Ingresá

Crecen casos de funcionarios del gobierno que afirman haber sido abducidos por extraterrestres o poseídos por demonios

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

“Jamás pediría que maten a todos los pichis ni que le hagan un monumento a Gavazzo; ese fue un espíritu maligno”, relató un jerarca.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Rivera Elgue, subsecretario de Defensa, y Leonardo Cipriani, presidente de ASSE, denunciaron la semana pasada haber sido víctimas de personas que se hicieron pasar por ellos o que enviaron mensajes sin su autorización desde sus cuentas de correo electrónico y redes sociales. Estos casos parecerían confirmar que hay una ola de usurpación de identidad a jerarcas del Estado, que no se da solamente mediante procedimientos tecnológicos. Un cargo de confianza del Ministerio de Salud Pública relató que hace 15 días “fui abducido por unos extraterrestres y luego enviado a la Tierra, pero con una entidad alojada en mi cuerpo que me llevó a hacer cosas por fuera de mi voluntad, como interceder ante gente del ministerio para que favorezcan a unos amigos míos, entre otras cosas terribles”.

Un jerarca del Ministerio de Defensa contó una experiencia similar, aunque en este caso con un demonio. “Cuando me contaron las cosas que había escrito en Twitter, no lo podía creer, porque no tenían nada que ver con mi forma de pensar. Lo que pasó fue que un enviado de Satanás se apoderó de mi cuerpo y tuiteó cosas haciéndose pasar por mí. Yo jamás pediría que maten a todos los pichis ni que le hagan un monumento a Gavazzo; ese fue un espíritu maligno que se aprovechó de que en cierto momento yo había descuidado mi fe. Afortunadamente llevamos un sacerdote a casa y me hizo un exorcismo. De todas maneras no quiero cantar victoria, porque estos demonios son muy arteros y pueden volver a apoderarse de mí”.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura