Última pelota. Córner desde la derecha para Cerro y todos arriba. Incluido Jonathan Irrazábal, su arquero. Liverpool se defendía con todo, pero con uno menos, porque Matheus Cuello se lesionó en la primera pelota que tocó y los dirigidos por Paulo Pezzolano jugaron con diez los minutos finales. El centro fue al borbollón, la jugada parecía diluirse sin efecto alguno, pero nadie sacó la pelota. Le quedó a Leandro Zazpe, que la cabeceó llovida; Jorge Bava no pudo hacer pie para saltar, se resbaló, y el Tróccoli explotó con el empate local cuando parecía derrota.
El partido fue parejo y estuvo bien jugado por ambos equipos. Siempre trataron de jugar al ras del piso, abrir la cancha por las bandas y no abusar de pelotazos frontales. Así, por abajo, vino el primer gol del partido. Juan Ignacio Ramírez, el delantero más de punta de Liverpool, se la pasó con calidad a Diego Guastavino y lo dejó de cara al arquero Irrazábal. El primer tiro fue trabado, pero la pelota le quedó en los pies, y ahí sí Guastavino la mandó al fondo del arco a los 38. Un 1-0 que pareció mucho pero que fue cierto.
El complemento fue igual de parejo. Al principio, Liverpool manejó mejor los hilos y tuvo chances de ampliar la diferencia. Hernán Tofi Figueredo contó con una adentro del área, pero Irrazábal la atajó muy bien. Ramírez también tuvo alguna, aunque menos clara.
Lo mejor de Cerro llegó con los cambios. La apuesta del técnico cerrense, Fernando Correa, fue poner a Maureen Franco y sacar un volante central. Una jugada arriesgada pero necesaria. El delantero jugó casi de 10, recostado a los delanteros y buscando siempre habilitarlos entre líneas. Así y todo, Liverpool parecía controlar el trámite. Cerrado en defensa, apretando la línea de volantes y con los delanteros ayudando en la presión. Pero hasta que llegó el final. No pudo con la pelota parada y se quedó apenas con el empate en los cuatro minutos de descuento.