho Hernán Petryk, que con su zurda sacó un zapatazo y estrelló la pelota en uno de los palos del arco de De Amores. Como conclusión, los puntos que se repartieron tal vez hayan sido justos como resultado de un partido muy parejo y luchado.