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Matías Santos y Cristian Palacios, festejan el segundo gol de Wanderers a Cerro, ayer, en el estadio Luis Tróccoli. Foto: Pablo Vignali

Wanderers derrotó a Cerro en el Tróccoli y alcanzó la punta del Apertura

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Justificar el resultado de un equipo exclusivamente por el rendimiento de uno de sus jugadores, sobre todo en fútbol, deporte colectivo por excelencia, sería bastante arbitrario. Ahora bien, si el resultado no es algo ocasional y sí una consecución de buenos resultados, casi todo basados en la racha de su goleador, entonces sí corresponde decir que tanto ayer como en lo que va del torneo Wanderers está donde está porque cuenta con el aporte del delantero Cristian Palacios. Ayer el goleador nacido en la localidad salteña de Belén le dio el triunfo 2-1 a su equipo al convertir los dos goles, y además llegó a la marca de 12 tantos en nueve fechas. Soberbio.

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Agónica, en los descuentos y de penal. Así fue la victoria de Montevideo Wanderers ayer en el estadio Luis Tróccoli. Parece sacada de un manual de sufrimiento. De ese testamento del fútbol que tanto gusta al hincha y al que se le suma que fue como visitante, ingrediente que siempre tiene un sabor extra. Wanderers ganó por su goleador y en virtud de su efectividad cuando tuvo la pelota, pero también por defender muy bien cuando Cerro, que siempre fue y fue, lo arrinconó en varios tramos del partido.

El primer gol de Palacios fue algo inesperado. Transcurrían 25 minutos de un primer tiempo con dominio cerrense. Pero anda en racha el salteño producto de las divisiones formativas mirasoles. Recibió un pase del volante Matías Santos -apretado, más que un pase le tiró un cascotazo- y el goleador dio una media vuelta perfecta. Controló con la derecha y, en el giro, cargó la zurda para darle de volea, sin picar y desde afuera del área, cruzada y abajo. El remate goleador de Palacios fue una de esas pelotas imposibles de atajar para cualquier arquero. El Yesquero transformó un ladrillo en gol. Así los bohemios se pusieron en ventaja.

Excepto por eso, la figura del primer tiempo fue el arquero de Wanderers, Martín Rodríguez, una derivación lógica de lo que fue el partido durante los primeros 45 minutos, período en el que al bohemio lo atacaron por todos lados.

Cerro hizo bien el juego. Siempre fue. Abrió la cancha con la dinámica de Jonathan Barboza y Jorge Japo Rodríguez, y por su intermedio proyectó los laterales tanto en corto como en largo, además de que siempre intentó jugar en velocidad con el balón controlado. Pero no pudo convertir.

Dos buenas intervenciones del golero bohemio -ambas sobre remates del delantero Facundo Peraza; la más espectacular fue la que le sacó con el pecho, en la línea, luego de un cabezazo del delantero-, sumadas a algunas imprecisiones en la definición de sus propios delanteros, llevaron el partido al entretiempo igual que al principio.

Con inteligencia, el Wanderers dirigido técnicamente por el floridense Jorge Giordano leyó mejor el complemento y por eso terminó llevándose los puntos. Esperó a Cerro unos metros más metido en su campo. Con transiciones rápidas que, por lo general, sacaron Matías Santos e Ignacio González, podría haber ampliado la diferencia antes del empate.

El albiceleste, por insistencia y por lo que propuso -hay que destacar que los tres cambios que hizo el director técnico colombiano Diego Alonso Barragán fueron para potenciar su ataque-, llegó al empate a tres minutos del final. En una incidencia de ataque hubo una mano de un defensor wanderista, bien pitada por el árbitro Jonathan Fuentes, y el duraznense Maureen Franco, otro goleador que está picante en el Torneo Apertura, remató con precisión y puso el 1-1. No quiso saber de nada el talentoso Franco, que le pegó fuerte al medio del arco y a otra cosa, mariposa.

Como ocurre en los buenos cuentos -esos en los que parece que el telón se baja con la historia hacia un final previsible pero que, intempestivamente, viran hacia otro lugar-, en la última pelota del partido, cuando los cuatro minutos de adición ya casi se habían consumido, un centro desde la izquierda del ataque bohemio terminó siendo penal en favor de los del Prado.

En la impaciencia de querer sacarla, el Japo Rodríguez saltó con la pierna en alto dentro de su área y cometió una clara falta sobre un rival. En silencio y con gestos firmes, Palacios asumió la responsabilidad desde los 11 pasos. Le pegó muy bien y, a pesar del notable esfuerzo del arquero Yonathan Irrazábal, la pelota terminó adentro. El festejo alocado de los jugadores bohemios y de sus hinchas en la tribuna visitante del feudo cerrense coincidió con el pitazo final, que marcó la llegada a la cima de las posiciones de los visitantes y el fin del invicto de Cerro.

Con el clásico del miércoles, el calendario se pondrá al día. Luego quedarán seis fechas para dilucidar el campeón del Apertura. Falta mucho camino y son varios los equipos apretados por pocos puntos. Wanderers se entusiasma y con razón.

En el horizonte se vislumbra el partido del fin de semana, en el que se enfrentará a Nacional con la punta en juego. A ver quién lo cuenta.

MH.

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