Este sábado se realizó, como cada año, un homenaje a María de los Ángeles Corbo (que estaba embarazada), Héctor Daniel Brum, Graciela Estefanell, Floreal García y Mirtha Hernández, cinco militantes del Movimiento de Liberación Nacional cuyos cuerpos aparecieron el 20 de diciembre de 1974 en la zona de Capilla de Cella, en la ruta 70 de Canelones, torturados y acribillados. Se los conoce como los fusilados de Soca y en ese lugar donde aparecieron sus cuerpos se instaló, en 2008, un memorial que los recuerda, que en 2018 fue remodelado por iniciativa de la Comisión por la Memoria de los Fusilados de Soca.
Corbo, Brum, Estefanell, García y Hernández fueron secuestrados en Buenos Aires y traídos clandestinamente a Uruguay, donde fueron recluidos en la casona de Punta Gorda, conocida como Infierno Chico; luego fueron ejecutados y sus cuerpos abandonados en Soca.
En el homenaje de este sábado hablaron Nélida Chela Fontora; el pastor metodista Ademar Olivera; Carlos Garolla, director de Derechos Humanos de la Intendencia de Canelones; Charo Estefanell, por los familiares; Adriana Cabrera, por la Comisión Honoraria de Sitios de Memoria; el intendente de Canelones, Yamandú Orsi; y Gastón Grisoni, presidente de la asociación de ex presos políticos Crysol.
Grisoni, que habló en representación de Crysol, dijo que cuando construyeron el memorial, en 2008, lo hicieron “tomando la iniciativa de un grupo de ex presos políticos y de vecinos de la zona, para tributar un sencillo homenaje a un grupo de ciudadanos que la impunidad y la cultura de la impunidad mantenían en el más completo anonimato. Lo hicimos para reclamar verdad y justicia, y hoy, a 13 años, lo seguimos haciendo”.
En la proclama señaló que el asesinato de los cinco militantes fue “tan estremecedor como el hecho de que a 47 años del mismo debamos seguir reclamando justicia, sin que la causa judicial avance sustancialmente”, y “algunos de los más que probables involucrados en los sucesos hasta gozan de prisión domiciliaria, sin haber sido nunca, pero nunca, interrogados al respecto”.
Fue un crimen de Estado porque “la activa participación de integrantes de las Fuerzas Armadas uruguayas es un hecho indudable, al igual que la decisión de asesinarlos por parte del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), presidido por Juan María Bordaberry e integrado por el teniente general (r) Gregorio Álvarez”.
“Ante la ofensiva de los promotores públicos de la amnistía para los terroristas de Estado y de otros engendros parlamentarios como la prisión domiciliaria compulsiva, reivindicamos la justicia, la actuación del Poder Judicial, libre de presiones y amenazas de los cabildantes de turno y de acuerdo a las disposiciones legales vigentes”, dijo Grisoni refriéndose al proyecto de Cabildo Abierto (CA) que propone la prisión domiciliaria para procesados y condenados mayores de 65 años que se encuentren privados de libertad en cárceles. El proyecto fue presentado por los senadores Guido Manini Ríos, Guillermo Domenech y Raúl Lozano.
“La lucha por la justicia es la lucha contra la impunidad, contra la cultura de la impunidad, por las libertades formales, por afirmar y profundizar la institucionalidad democrática. Es la lucha por afirmar las normas de derechos humanos como pilares de la convivencia ciudadana, por dignificar la vida humana”, decía la proclama.
Desde Crysol aseguraron que desde la “Secretaría de Derechos Humanos del gobierno, en lugar de condenar el proyecto de prisión domiciliaria para los terroristas de Estado, se le quiere vender fruta podrida a la ciudadanía amplificando las tesis de la dictadura y del doctor Julio María Sanguinetti, para ocultar las responsabilidades de los dueños del poder”, haciendo referencia a los dichos de la entonces secretaria de Derechos Humanos Rosario Pérez, que ahora será designada vicepresidenta del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente en un enroque con Sandra Etcheverry.
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Por su parte, Orsi dijo que lo interesante de la construcción del Memorial fue la investigación. “Se suponía al principio cómo había sido, pero después fue mutando en base a las gotas de verdad que fueron apareciendo [...] Escarbar en nuestra historia e ir en la búsqueda hasta de los relatos es un trabajo interesante y a veces nos sorprendía por qué no habíamos avanzado más”, dijo. Agregó que “corresponde seguir analizando todas estas verdades y todas estas historias […] Cada relato, cada vivencia personal enriquece”. Aseguró que al encuentro no los convocó el odio ni la revancha, sino “nuestros ideales y nuestra convicción de que se debe busca la verdad” y acercarse cada vez más al “concepto de justicia”.