Ingresá

Alumnos de sexto año de la escuela 319, República Popular China, del barrio Casavalle, haciendo microorganismos eficientes nativos (MEN). Foto: Andrés Cuenca (archivo, julio de 2017)

Más y mejor

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El proyecto Entre Bichitos de los escolares de Casavalle busca crecer y crear una planta de bioinsumos.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

La Escuela 319 de Casavalle se interesó por los microorganismos eficientes en 2015. Se trata de un conjunto de seres vivos que al crecer se benefician entre ellos y, además, benefician al medio que los rodea; los niños descubrieron que servían para limpiar los pozos negros, los corrales, y, al mismo tiempo, fertilizar los cultivos. En 2016 decidieron crear sus propios microorganismos eficientes nativos (MEN), y durante ese año y el siguiente una cooperativa integrada por vecinos del barrio empezó a comercializarlos. En diciembre lanzaron una campaña de recaudación de fondos para construir una planta de bioinsumos donde sea posible generar más cantidades de MEN y otras variantes, para así aumentar el desarrollo científico junto con la capacidad productiva.

Federico Mesa, docente del grupo, detalló a la diaria que el proyecto consiguió financiación de la Universidad de la República (Udelar) y el Instituto de Investigaciones Clemente Estable (IIBCE) para desarrollar las dos líneas de investigación que habían iniciado los alumnos de la escuela junto a ellos y al programa Huertas Escolares de la Facultad de Agronomía de la Udelar: “Una línea era tratar de medir el impacto del MEN como inoculante para cultivos y otra ver el impacto en aguas residuales; los niños también sistematizaron formas de producción que después trasladaban a la cooperativa y se aplicaban”, comentó.

La construcción de la planta de bioinsumos ya está en camino, sólo necesita un impulso final. Según explicó Mesa,Fundación Juan Carlos Boccone, de San Jacinto, Canelones, prestó un galpón en desuso donde se instalará la planta, y lo único que queda por hacer es reacondicionar el lugar: ponerle un piso, arreglar el techo y controlar la temperatura para que no afecte a los organismos. Una vez que esté pronta, podrán producir más MEN para aumentar las ventas –que hoy ya llegan a todo el país–, lo que a su vez les dará más recursos para aumentar las investigaciones. Asimismo, esa planta quedará abierta a todas las instituciones educativas que quieran visitarla para saber más de los microorganismos.

Apenas se libren los fondos del proyecto en conjunto con la Udelar, a fines de enero se retomarán las investigaciones sobre los pozos sépticos, adelantó Mesa. El primer paso será en San Vicente, Montevideo, donde se identificarán familias que aún tengan pozos sépticos en su propiedad y se les ofrecerá colocar el producto en ella, se tomarán muestras antes y después de la aplicación de los MEN y junto al IIBCE medirán indicadores para ver si mejora la calidad del agua. Las experiencias piloto que se han hecho hasta ahora muestran resultados muy favorables, explicó el docente.

Además, para 2018 la idea es establecer formalmente la cooperativa de trabajo, para generar un empleo digno a personas del barrio que comercializarán el producto, mientras que los docentes y los niños también participarán pero desde el trabajo académico: “Como maestros, llegamos a 40 o 50 chiquilines por año. Lo que queremos hacer es que los MEN se sigan produciendo, que se siga investigando y desarrollando líneas científicas y educativas con más niños, apoyados en el trabajo barrial”, aseguró Mesa. Con ese objetivo es que consiguieron el apoyo del Municipio D y del Plan Juntos, además de las otras instituciones educativas.

Para el maestro, la planta de bioinsumos no sólo tendrá un alto valor académico sino también simbólico para los estudiantes de Casavalle: “Es un proyecto de clase que se fue por caminos insospechados. En febrero vamos a instalar un salón laboratorio que logramos conseguir para la escuela a partir de este proyecto, y ganamos un premio de educación solidaria, que es muy necesario para la escuela y el barrio, que es muy carenciado”. Subrayó que con la nueva planta se desarrollarán investigaciones con los niños de ambos turnos de la escuela y, mediante el programa de Huertas Escolares, otras instituciones podrán seguir trabajando en busca de más y mejores MEN.

Para apoyar

Para que el proyecto de la planta de bioinsumos sea una realidad, se abrió la cuenta de colectivo Abitab Nº 83307 “Planta Bioinsumos Colectivo Escuela Casavalle”, con la que cualquiera puede colaborar. A su vez, los MEN siguen a la venta: se pueden comprar en la cooperativa de la Escuela 319, que queda en Martirené esquina Gustavo Volpe. También se llevan a domicilio. Contacto: cooperativamen@gmail.com.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura