Entre los numerosos errores cometidos por Raúl Sendic en los últimos años, hubo algunos que fueron determinantes para su caída y que aquí se presentan en orden cronológico.
Nacimiento. Ser el hijo de un político relativamente conocido puede ser un espaldarazo para iniciar una carrera política, pero cuando el apellido que se porta es el de una figura de la talla de Raúl Sendic padre, la presión puede ser abrumadora. Que haya nacido hijo del líder tupamaro y no de una figura de menos peso, como Eleuterio Fernández Huidobro, algo que le hubiera permitido salir airoso de cualquier comparación, da cuenta de una escasísima capacidad de planificación que se manifestaba desde antes de que existiera como ser humano.
Iniciación sexual. Raúl Sendic dejó bien en claro que los rumores sobre su homosexualidad no son ciertos y que le gustan las mujeres más que los souvenirs de Chicago. Ser gay hubiera representado quizá un golpe para su imagen pública, pero le hubiera resultado muy útil para atravesar estos momentos difíciles, ya que podría haber acusado al Tribunal de Conducta Política (TCP) de homofobia. Haber debutado con un compañerito de liceo a lo mejor habría salvado su carrera política.
Estudios en Cuba. El ex vicepresidente seguramente nunca fue una luz en los estudios: ¿era una buena idea estudiar en un país con un buen nivel educativo? Si buscaba un país con un gobierno de izquierda Angola hubiera sido una mejor opción. Allí le habría costado menos terminar una licenciatura, pero además, si de todas maneras se le complicaba para aprobar más de tres exámenes, podría haber comprado un título por una módica suma.
Compra rara. De todos los gastos realizados con la tarjeta de ANCAP, el que hizo en Divino fue el más conflictivo. Sus enigmáticas explicaciones al TCP, sumadas a la tendencia de la opinión pública a asociar a Sendic con tabúes de todo tipo, llevaron a muchos a concluir que había comprado un colchón para tener sexo con hombres, pero quería ocultarlo. En realidad, nadie sabe qué compró, pero si hubiera comprado una simple lámpara de pie a lo mejor todavía estaba en la vicepresidencia.