Rivera Elgue, subsecretario de Defensa, y Leonardo Cipriani, presidente de ASSE, denunciaron la semana pasada haber sido víctimas de personas que se hicieron pasar por ellos o que enviaron mensajes sin su autorización desde sus cuentas de correo electrónico y redes sociales. Estos casos parecerían confirmar que hay una ola de usurpación de identidad a jerarcas del Estado, que no se da solamente mediante procedimientos tecnológicos. Un cargo de confianza del Ministerio de Salud Pública relató que hace 15 días “fui abducido por unos extraterrestres y luego enviado a la Tierra, pero con una entidad alojada en mi cuerpo que me llevó a hacer cosas por fuera de mi voluntad, como interceder ante gente del ministerio para que favorezcan a unos amigos míos, entre otras cosas terribles”.

Un jerarca del Ministerio de Defensa contó una experiencia similar, aunque en este caso con un demonio. “Cuando me contaron las cosas que había escrito en Twitter, no lo podía creer, porque no tenían nada que ver con mi forma de pensar. Lo que pasó fue que un enviado de Satanás se apoderó de mi cuerpo y tuiteó cosas haciéndose pasar por mí. Yo jamás pediría que maten a todos los pichis ni que le hagan un monumento a Gavazzo; ese fue un espíritu maligno que se aprovechó de que en cierto momento yo había descuidado mi fe. Afortunadamente llevamos un sacerdote a casa y me hizo un exorcismo. De todas maneras no quiero cantar victoria, porque estos demonios son muy arteros y pueden volver a apoderarse de mí”.