Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El anuncio de nuevos trabajos exploratorios para buscar yacimientos de hidrocarburos en la plataforma marítima uruguaya merecen algunas consideraciones primarias.
La conciencia ambiental ha avanzado mucho en el mundo durante las últimas décadas. Se reconoce cada vez más, por ejemplo, que el consumo de combustibles fósiles en el planeta implica riesgos graves para este y para la humanidad.
El negacionismo del cambio climático causado por la actividad humana ha perdido mucho terreno y vivimos un período de transición, en el que gobiernos y organismos internacionales asumen que el futuro debe ser distinto, pero eso no significa que ese futuro sea inminente. Entre otras cosas, porque uno de los datos de la realidad es que grandes poderes basados en los mercados petroleros hacen todo lo que está a su alcance para mantener sus enormes ganancias.
Uruguay es un país importador de petróleo, con importantes costos económicos. La diversificación de la matriz energética fue un avance estratégico, pero está claro que va a pasar un buen tiempo antes de que se pueda prescindir del combustible fósil, y parece muy poco probable que nuestro país (o cualquier otro) decida no buscar siquiera posibles yacimientos, para concentrar sus esfuerzos en la transición hacia fuentes renovables y limpias.
Más adelante, si esta vez hay hallazgos significativos, las cuestiones centrales tendrán que ver con los pasos siguientes. Entre ellas, el tipo de acuerdos orientados hacia la eventual explotación, que implicaría negociaciones con grandes empresas transnacionales, los estudios de impacto, las precauciones y las consultas amplias ante la posibilidad de un cambio muy profundo para Uruguay.
En enero de 2016, cuando la firma francesa Total informó sobre resultados alentadores de sus exploraciones preliminares en parte de la plataforma marítima, el entonces presidente Tabaré Vázquez tomó la decisión correcta al convocar a todos sus antecesores vivos (en aquel momento, Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle y José Mujica) para ponerlos al tanto de la situación y encaminar un intercambio, con miras a establecer lineamientos de una eventual política petrolera de Estado.
Vázquez anunció en aquel momento que el diálogo en la materia comenzaba con los expresidentes pero se ampliaría luego, para abarcar a dirigentes partidarios. No llegó a hablar de consultas con representantes de la academia y de organizaciones sociales, pero es claro que, si el proceso hubiera continuado, también deberían haber sido incluidos.
En agosto del mismo año, Total le comunicó a Ancap que los resultados de trabajos iniciados en marzo no habían sido los esperados, y la cuestión perdió destaque, pero los planes de exploración se siguieron desarrollando, y las concesiones actuales son parte de ese proceso.
Que Total no haya encontrado yacimientos explotables no fue un fracaso del gobierno de aquel momento, y que los hubiera encontrado no habría sido un éxito de ese gobierno. Lo mismo sucede ahora, y lo más importante es que el tema se encare del mismo modo que en 2016 o con mayor amplitud. Lo que está en juego es demasiado para actuar de otro modo.
Hasta el lunes.